La actividad en el Estadio San Jorge del Banco Estado, bajo el eslogan «Todos x Chile», que incluyó gigantografías y chapitas para los participantes, tiene por objetivo trazar la nueva hoja de ruta del gobierno en medio de la desaceleración económica que vive el país. El encuentro es previo al cónclave de la Nueva Mayoría anunciado para el próximo 20 de julio.
Al inicio de la jornada de trabajo con sus ministros en el estadio San Jorge de Banco Estado, la presidenta Bachelet reconoció culpas, llamó a sus ministros a mejorar la gestión de gobierno y declaró que hoy se debe “gobernar en las condiciones reales”.
Bachelet hizo la primera presentación de la jornada donde repasó la labor del gobierno en los primeros 16 meses de mandato señalando que «Es cierto que los cambios que hemos liderado en esta primera etapa han sido complejos principalmente por su carácter institucional y de largo plazo, y eso muchas veces dificultan que las personas vean los beneficios completos que van a sentir en su vida. Y los costos en términos de apoyo ciudadano a las reformas son evidentes y cualquiera puede mirar lo que dicen las encuestas».
De esta forma Bachelet estableció cuales han sido las dificultades a las que La Moneda ha debido hacerles frente en estos meses, que apuntan a los aspectos políticos, económicos, institucionales y de gestión como los principales problemas del gobierno.
«Debemos reconocer que la administración estatal no estaba totalmente preparada para procesar cambios estructurales simultáneamente. Es parte de los obstáculos que hemos heredado, y tal vez los subestimamos” expresó la Mandataria al momento de referirse a los problemas de gestión que ha evidenciado el gobierno durante estos meses.
Al mismo tiempo, la presidenta Bachelet expresó que existe una «una desaceleración económica que se ha mostrado más larga y profunda que lo que esperábamos, los recursos fiscales se han visto limitados, la inversión privada -especialmente nacional- está por debajo de lo esperado, y el contexto externo no nos favorece, en especial respecto de los precios de las materias primas”, lo que implica reordenar las prioridades en el programa de gobierno.
Por otro lado hace la crítica respecto de la crisis política del país, aunque sin asumir las tareas que corresponden en esta materia, expresando que «nuestra ciudadanía se ha distanciado de la actividad política institucional, la desconfianza se ha acentuado por los casos de irregularidades o ilegalidades que hemos conocido. El malestar social ha ido acompañado de una erosión de la legitimidad de nuestro sistema político en su conjunto, y todos los sectores lo estamos pagando caro».
Pero las medidas propuestas en la apertura del Consejo de Gabinete no distan, a primera vista, de las tomadas durante la primera administración de Bachelet en 2008 durante la crisis subprime señalando que se deben “reforzar las políticas con mayor impacto positivo y directo en las familias. El efecto de la crisis no caiga sobre la espalda de los mas vulnerables y la clase media”, dando a entender que la crisis se supera con bonos.
Respecto de la crisis institucional y política, que también es mencionada por Bachelet en su discurso, no se aprecian propuestas en este sentido, lo que reafirma la postura de ciertos sectores al interior de la Nueva Mayoría que postulan dejar de lado el proceso constituyente anunciado en marzo pasado.
Los dichos de Bachelet recrean el escenario y las medidas tomadas en 2008 cuando el gobierno era golpeado por la crisis política, consecuencia de la Revolución Pingüina, y de la crisis subprime, donde a través de medidas económicas basadas en bonos a las personas y subvenciones a los grupos económicos la presidenta cimentó su gran popularidad.