Si bien conocidos los resultados de la nueva encuesta Adimark, todos los ojos se centraron en que la presidenta Bachelet obtuvo su nivel más bajo de apoyo (27%) de sus dos mandatos, pocos de los analistas y representantes políticos quisieron referirse a las cifras que entregaban respecto de las coaliciones políticas y el Parlamento.
En este sentido las cifras son decidoras: 78% de los encuestados evalúa negativamente el trabajo de la Cámara de Diputados y el Senado; mientras que la aprobación de la Nueva Mayoría alcanza el 18% y la Alianza un 13%. Cifras paupérrimas para quienes dicen hoy representar la voz de la ciudadanía.
La desconfianza en las instituciones políticas por parte de la ciudadanía y no se verifican acciones concretas por parte de quienes administran el poder por tratar de revertir esta situación, sino todo lo contrario al proponer, por ejemplo, el reponer el voto obligatorio para asegurar la “participación” de los chilenos y chilenas en los procesos electorales.
Para Francisco Figueroa, director de la Fundación Nodo XXI, está reacción de la clase política a la respuesta ciudadana tiene que ver “el sistema político, Concertación/Derecha, insisten en eludir las razones de su descomposición porque en paralelo a este descredito hay un intento de reponer el voto obligatorio. Entonces se buscan atajos para solucionar el problema de legitimidad de este sistema y eso no es más que ahondar el problema”.
En tanto, Jorge Ramírez, coordinador político del partido en formación Poder, señala que «La crisis del gobierno, de la Nueva Mayoría y la Derecha es terminal. No es necesario leer las encuestas para darnos cuenta, que la ciudadanía manifiesta permanentemente su descontento con esta forma tradicional de hacer política. La corrupción, la falta de democracia, el incumplimiento de las promesas en campaña y la desfachatez de la élite política para mantener sus privilegios han cavado su tumba. La ciudadanía cada día se siente mas desprotegidos por aquellos que -se supone- tenían la obligación de cuidar sus derechos»
De igual forma Ramírez expresa que «La profunda desaprobación del gobierno y su clase política, tiene un origen en las estructuras políticas y económicas neoliberales que construyeron durante 40 años la Derecha y la Concertación. Hoy sólo la ciudadanía a través de un mecanismo democrático y participativo podrán recuperar las confianzas en instituciones que deben estar al servicio de la mayoría y no del 1% mas ricos de Chile. El único mecanismo que asegura esta participación ciudadana es la Asamblea Constituyente”.
“Se requieren nuevas fuerzas políticas, hay un vacío de representación de amplios sectores de la ciudadanía que quiere una democracia que tome control de lo que pasa en la sociedad. Estos proyectos, Concentración y Derecha, no están en esa línea. Nosotros creemos que las fuerzas de cambio, democráticas y neoliberales, tienen que agruparse sobre la base de una independencia total del poder económico.” expresó Figueroa, que en 2011 fuera vicepresidente de la FECH.
A modo de solución Figueroa plantea “que creemos que tanto la lucha social y el tema electoral van unidas, las fuerzas deben agruparse para llevar a cabo los cambios que se deben hacer”.
Ramírez, para finalizar, sentencia directo y emplaza a la élite política nacional «El gobierno y su élite política debería hacer un gesto y convocar a una Asamblea Constituyente en los próximos 6 meses. Además los parlamentarios deberían renunciar y convocar a elecciones adelantadas».