América Latina es zona libre de armas de destrucción masiva. EEUU la usa para desarrollar armas bacteriológicas

Cuando el imperio japonés estaba derrotado, Estados Unidos lanzó el 6 de agosto de 1945 la primera bomba atómica en Hiroshima

América Latina es zona libre de armas de destrucción masiva. EEUU la usa para desarrollar armas bacteriológicas

Autor: Arturo Ledezma


Cuando el imperio japonés estaba derrotado, Estados Unidos lanzó el 6 de agosto de 1945 la primera bomba atómica en Hiroshima. El 9 de agosto repitió la “hazaña” en Nagasaki y con ese holocausto, el mundo, de una manera cruel y horripilante entró en la era nuclear. Era de esperar que los líderes políticos y económicos de la tierra, asumieran un nuevo código de ética para usar la energía atómica en beneficio de la humanidad, pero en la práctica la usaron para chantajearse unos a otros y mantener en vilo a la especie humana que comenzó a vivir la pesadilla de desaparecer bajo un hongo atómico.

Ante esa amenaza, 33 países de América Latina y el Caribe firmaron el Tratado de Tlatelolco que entró en vigencia el 25 de abril de 1969. Se trata de un acuerdo internacional para la Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina y el Caribe, con el objetivo de promover la erradicación de armas nucleares de esos países. Desde entonces América Latina es territorio libre de armas nucleares y de armas de destrucción masiva.

La II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños- CELAC- proclamó a América Latina y el Caribe como zona de paz, quizá como una lógica continuación del Tratado de Tlatelolco que la declaró zona libre de armas nucleares y de destrucción masiva, pero Estados Unidos, en su loco proceso de dominación neocolonial quiere que sea una zona de guerras de agresión imperial o un inmenso laboratorio para desarrollar las terribles armas bacteriológicas que acabarían con la humanidad.

El ex presidente de Colombia Ernesto Samper y en la actualidad Secretario General de la UNASUR rechazó los proyectos yanquis de militarizar América Latina y propuso la conveniencia de que la cumbre de presidentes americanos de Panamá se convierta en un foro para exigir a Estados Unidos el desmantelamiento de sus bases militares en la región al considerar que las bases militares de Estados Unidos son un peligro para el mantenimiento de la paz en América Latina y el Caribe que la Celac proclamó como zona de paz. Lamentablemente, la propuesta de Samper no tuvo eco en esa Cumbre de tantos discursos antiimperialistas y de prepotentes respuestas y desafíos del emperador de turno, curiosamente Premio Nobel de la Paz.

El presidente ecuatoriano Rafael Correa Delgado ejerce la presidencia pro-témpore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe -Celac- por lo que tiene en sus manos el inmenso poder para solicitar a Estados Unidos el retiro de sus bases militares y para exigirle el cierre inmediato y definitivo de los laboratorios que posee en la región, en los cuales realiza experimentos con datos y materiales biológicos destinados a la creación de nuevas bacterias y virus que irán a enriquecer el ya extenso y temido arsenal de armas bacteriológicas, contra las que no hay vacunas, por lo que liquidarían a la humanidad en poco tiempo. ¿Puede América Latina y el Caribe ser una zona de paz, libre de armas de destrucción masiva, si en su territorio existen bases militares con poderío nuclear y si ha sido convertido en laboratorio de espeluznantes investigaciones científicas y temibles experimentos que, eventualmente, podrían ser usados para acabar con la vida humana? Inclusive ya se han producido accidentes que han provocado el escape virus y bacterias que han ocasionado graves enfermedades con víctimas fatales.

Para evitar catástrofes insuperables se creó la COPREDAL -Comisión Preparatoria para la desnuclearización de América Latina- También se creó la OPANAL, organismo permanente, para la vigilancia del cumplimiento del tratado. “El Tratado de Tlatelolco cuenta de un Preámbulo, donde se expresan los objetivos que fundamentalmente son: consolidar un mundo de paz, para la supervivencia de los pueblos, contribuyendo a lo resuelto por la Asamblea General de las Naciones Unidas, bajo el número 1911, que dispuso que la Carta de las Naciones Unidas y los acuerdos regionales serían los principios que guiarían la labor de desarme de los países latinoamericanos y del Caribe, para su propio beneficio y el de toda la humanidad, y para no derrochar en armamento nuclear, los limitados recursos con que cuentan estos países, destinándolos a fines provechosos”

Pero Estaos Unidos se empecina en desatar guerras y en alcanzar su objetivo de neodominación. Para ese objetivo, después de 58 años de inactividad, revivió la IV Flota que merodea por las costas de nuestra América y el Caribe, y ahora quiere crear una nueva unidad denominada “Fuerza de Tarea de Propósito Especial Aire-Tierra de Marines-Sur”, para “controlar a América Latina” y que funcionará en la base militar estadounidense en Comayagua, en el centro de Honduras, conocida como Palmerola, donde se prevé la construcción del nuevo aeropuerto internacional de la capital hondureña. Estados Unidos, Francia, Inglaterra y la OTAN poseen 39 bases militares en América Latina y el Caribe.

Pero a más de las bases militares. Estados Unidos ejecuta serios intentos para imponer a los países latinoamericanos y caribeños la “cooperación” en el ámbito de bioseguridad lo que significa vía libre para el desarrollo de experimentos que vayan a elevar las posibilidades de destrucción de la humanidad, mediante el empleo de las terroríficas armas químicas y bacteriológicas monopolizadas por Estados Unidos. El imperio, desde varios años atrás, y por encima de la Convención para la Prohibición de Armas Químicas y Bacteriológicas, estableció en el Perú, (en Lima y la amazónica Iquitos), modernos laboratorios en los que realizan secretas investigaciones con el objetivo de enriquecer los estudios biológicos con fines militares.

Ya en septiembre de 2008, el Tribunal Dignidad, Soberanía, Paz contra la Guerra sostenía que para encubrir las verdades finalidades de esos laboratorios se han firmado convenios entre el Centro o Instituto de Investigaciones de Enfermedades Tropicales -NMRCD del Centro Médico Naval –CMST- y Centros de Estudios Superiores del Perú como la Facultad de Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.

En la actualidad está en rigor y plena actividad un bio-laboratorio denominado NAMRU-6- bajo la dirección del Medical Research Center que funciona en Lima. Está dirigido por un Oficial de la “Navy” con status diplomático asignado a la Embajada de Estados Unidos en la capital peruana como tantos otros jefes, directores o agentes de la CIA, de la Agencia de Seguridad Nacional o de algún otro organismo de espionaje.

El proyecto NAMRU- 6 está, totalmente, fuera del control del gobierno peruano porque sus miembros, inclusive, gozan del privilegio de inmunidad y por tanto cualesquiera que fuesen sus acciones quedan en el campo de la más absoluta impunidad.

El denominado Instituto de Investigaciones de Enfermedades Tropicales comenzó a funcionar por primera vez en 1983 mediante acuerdos en los que intervinieron la Marina de Estados Unidos, el Departamento de Estado y el Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú. El Objetivo era establecer programas de cooperación médica, mediante la investigación y estudio de enfermedades tropicales e infecciosas de interés mutuo. Aparentemente es loable el propósito de “ayudar” a los países del Tercer Mundo para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas y en especial las tropicales de elevada rareza. Para ese fin humanitario en apariencia, Estados Unidos ha instalado laboratorios especiales en Indonesia, Tailandia, Kenia, Egipto, Perú y tal vez en otras partes de la Amazonía y América Central y el Caribe.

Es permanente la visita de científicos del Centro de Investigación de Enfermedades Tropicales- Namru-6, Centro Médico Naval y de la Fundación Rockvill al Director científico de la Unidad Médica de Investigación N 6 (Namru-6) para realizar un acercamiento a la Institución, con el propósito de fomentar la colaboración e incentivar la realización de capacitaciones con el objetivo principal de desarrollar una agenda sobre enfermedades infecciosas para fortalecer el nivel de conocimiento y estar a la vanguardia de las cifras actuales que hasta el momento se tienen.

Siempre intentan “realizar un afianzamiento en la relación entre militares del sector de la salud en las Fuerzas Militares y fomentar el desarrollo de este programa a nivel regional y nacional, para que “impacte positivamente en la seguridad de estas comunidades”, así, con estos “intercambios” neutralizan a los militares que miran para otro lado en el momento del desarrollo de experimentos peligrosos que, por su naturaleza son una amenaza letal para América Latina.

Lo grave es que en Perú, en el laboratorio de Iquitos, el Naval Research Center Detachament, NMRCD tiene una prioridad: desarrollar investigaciones médico-militares para convertir a Iquitos en un enclave de elevado valor estratégico en el Hemisferio Occidental. Es evidente que estos laboratorios dependen del Pentágono que está muy interesado en desarrollar nuevos virus con fines militares. Ya se ha demostrado que en esos laboratorios se realizan estudios que están destinados para crear nuevas formas de virus que en realidad serán usados como armas bacteriológicas cuan do así exijan los objetivos de dominación imperial o para ejecutar “labores de ,limpieza poblacional”.

Y más grave es que el proyecto NAMRU-6 realiza experimentos con seres humanos “voluntarios” de la población local de Lima, de Iquitos o de cualquier parte. Los “voluntarios” son convertidos en conejillos de indias por módicas sumas de dinero y qué importa si las vidas se pierden, si sólo son hispanos subdesarrollados o personas de segunda o tercera categoría. Hay que recordar que los anglosajones estadounidenses se creen “raza superior”. Tampoco importa si los experimentos desatan nuevas epidemias no conocidas por los peruanos, ni por los latinoamericanos.

El NAMRU-6 en el Perú está constituido por científicos de vasta experiencia en investigaciones de la guerra bacteriológica. Así, por ejemplo, el Oficial a cargo tiene rango 0-5 en la Marina de Guerra, con el título de médico especializado en epidemiología. El Oficial del Ejército tiene rango 0-5 y es un médico pediatra hematologista, El Director del Comité Científico pertenece a la Marina de Guerra con el código GS-15, con alta especialización en virología, el Jefe de Parasitología tiene el grado 0-5 del Ejército y es médico con especialización en enfermedades infecciosas. El Jefe de Bacteriología, es médico de Marina con grado 0-3 con especialización en Microbiología y postgrado Ph.D. Otro científico de la Marina tiene la asignación 0-4 con especialidad en Epidemiología. Un militar Navy es grado 0-3 y es un científico entomólogo y también trabaja en ese Centro un científico de la Marina con grado 0-4 y con postgrado Ph.D y especializado en Microbiología y se completa el equipo yanqui con un miembro del Servicio Exterior que puede ser un agente de la CIA. Además el NMRCD incluye a 19 individuos que son el personal de apoyo administrativo, 19 técnicos en investigación en tanto que dos técnicos de laboratorio son asignados permanentemente a las instalaciones de la MNRCD en Iquitos. Para guardar las apariencias, el MUNRO-6 cuenta con un médico de la Armada peruana y tres técnicos enlistados. El Embajador de Estados Unidos en Lima es el que supervisa el trabajo de ese equipo de investigadores.

América Latina es un laboratorio de Estados Unidos para desarrollar armas bacteriológicas, sostiene prismasiglo21.

Estados Unidos padece el síndrome del terrorismo sin haber superado el síndrome de Vietnam por su derrota bélica. Cada síndrome es muy peligroso porque la que se creía potencia unipolar pierde espacio para beneficio del mundo que aborrece o rechaza las potencias hegemónicas. Esas derrotas le conducen al imperio a incrementar sus gastos militares y destinar miles de millones de dólares al año para aumentar las investigaciones en el desarrollo de nuevas y más poderosas armas de destrucción masiva, entre ellas, las armas químico-bacteriológicas. El imperio tiene un miedo que le corroe y que le ha contagiado a su pueblo hasta carcomerlo en su cotidianidad.

Pero Estados Unidos no agrede a pueblos, naciones y Estados sólo con poderosas bombas -incluidas aquellas denominadas bombas sucias como las de uranio empobrecido, sísmicas o de racimo, lanzadas desde aviones tripulados o drones-, tampoco se contenta sólo con invadir con tanques de guerra, cohetes y misiles teledirigidos desde buques de guerra o submarinos, o con millares de hombres y mujeres armados con sofisticados fusiles o ametralladoras, sino que quiere matar y destruir a más gente al menor precio, según las leyes del mercado.

No es de extrañar y menos sorprenderse que el Premio Nobel de la Paz, Barack Obama haya decidido emprender una guerra secreta por todo el planeta cuya magnitud total no se había revelado nunca del todo.

“A partir del 11 de septiembre de 2001, las fuerzas de Operaciones Especiales de EEUU han ido creciendo de forma inimaginable tanto en efectivos como en presupuesto. Más revelador ha sido, sin embargo, el aumento en los despliegues de operaciones especiales a nivel global. Esa presencia –en estos momentos en casi el 70% de las naciones del mundo- proporciona nuevas pruebas del tamaño y alcance de una guerra secreta que se está librando desde Latinoamérica a las tierras más remotas de Afganistán, desde las misiones de entrenamiento con sus aliados africanos a las operaciones de espionaje lanzadas en el ciberespacio.

Una parte de todos esos miles de millones de dólares que gasta Estados Unidos en sus guerras contra el mundo, está destinada al desarrollo de armas bacteriológicas que son experimentadas y probadas en laboratorios secretos ubicados en el Tercer Mundo y, en especial en América Latina, en la región amazónica dadas sus características geográficas, climáticas y de poca densidad poblacional.

Hace poco tiempo, forosdelecuador.com en su página web sostenía que no es ningún secreto que los Centros Virológicos estadounidenses se encuentra bajo el control del Pentágono (Ministerio de la Guerra). Formalmente decía, están investigando las toxinas en beneficio de la humanidad y solamente para la protección contra epidemias, pero cuando se necesita una verdadera ayuda, no se consiguen los antibióticos, ni ninguna clase de medicamentos que puedan salvar vidas afectadas por desconocidas y misteriosas enfermedades que aparecen en lugares cercanos a los igualmente misteriosos laboratorios colmados de estadounidenses.

Informaba que en el mes de diciembre de 2011, ocho militares brasileros se contagiaron de una enfermedad desconocida; cuatro de ellos perdieron la vida antes de que llegara algún tipo de ayuda y, en agosto del año 2012 otros seis militares presentaban los mismos síntomas.

Naturalmente que estos casos preocuparon al gobierno brasilero, pero jamás recibió -ni por elemental cortesía- ninguna información y menos los resultados de los análisis e investigaciones de esos casos que debía presentar el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CCPEEU, por sus siglas en inglés), a pesar de que se le entregaron todas las cepas necesarias para su estudio.

La web de foros afirma que el programa estadounidense de creación de armas biológicas hoy lleva el pomposo e inocente nombre de “Protección contra las amenazas biológicas”. ¿Qué se esconde tras ese nombre? ¿Qué entienden los yanquis sobre protección o amenazas biológicas? En el caso de los militares brasileros se puso al descubierto que los medicamentos para esas enfermedades desconocidas no llegaron nunca o llegaron muy tarde, como si quisieran significar que los resultados de las investigaciones biológicas deben servir sólo para grupos selectos, (léase estadounidenses).

Lo cierto es que las investigaciones continúan y se crean nuevos virus o se mutan para volverlos resistentes a todas las vacunas y antibióticos conocidos. Los trabajos de esos centros se mantienen en absoluto secreto, o sólo se conoce lo que ellos quieren que las masas y los gobiernos sepan con la tapadera de “humanitarismo”, para encubrir las violaciones permanentes a las disposiciones constantes en la Convención sobre Armas Biológicas que prohibió el desarrollo de armas químico-bacteriológicas y la realización de experimentos y ensayos en humanos vivos. ¿Acaso Estados Unidos, por ser imperio, tiene patente de corso para eludir el derecho internacional y aparecer ante los ojos del mundo como benefactor de la especie humana o adalid de la lucha contra el bioterrorismo?

Brasil no está solo en este asunto que ocasiona muertes y dolores increíbles a sus militares o habitantes civiles. El Perú es otro país que sufre afectaciones por los procesos de investigación de armas bacteriológicas. Ante la gravedad de la situación, el entonces Ministro Consejero Vitaliano Gallardo Valencia, Director de la Dirección de Seguridad y Defensa del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, exigía se le entregara información sobre elementos tóxicos desconocidos. El 11 de junio de 2011, recibió un Oficio firmado por el Capitán de Navío, MC. USM John Sanders, Comandante del NAMRU-6 en el que le decía: “Quisiéramos informarle que según “Public Health Security and bioterrorism preparendness and response act of 2002” los resultados de las investigaciones de las toxinas no están destinados para su divulgación o entrega a un agente extranjero, pues estos representan una amenaza potencial para la seguridad nacional.”

Los laboratorios están equipados con máquinas de últimas tecnología para realizar todo tipo de investigaciones que pueden ser utilizadas para la guerra bacteriológica. Una de las ramas de mayor atención del equipo, es la Microbiología con modernos enfoques basados en la teoría molecular.

En realidad debiera hablarse de armas biológicas, que es la utilización con fines bélicos de microorganismos (bacterias, virus, hongos, parásitos, riquettsias, etc.) y sus productos. Armas que pueden ser usadas en guerras rápidas o de desgaste, atacando a seres humanos o a vegetales y animales (para destruir fuentes de abastecimiento), o simplemente para crear terror en la población civil o militar, afectando a la capacidad de combate y/o productiva del adversario y quebrando su voluntad de lucha. Los microorganismos utilizados pueden usarse tal cual se encuentran en la naturaleza (se habla entonces de procesos de baja tecnología, rústica o cruda) o modificados por métodos biotecnológicos hasta obtener gérmenes de características genéticas nuevas (alta tecnología).

Según el Centro de Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, Atlanta) los gérmenes susceptibles de ser utilizados como armas, podrían clasificarse en tres categorías en función de su capacidad de transmisión, y su posible mortalidad. El primer grupo (categoría A) serían los agentes más peligrosos, entre los que se encuentra el ya popular ántrax:

 CATEGORÍA A: ántrax o carbunco (Bacillus anthracis); toxina del botulismo(Clostridium botulinum); peste (Yersinia pestis); viruela (Variola major); tularemia (Francisella tularensis)

 CATEGORÍA B: fiebre Q (Coxiella burnetti); brucelosis (diversas especies de Brucella); muermo (Burkholderia mallei)

 CATEGORÍA C: fiebre amarilla; tuberculosis multirresistentes; enfermedades víricas transmitidas por garrapatas (fiebres hemorrágicas y encefalitis) Por otro lado, la OTAN estudió los agentes biológicos con capacidad para ser usados como armas biológicas, seleccionando a un total de 31. Entre ellos también destacan el ántrax y la viruela.

ACTUAL ARSENAL DE ARMAS BIOLÓGICAS

El ántrax: Se trata de la bacteria “Bacillus anthracis”, que ha sido usada por décadas como arma biológica. Ahora por ingeniería genética, esta bacteria se puede modificar, de modo que sea resistente a los antibióticos. Cien kilos del bacilo esparcidos en una ciudad, durante una noche ventosa, podrían producir 3 millones de muertes.

La plaga: Se trata de la bacteria “Yersinia pestis”, culpable de la peste bubónica. Durante la Segunda Guerra Mundial, Japón distribuyó en China (Manchuria, en la ciudad de Quzhou), moscas infectadas con esta bacteria. Fallecieron más de 50 mil personas. Después de 60 años, aún se encuentran animales, como ratas, perros y gatos, con anticuerpos contra la peste bubónica, lo que indica que la bacteria aún está presente en esa área. (Efecto de la guerra biológica en China).

Fiebre Q: Es transmitida por la “Coxiella burnetti rickettsiae”, bacteria altamente infecciosa y resistente a la temperatura. Generalmente no produce la muerte, pero sí produce incapacidad.

Tuleremia: Producida por la bacteria “Francisella tularensis”, que es altamente tóxica. En un escenario teórico, si se distribuyeran 50 kilos de la bacteria en una ciudad, en dos kilómetros a la redonda, produciría la muerte en una de cada cinco personas infestadas.

Viruela: El virus causante fue erradicado en el año 1980, pero se mantienen muestras de laboratorios, donde están celosamente guardados. Pero bien puede ser que algunos virus hayan quedado sin declararse, en algún otro laboratorio. En manos de terroristas produciría estragos por la rápida expansión del virus. De producirse un brote de viruela, no se dispone de vacunas suficientes, por lo que no se podría detener la epidemia, que volvería a afectar a todo el planeta. Volver a producir la vacuna en cantidad suficiente, demoraría años. En el pasado, antes de la vacuna, la mortalidad era de un 50%.

Nuevas posibilidades

Aflotoxina: En un informe del Servicio de Inteligencia de los Estados Unidos, se sugiere que Irak, en el pasado, habría tratado de utilizar esta toxina como un arma biológica. Estados Unidos nunca probó que Irak mantuviera armas químico-bacteriológicas; sin embargo lo invadió y ocasionó más de un millón de muertos. Se trata de una proteína que produce ciertos tipos de hongos, que se desarrollan con la humedad en el maní almacenado, como también en otros granos. Es muy tóxica y produce daño hepático y cáncer.

Híbrido de virus de influenza y virus ebola: Se trata de una cepa de virus de influenza, al que se agregan genes que codifican las proteínas hemorrágicas del virus Ebola. Sería un arma muy temible, por la facilidad que se esparce el virus de la gripe y por la gravedad de las hemorragias propias del virus ébola.

Armas para asesinar

Toxina botulínica: Se trata de la sustancia más venenosa que se conozca. Un gramo de la toxina producida por la bacteria “Clostridium botulinum, sería suficiente (si se inhala) para matar un millón de personas.

Ricin: La toxina se extrae del grano castor. La toxina es neurotóxica y mata en pocos segundos.

Nuevas posibilidades

Saxitoxina: Se trata de un alcaloide neurotóxico, producido por un diflagelado que contamina los mariscos bibalbos. Produce parálisis y muerte.

RNA: Se trata de trozos de RNA preparados para bloquear el RNA mensajero, impidiendo así la producción de una proteína indispensable. Mediante esta técnica se puede silenciar cualquier gene.

Sustancia P: Se trata de una preparación en aerosol de este neurotransmisor (Sustancia P), que es mucho más tóxico que el gas “sarin”.

ESCAPE DE PELIGROSA Y MORTAL BACTERIA

Con peligrosa reiteración se producen graves accidentes, Recientemente informaron que en Estados Unidos encontraron una bacteria mortal en el exterior de un laboratorio de alta seguridad, el National Primate Research Center de Tulane, situado a unos 80 km de Nueva Orleans, (Lousiana) que trabaja sobre una vacuna contra esta bacteria. El accidente se habría producido recientemente, en tanto que las autoridades estadounidenses trataron de ocultar a la población el peligro que corría.

La bacteria en cuestión es llamada Burkholderia pseudomallei o bacilo de Whitmore que causa la muerte casi inmediata de la persona infectada. “Burkholderia pseudomallei puede causar una enfermedad potencialmente grave en las personas y los animales llamados melioidosis, que tiene una amplia gama de síntomas inespecíficos, como fiebre, dolor de cabeza, pérdida de apetito, dolor muscular y articular, y las infecciones son a menudo confundidos con otras enfermedades tales como neumonía o tuberculosis. Se sabe que la persona adquiere melioidosis con septicemia y abscesos que causa la muerte en dos y cuatro días. Un ciudadano que estudiaba lo que habría sucedido para que escapara la bacteria resultó contagiado y varios monos utilizados en el laboratorio fueron encontrados muertos en las cercanías de las instalaciones. Se informó que esa bacteria en su estado original se la encuentra principalmente en el sudeste asiático y en el norte de Australia. Puede transmitirse a humanos o a animales por contacto con el suelo o con agua contaminada. Está clasificada en la categoría de los agentes que pueden ser utilizados en bioterrorismo.

USA Today informó que a pesar del incidente, los responsables científicos indicaron que las investigaciones al respecto deben proseguir, pero “el hecho que las autoridades no puedan establecer cómo pudo producirse la difusión de la bacteria es muy preocupante», dijo al diario Richard Ebright, un experto en seguridad biológica de la Rutgers University, en Nueva Jersey.

HOY, desde Estados Unidos informaba que un peligroso, a menudo mortal tipo de bacteria que vive en el suelo y el agua ha sido liberado de un laboratorio de alta seguridad en el National Primate Research Center de Tulane en Louisiana. Decía que es el último de una serie reciente de accidentes de bioseguridad significativas en algunos de los laboratorios más prestigiosos del país donde se realiza la investigación sobre las bacterias y los virus que están clasificados como agentes bioterroristas potenciales.

«El hecho de que no pueden identificar cómo se produjo esta versión es muy preocupante», dijo Richard Ebright, un experto en seguridad de la biotecnología de la Universidad de Rutgers en Nueva Jersey, quien testificó ante el Congreso el pasado verano a raíz de los incidentes de laboratorio en las agencias federales que implican el ántrax, la viruela y una cepa mortal de la gripe aviar.

La fuga de esa bacteria, “es muy preocupante para nosotros», dijo Andrew Lackner, director del centro de primates de Tulane. «Desde el principio hemos pasado una enorme cantidad de tiempo tratando de averiguar cómo pudo haber sucedido.»

Lackner dijo que la investigación hasta el momento indica que los cuatro macacos (muertos) fueron expuestos a las bacterias, mientras que siendo atendido en el hospital veterinario de la compleja y subrayó que l, pero dijo con desparpajo que «Nunca ha sido una amenaza para la salud pública».

Sin embargo, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, que lidera la investigación de la violación de laboratorio debido a que la bacteria se clasifica como un agente bioterrorista potencial, dijo que su investigación está en curso y que en este momento.

El incidente puede ser más grave de lo que se quiere ocultar puesto que un comunicado de laboratorio confirmó, CDC ordenó el cierre del Centro de Primates de Tulane y detener toda la investigación con Burkholderia pseudomallei y todos los otros patógenos que se clasifican como «agentes selectos», término del gobierno federal para las bacterias, virus y toxinas que supongan una amenaza para la salud pública o la agricultura y tienen el potencial para ser utilizado como armas biológicas.

VIRUS EBOLA NUEVA ARMA DE DESTRUCCION MASIVA DE EE.UU

Fabríz’zio Txavarría Velázquez. Investigador del CENIC (División de Estudios Avanzados). Afirmaba que detrás del reciente rebrote del virus EBOLA en África y su diseminación por el Mundo estaría nuevamente la mano negra de EE.UU y su laboratorio de investigación de armas biológicas de Fort Detrick en Maryland EE.UU, y su Laboratorio denominado P4 (P4 Laboratory), dirigido por el Departamento de Defensa (DOD-U.S. Departament of Defense) y el Pentágono, lugar donde se habría modificado y alterado el virus desde hace ya varios años, para su diseminación fatal, todo con el afán del beneficio económico de esta industria de armamento biológico y/o farmacéutico, como también en cumplimiento de la agenda de despoblamiento de extensas zonas planetarias, lo más grave es que el centro de Fort Detrick ya dispone de las curas para varios de los virus diseminados en el mundo por ellos mismos, como el del HIV/AIDS , Antrax modificado y el caso del mismo EBOLA también modificado por ellos, los antídotos o curas, no lo difundirán o saldrán a luz hasta ver cumplidos varios de sus objetivos planeados.

Según la investigadora Káren Méndez de la red RT, investiga a fondo la relación que tiene el Centro Militar de Investigaciones Biológicas estadounidense Fort Detrick con el reciente brote de ébola en África y a quién han beneficiado las pandemias a lo largo de la historia, en especial a la mafia Biotecnofarma.

La alarma que generaron en la población mundial distintas corporaciones mediáticas, especialmente la CNN, sobre el brote de Ébola en países de África, y luego su insistencia sobre la vacuna que se encontró para curar esta enfermedad, dejó al descubierto muchas cosas y el beneficio económico se le quiere dar a ciertas corporaciones de biotecnología y bio-farmacéuticas muy relacionadas al centro militar de investigaciones biológicas de FORT DETRICK.

Recordemos hace poco, el 22 de junio de 2014, denunciábamos también la liberación deliberada al aire de una nueva bacteria mortal de ANTRAX por parte de EE.UU, tras un experimento militar. La nueva bacteria ANTRAX formaba parte de un Programa ultra secreto de creación de nuevas armas biológicas por parte del Pentágono de EE.UU y de su Complejo Militar Industrial, en su plan secreto de creación de un nuevo tipo de bacterias más resistentes para la eliminación de los seres humanos, solo restaba la fase de desactivación de la bacteria, en la creación del antídoto y sólo se dieron cuenta de un fallo en el proceso, cuando ya era demasiado tarde. En esa oportunidad más de 100 científicos militares fueron expuestos a la cepa letal de ántrax. Por este Proyecto secreto de DARPA, el mismo Presidente OBAMA y las autoridades del Pentágono, estarían en la mira de ser juzgados por las Leyes Internacionales por crímenes contra la humanidad, por lo acontecido. Autorizaron la creación de un virus de similitud a otros patógenos como el VIH, nuevamente en sus laboratorios militares y el complejo de FORT DETRICK nuevamente se encontraba involucrado en el Proyecto.

FORT DETRICK CENTRO DE DESARROLLO DE ARMAS BIOLOGICAS

El Fort Detrick, ubicado en Maryland (EE.UU.), es un centro de investigación biológica y de desarrollo de armas químicas-biológicas que desde hace más de 50 años se dedica a modificar virus con fines militares, como a detectar enfermedades mediante una “manipulada ingeniería de la infección”.

Fort Detrick ha sido el centro de programa de armas biológicas de los Estados Unidos entre 1943 hasta el presente, heredando a la vez toda la base de datos de armas biológicas de la Alemania nazi, creando una oficina para este propósito el Instituto de Enfermedades Infecciosas del Ejército (USAMRIID).

Y es que una de las tantas cosas que copió el gobierno estadounidense del nazismo fue su programa de guerra biológica que se aplicó durante el Tercer Reich. A través de la Operación Paperclip, los servicios de inteligencia y militares de EE.UU., llevaron de forma secreta a EE.UU. a más de 700 científicos nazis para extraer de ellos todos sus secretos en armas químicas y experimentación médica biológica.

Se denuncia que desde Fort Detrick se modificaron e inocularon virus como el HIV/AIDS, Ébola, Peste bubónica, Antrax y Virus del Nilo Occidental, ya desde 1960. En los años 70 el Fort Detrick cambió de nombre. Ahora se llama instalaciones Frederick para Investigación sobre el Cáncer, que es supervisado por Departamento de Defensa, el Departamento de Seguridad Interna, CIA e Instituto Nacional del Cáncer (NCI-National Cáncer Institute). Es también en este centro donde se desarrolló el Programa Especial de Cáncer por Virus (SVCP – U.S. Special Virus Cancer Program) también dependiente del Instituto Nacional del Cáncer, un programa secreto del DOD y el Pentágono sobre la Investigación del Cáncer (1962-1978), donde inicialmente en este laboratorio se intentaba diseñar una especie de cáncer contagioso que pueda eliminar y matar selectivamente al enemigo.

La Investigación y desarrollado de nuevos patógenos es llevada a cabo por la División de Operaciones Especiales (SOD-Special Operation Division), con científicos de Ft. Detrick, Maryland bajo la supervisión de la CIA Agencia Central de Inteligencia de EE.UU, la Agencia MI6 de Inglaterra y la División en Investigación y Desarrollo de Patógenos del Mossad Israeli, varios de los proyectos tienen carácter confidencial y ultrasecreto. Una referencia a estos proyectos puede encontrarse en “la Comunidad de Inteligencia” por Fain et al, Bowker, 1977.

Litton Bionetics Corp, una contratista de armas biológicas para el DOD Departamento de Defensa de EE.UU, también estuvo involucrada en el SVCP junto al NCI para el desarrollo del virus y patógenos letales, y obtuvo millonarias ganancias desde 1960 hasta finales de 1972.

UN LARGO EXPEDIENTE DE BIOTERRORISMO

En el año 2011, el ex presidente de Guatemala, Álvaro Colom, denunció que Estados Unidos inoculó enfermedades venéreas en 696 guatemaltecos durante 1946 y 1948, con el pretexto de vacunaciones a la población. Ante semejante escándalo, lo único que dijo Estados Unidos fue «discúlpenos». Pero Guatemala no fue el único país víctima de estas aberraciones científicas de EE.UU., es larga la lista de crímenes de lesa humanidad que ha cometido ese país en su guerra biológica.

En 1931, Cornelius Rhoads patrocinado por el Instituto Rockefeler y quien formó parte de la Comisión de Energía Atómica de EE.UU., infectó a cientos de ciudadanos puertorriqueños con células cancerígenas mientras realizaba experimentos médicos.

En 1951, Estados Unidos utilizó plumas de aves infectadas con Ántrax modificado, para provocar peste en Corea del Norte y luego inocular fiebre amarilla en ese país.

En 1962, EE.UU. contaminó un barco de caña de azúcar que hizo escala en puerto rico rumbo a la Unión Soviética.

En 1966, el Pentágono hizo quebrar varias ampollas de Bacillus subtilis en las rejas de ventilación del metro de Nueva York exponiendo a más de 1 millón de personas a esta bacteria.

En 1970, Fort Detrick desarrolló técnicas de biología molecular para producir retrovirus a partir de otros mediante la manipulación genética, hoy conocido como VIH, todo como parte de un Proyecto Militar para Africa, esto fue denunciado luego por varios oficiales militares de alto rango, lo curioso es que los mismos descubridores del virus en 1984, eran los mismos participantes del proyecto militar en 1970, y nadie dijo nada al respecto, culpando a unos monos africanos de tan letal virus de la diseminación.

En la década de los 70, EE.UU. desarrolló la Operación Mangosta. La CIA inoculó en Cuba distintos virus como Epifitia Roya de la caña para afectar distintas zonas cañeras del país, fiebre porcina africana, que obligó a sacrificar a más de 700 cerdos y el moho azul del tabaco que destruyó más del 85% de esas plantaciones.

En 1981, en Cuba, introdujeron el virus del Dengue Hemorrágico nuevamente modificado, que le costó la vida a 158 cubanos, de ellos 61 niños. Desde esa vez este virus ha causado millones de muertes en Sudamérica, con el visto bueno de EE.UU.

En 1990 en Los Ángeles aplicaron de manera experimental la vacuna del sarampión en bebes negros e hispanos, la población más dócil, a quienes inoculaban con cepas de virus de prueba modificados, como parte de un Proyecto del DOD de EE.UU, para ver los efectos de estos nuevos virus.

En 1995, el Gobierno de EE.UU. admitió que les ofreció a criminales de guerra y científicos japoneses cuantiosas sumas de dinero e inmunidad a cambio de información sobre las investigaciones que realizaban sobre guerra biológica, otro Proyecto similar al de Paper Clip para los nazis.

Nuevos virus y bacterias matan seres humanos en todo el mundo. Dengue, el chikungunya, conocido además como artritis epidémica, diversas cepas de gripas, infecciones mortales, enfermedades raras y al parecer incurables y resistentes a todo tipo de antibióticos amenazan a la especie humana y detrás de cada virus mortal o bacteria inmuno-resistente, bien podría estar la mano criminal de la guerra bacteriológica desarrollada por el imperio del terror: Los Estados Unidos de Norteamérica.

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