El Colegio de Arqueólogos de Chile hace un llamado de atención respecto a los daños irreversibles que ha provocado esta competencia al Patrimonio Natural y Cultural, que de realizarse un año más agravaría la situación.
Estimados Medios de Comunicación y Comunidad en general:
El Colegio de Arqueólogos de Chile A.G. hace un llamado a las nuevas autoridades a revisar las irreparables consecuencias al Patrimonia Natural y Cultural de la realización de una nueva versión del conocido Rally Dakar Argentina-Chile. Respecto a la parte del Patrimonio que nos atañe, lo Arqueológico, debemos señalar que se trata de vestigios únicos, descubiertos y por descrubrir, de la presencia de nuestros antepasados en el territorio nacional. Se trata de restos de los primeros pobladores de América, la presencia del Imperio Inca, la llegada de Diego de Almagro y sus huestes, la guerra del Pacífico o el glorioso auge de la explotación minera del salitre. Evidencia que ha sido escasamente estudiada y merece ser protegida por la preservación de la historia de Chile.
Tras el paso del Dakar 2009, el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) constató el daño a sitios arqueológicos en la IV región, pese a que los organizadores del evento aseguraban públicamente que se habían llevado a cabo estudios ambientales previos. Este año, para “paliar” esta situación, se destinaron recursos para prospectar y mitigar un trazado de aproximadamente 2.000 km de largo, a sólo un mes del inicio de la prueba. Condiciones que están lejos de las ideales para proteger el patrimonio arqueológico, más aún si es sabido que estas rutas no son las definitivas (sea por el resguardo de la confidencialidad de éstas antes del inicio de la competencia o por las imponderables desviaciones de los pilotos). Y si bien esta vez se logró cercar provisoriamente algunos de los más de cien hallazgos, sabemos que hay otros que se impactarán irremediablemente.
Esta situación se contradice fuertemente con las tendencias promovidas en los países desarrollados en cuanto a la protección del Patrimonio, naciones que van a la vanguardia y que han adoptado y superado las convenciones internacionales. De hecho van en contra de las normas que ha propuesta la UNESCO desde que se sientan las bases de la protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural en la «Convención del Patrimonio Mundial Cultural y Natural», la que fue aprobada por la Conferencia en su 17ª reunión, realizada en París en noviembre de 1972.
Debemos constatar el hecho de que uno de los procesos que lleva a cabo Chile, en conjunto con Bolivia, Perú y Argentina, es la postulación como Patrimonio de la Humanidad del Qhapaq Ñan o Camino del Inka, el cuál en algunos tramos se interna desde la cordillera de Los Andes por el desierto de Atacama hasta la costa. Acciones que se ven indirectamente afectadas por el paso del Rally.
Por otra parte, hay que hacer notar que cuando el rally era efectuado en el Viejo Mundo el recorrido por Europa era con fines publicitarios por carreteras y no a campo traviesa. La verdadera prueba era corrida en África, en países que no han puesto mayores restricciones que sus propios problemas políticos. Desde su inauguración en 1979 el rally París-Dakar ha cobrado 56 vidas, entre ellos 20 pilotos y 36 espectadores. Tres de ellos corresponden a la versión Argentina-Chile.
Según la información que hemos recopilado y las observaciones que nos han efectuado miembros de la Comunidad Arqueológica sobre el Rally Dakar Argentina-Chile nuestra preocupación se resume en lo siguiente:
1. En cuanto al evento:
1.1. Si bien es posible llegar a acuerdos que regulen el evento según las normas de la ley n° 17.288 y n° 19.300, que contemplen un tiempo adecuado para la realización de una intervención arqueológica (prospecciones, excavaciones, cercado y otro tipo de protección de los sitios), es prácticamente imposible controlar que los pilotos se desvíen de la ruta trazada por los organizadores de la competencia. Como bien sabemos el piloto Francisco ‘Chaleco’ López en el 6° día de competencia estando en el primer puesto del grupo erró la ruta llevándose tras de sí a un grupo de competidores, en un tramo entre Antofagasta e Iquique, una de las zonas más sensibles arqueológicamente hablando dado que se encuentra la mayor parte de la oficinas y pequeños campamentos asociados a la explotación del salitre, y una importante suma de sitios prehispánicos, entre ellos varios grupos de geoglifos únicos en el área Andina.
1.2. El evento Rally Dakar fomenta dicha actividad en el territorio nacional, estimulando a cierto grupo de la población a replicar las ‘hazañas de los pilotos’. La actividad amateur queda fuera de toda norma y por ende, fuera de todo control por parte de la autoridades del Patrimonio. Ello provocaría daños aún peores ya que las rutas de los aficionados serían definidas sin considerar criterios de orden patrimonial.
2. En cuanto al Patrimonio:
2.1. El Estado-Nación se constituye como órgano cerrado que mantiene su cohesión gracias a una identidad oficial de sus ciudadanos. La identidad se genera desde la propia historia que se desarrolló en el territorio que hoy denominamos Nación. Dicha historia ha producido múltiples legados, entre los cuales encontramos los monumentos. Estos son utilizados como elementos simbólicos que sintetizan los valores y las normas de la identidad de una nación. Un claro ejemplo de esto es el testimonio hundido de la Esmeralda en las costas de Iquique, la cual representa la nobleza de la armada de chilena.
Asimismo, el patrimonio cultural constituido originalmente como articulador de una identidad nacional homogénea, se convierte hoy en un concepto amplio que permite también fortalecer las identidades étnicas y locales, en tanto testimonio del pasado y de la diferencia. Claro es el caso de San Pedro de Atacama en donde las comunidades atacameñas se han empoderado de los recursos culturales, utilizando su propio pasado para revitalizar su cultura además de un elemento que fomenta el turismo, y por ende aumenta los recursos financieros de la zona.
La historia de Chile tiene una riqueza que explica el carácter de nuestra identidad, y los rastros de ese pasado son el recordatorio de que esta tierra no es propia. Mientras más contundentes las evidencias más completa es la historia del pasado de nuestro territorio, lo que nos haría valorar y proteger nuestro país. La destrucción del Patrimonio Cultural y Natural atropella simbólicamente los valores esenciales del Estado y su ciudadanía, más aún cuando se trata de un evento en que los beneficios son escasos para Chile en comparación con el daño irreparable que se está provocando.
COLEGIO DE ARQUEÓLOGOS DE CHILE A.G.
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