Con suspicacias no se construye la paz

En los establecimientos educacionales chilenos se conmemoran los principales acontecimientos históricos   con  contenidos reales y objetivos específicos estipulados en los programas de estudio emanados del Ministerio de Educación.

Cada 21 de mayo se recuerda el combate naval de Iquique y se conmemora esta fecha con especial  sentido patriótico  destacando el valor de nuestro capitán Arturo Prat Chacón que dio  su vida en aras de la patria así como cada 18 de septiembre se conmemora nuestra independencia nacional.

Se hace mención especial a la generosa actitud del héroe peruano Miguel Grau después del combate naval en la rada de Iquique al enviar a la viuda de Prat todos los efectos personales del capitán, junto a una afectuosa carta reconociendo el valor del insigne marino, muestra fehaciente de la  forma que siempre fueron analizados los actos valientes y generosos.

En nuestros colegios educacionales no se hace apología a la guerra ni a la confrontación,  y no  se denigra la  nacionalidad de quienes por diversas razones han determinado vivir en nuestro país.

A pesar del tiempo transcurrido de estos terribles conflictos armados, las heridas no se han cicatrizado y las causas del enfrentamiento bélico se  distorsionan permanentemente y se crean conflictos diplomáticos artificiales y que de hecho sólo conducen a inevitables odios y rencores causales de ciertos distanciamientos que a nada conducen en la vida de los pueblos.

Cuando los hechos históricos se  enseñan en los colegios a los alumnos y luego al pueblo  en general en forma tergiversada y con sesgos de resentimiento provocan en la población un estado de antagonismo y odiosidad que se percibe en el ambiente y que a la larga impregna los corazones de sus ciudadanos que sin darse cuenta incuban el odio  en la  mente de sus niños, como los dichos ultra nacionalistas propalados por un  oficial del ejército peruano retirado de sus altas funciones militares y que  lamentamos sinceramente, como también nos preocupan las continuas situaciones diplomáticas conflictivas con dosis de antagonismo  que suceden cada cierto tiempo,  lo que perjudica la tarea permanente en concretar la hermandad entre dos pueblos que se necesitan mutuamente y en quienes debe primar la paz y el entendimiento mutuo a través del diálogo y la sensatez.

Somos ciudadanos con espíritus pacifistas y respetuosos de nuestro prójimo, y siempre hemos estado dispuestos a construir la paz en el hemisferio, fomentando la hermandad entre sus habitantes, incentivando la cooperación mutua borrando de nuestras mentes en forma definitiva, el fantasma de las guerras que sólo acarrean desgracias, angustias y desolación.

Por Hugo Pérez White

Texto subido por: