El monopolio del agua en la provincia tiene nombre. La Empresa de Servicios Sanitarios de Los Lagos(Essal) y Aguas Décima en menor escala, controlan el abastecimiento ciudadano del vital elemento. Hay cortes sin aviso, cobran por plantas de tratamientos de aguas cuando nuestro alcantarillado aún no se encuentra conectado a la red, e incluso debemos pagar por plantas trata-mierda que aún no entran en funcionamiento.
El Estado aparece como el gran complaciente frente al monopolio de estas empresas ya que ha hipotecado a través de concesiones, nuestro patrimonio hídrico a capitales extranjeros. El Gobierno no cuenta con más poder que el que pueda ejercer la Superintendecia de Servicios Sanitarios(SISS), organismo fiscalizador que expresa que “hoy las condiciones que presenta el mercado de las empresas sanitarias favorece un comportamiento de las compañías que vulnera las condiciones de competencia, generando por tanto ineficiencias y pérdidas de bienestar social que ameritan algún tipo de intervención del Estado”.
Otra visión interesante es la del prestigioso economista británico, John Peet quien argumenta que “la mejor manera de lidiar con el problema del agua es cotizándola de un modo más razonable”, pero la solución tampoco es del todo clara para nuestra región, pues ¿quién cuenta con la tecnología y capital suficiente como para realizar una mejor oferta? Los poderosos se han instalado para hacer y deshacer, nosotros aguardamos en la indignación por tanto abuso de estas empresas transnacionales de la explotación de nuestros recursos naturales. A continuación y para dar cuenta de las diversas irregularidades que se cometen con nuestros vecinos, entregamos a ustedes un atisbo del trato que recibimos de quienes tienen hoy el monopolio del agua, en algunas comunas de nuestra provincia, hechos de los que sin duda usted también ha sido víctima.
ESSAL SIGUE VAPULEANDO A LOS UNIONINOS
Al parecer la Empresa de Servicios Sanitarios de Los Lagos (ESSAL) no se cansa de causar molestias a la comunidad unionina. A los numerosos y sucesivos cortes generales efectuados por la sanitaria durante el mes de febrero, le siguió la inundación de una casa, producto de los trabajos inconclusos de reparación de un grifo, que la empresa está realizando en la intersección de las calles Eleuterio Ramírez y Chacabuco. Todo se produjo el 22 de febrero, alrededor de las 12.30 horas, cuando se dejó caer un efímero pero intenso temporal en la comuna. El municipio se hizo parte en el asunto, interponiendo el viernes en el Ministerio Público una querella por daños y perjuicios en contra de la empresa.
REPARACIÒN ECHADA AL OLVIDO
Desde la segunda mitad de enero, ESSAL está reparando el artefacto mencionado, labor que aún no termina y que, según indicaron personeros de la empresa, podría durar otros cuatro meses. Para dicha obra se hizo un hoyo alrededor del grifo. También se dejó un montículo de tierra a su costado que obstaculiza la vereda. Trascendió que tras acumularse el agua en dicho sector, el agujero y el montículo impidieron totalmente que escurriera. El resultado de todo fue la inundación de todo el primer piso de la casa de Maria Angélica Rivera, ubicada en frente del grifo.
Esto desató la indignación de la vecina, quien se dirigió inmediatamente a la oficina de la empresa en La Unión. Como siempre, los empleados no supieron qué decir, por lo que llamó a las oficinas de ESSAL en Puerto Montt. Desde allá le señalaron que debía esperar a que se notifique a los contratistas encargados de la obra, los cuales todavía no se hacen presentes en el lugar. Ante la pregunta de la vecina respecto a quién se hace responsable por los daños ocasionados, el vocero de la empresa contestó que nadie. “Cuando uno no paga el agua se la cortan inmediatamente, pero cuando ESSAL comete los errores y este tipo de injusticias, donde se daña el patrimonio de las personas, no se hace responsable y nadie responde”, subrayó fuertemente la vecina.
Ese mismo día, el concejal Patricio Pantoja, fue a constatar la situación. Éste dio aviso a Luis Aguilera, alcalde subrogante, quien junto a su asesor jurídico, Alex Salas, despacharon el viernes 24 la querella en contra de ESSAL.
Sin embargo, María Angélica Rivera aún se encuentra enfurecida por la situación. “Quién me va a responder en cuatro meses más. Cuántas veces más me tendré que inundar para que alguien se haga responsable”, reclamó.
PROBLEMAS QUE NUNCA ACABAN
Esta situación se suma a muchas otras, donde la principal culpable ha sido la empresa sanitaria. En la edición Nº 9 de nuestro quincenario -julio del 2005- se detalló el conflicto que tenía Luis Alberto Cárdenas con ESSAL. El vecino reclamaba el no cumplimiento del contrato que pactó con la firma en el año 1999, en la que se establecía
la conexión de su casa al sistema de alcantarillado. Hasta esa fecha nada había pasado y, como ya se podrá pensar, esto sigue igual.
Pero estas situaciones trascienden lo local. En el año 2005, la Superintendecia de Servicios Sanitarios (SISS) multó a ESSAL por 151 Unidades Tributarias Anuales-57 millones de pesos, aproximadamente- . El motivo: incumplimiento en la calidad y continuidad de la prestación de los servicios de agua potable en la ciudad de Ancud, como también por entregar información errónea.
¿No nos recuerda algo lo ocurrido en la comuna chilota? ¿Acaso no se parece a lo que ha sucedido en La Unión?. Revisemos.
Primero, se dan el lujo de realizar varios cortes generales en la comuna. No avisan con anticipación ninguno de ellos y más encima señalan que para subsanar los perjuicios ocasionados a la comunidad, se dispondrá de camiones aljibes que repartirán agua, los cuales nunca llegan. Una semana después se produce la inundación de una vecina, producto de un trabajo que se dejó incompleto y abandonado. ¿Acaso no es un servicio de mala calidad, acaso no hay información errada?. Juzgue usted.
“Curiosamente”, ESSAL no se ha pronunciado para nada sobre todos estos problemas. Cada vez que El Ciudadano intentó comunicarse con algún vocero de la sanitaria- algo que seguramente intentaron numerosos unioninos- a través de la complicada línea 600 de la que disponen, las operadoras señalaron que debían ubicar a la “gente pertinente”, pidiendo un teléfono de contacto, al cual se comunicarían después de obtener lo solicitado. Nunca llamaron.
EL CASO VALDIVIANO: AGUAS DÉCIMA
A diferencia de Essal, que recibe innumerables reclamos por suministrar agua potable sucia o con malos olores, en Aguas Décima S.A. según el gerente general, Eduardo Vyhmeister, no sucede lo mismo. El ejecutivo dijo que desde el año 2001 que está en funcionamiento la planta de depuración de aguas servidas en Valdivia y no ha habido reclamos por su desempeño, salvo cortes de agua, rompimiento de cañerías u obstrucción de colectores.
“Nosotros tenemos como política restablecer el servicio dentro de ocho horas de ocurrido algún evento. Y se ha cumplido casi un ciento por ciento. Ahora, en el caso en que no hemos podido responder en ese período de tiempo, hemos entregado una retribución”, asegura el personero.
El proceso de producción de agua potable, no obstante, es el que en forma más rigurosa se debe seguir. Es preferible quedarse sin agua que beberla contaminada.
De ello también está consciente Vyhmeister, quien fundamenta por qué dentro de la tarifa de agua potable domiciliaria, el porcentaje es mayor en el ítem Alcantarillado con Tratamiento.
“Como el proceso es de producción de agua que se pueda consumir, el trabajo que se debe realizar tiene que ser el mejor. Así se ha hecho. Contamos con una excelente planta, la cual saca cerca de 200 toneladas de lodo mensualmente. Nosotros entregamos agua limpia”, asevera.
Las tarifas de agua potable están ceñidas por el marco legal establecido en el Decreto con fuerza de ley N° 70/88 del Ministerio de Obras Públicas. Asimismo, están bajo la tutela de la Superintendencia de Servicios Sanitarios (SISS), la cual se hace vigente desde que comienzan a ser tratadas las aguas servidas por plantas depuradoras de las mismas. Sin embargo, basta mirar una boleta de un tiempo atrás, para ver que los cobros por planta de tratamiento de aguas entraron en vigencia antes que las instalaciones sanitarias estuviesen operativas.
SAN JOSÉ Y SUS SERVICIOS BÁSICOS
“A los capitales privados no les interesa nuestro problema y más encima nos robaron”, señala el vecino de pasaje El Pino, en la capital comunal de Mariquina, Hernán Córdova. Agrega: “desde que llegamos a este lugar, hemos tenido problemas para sustentarnos. Por el sólo hecho de haber comprado nuestros sitios, piensan que cosechamos plata, aquí hay pura gente trabajadora que le ha costado tener lo que tiene, vienen del campo, trabajan en la construcción, jubilados con 37 mil pesos y yo, que trabajo en áreas verdes”.
Córdova habla a nombre de otras 14 familias que viven en los 170 metros lineales del pasaje El Pino, donde todos los inviernos sufren la inundación de sus viviendas. En múltiples ocasiones han conversado con las autoridades políticas comunales, pero éstos sólo mencionan que realizarán el proyecto para obtener los recursos y colocar el colector de aguas lluvias que solicitan. Van tres años y nada ha sucedido, ni siquiera una respuesta a la inquietud.
EL PROBLEMA PUNTUAL
Resulta que año a año la calle, se llena de agua, “como vecinos hemos planteado hasta la solución, que no costaría más de 500 mil pesos: colocar un colector de aguas lluvias que lleve el agua que se acumula hasta la red central. Esto no implica el asfaltado de la arteria, eso es otro problema, pero no lo han hecho. Aquí responsabilizamos a la institución que entregó la empresa estatal a los privados porque éstos no tienen considerado solucionar el problema social”, puntualiza el dirigente.
En diversas ocasiones los vecinos han tenido que ser evacuados por el nivel que ha alcanzado el agua. Para Córdova, esto no es sólo producto de la naturaleza y el clima. No hacen falta grandes cálculos de ingeniería, es la voluntad y la decisión para dar la solución lo que escasea. Los niños son los más afectados. Juegan en el agua y contraen enfermedades de tipo respiratorio. Además faltan al colegio. El dirigente concluye: “es de esperar que este año solucionen el problema”.
EL ROBO INSTITUCIONALIZADO
Pero no sólo en el tema del agua se producen irregularidades. Como en otras ocasiones, son las multinacionales que compraron los servicios de electricidad y sanitarios (vendidos bajo el gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle, en la década de los 90), quienes -posicionados en nuestras comunas, en este caso en Mariquina- llegaron adueñándose de los materiales que los pobladores compraron. “Y más encima no dan la posibilidad de negociar lo que nos costó comprar”, señala el dirigente, quien explica: “Resulta que al llegar a este lugar, aparte de comprar el sitio también lo hicimos con los postes de luz, los cables del tendido y el trabajo que realizamos, si bien fue SAESA quien los puso. Pero nosotros durante 5 años recibimos el cobro por ello a través del cargo en la boleta de cobro del servicio. Entonces, en cualquier lugar eso es una venta y pasa a ser dueño quien paga los activos”. No hubo ningún procedimiento que cerrará el trato entre la empresa y los vecinos. Luego, la compañía de capitales españoles del Grupo Enersis (SAESA), “ha estado utilizando los postes para arrendarlos a los servicios de telefonía y televisión por cable, y los vecinos no reciben ni una parte de las utilidades de este proceso, sino que van a parar a las arcas de SAESA España, ¿eso no es un robo?”, se pregunta Córdova. Cabe destacar que el vecino conserva todas las boletas donde aparece cancelado el servicio, especificándose el valor que cada uno de ellos ha pagado.
Igual suerte han corrido con la empresa -también transnacional- ESSAL, perteneciente al grupo económico español Iberdrola. Este conflicto comenzó después de la venta de los activos del estado chileno a la multinacional. Antes contaban con una red matriz de ¾ de pulgada con una tubería de “plansa” negra; un día, sin mediar ninguna autorización de los dueños, comenzaron a cambiar los medidores. Fue justamente Córdova quien se negó a este cambio, sin antes estar seguro que le instalarían una red de 90 mms. y un grifo prometidos por la empresa. Hasta arriesgó una demanda por rebeldía. Pasaron unos 3 años y la compañía, a través de sus contratistas, ordenó colocar lo prometido. “No quiero pensar que lo del colector de aguas lluvias sea una persecución en contra de los vecinos afectados, porque eso sí sería de mala leche. Les regalamos todo y más encima no nos solucionan los problemas…y lo especial de toda esta situación es que la institución responsable -que es el estado- no se hace parte de este descuido y los representantes de la gente, que están en el municipio, tampoco se colocan del lado de la gente: siguen la política de la burocracia como orden celestial y eso que los elegidos en el ultimo proceso son casi todos nuevos”. Aunque, a juicio de Córdova, han seguido los mismos pasos de los anteriores.
LA CALIDAD DEL PROGRESO
Hasta el momento, desde Mariquina se percibe el progreso como un encuentro cercano con los sueños de cada habitante, que al levantarse a la mañana siguiente se esfuma como la característica neblina de la Región de Los Lagos. Pero nuevamente los vecinos reanudan el esfuerzo para buscar solución a los problemas planteados: a diferencia de otros, proponen soluciones con presupuestos incluidos y guardan celosamente las cartas de reclamos que han presentado a la autoridad local, además de boletas de cobranzas y todo aquello que pueda servirles como documento probatorio. En última instancia, no con la esperanza de recibir justicia, sino para dejar en claro a los administradores del sistema que no se tragan las campañas que realizan las multinacionales en conjunto con los poderes políticos. Saben a ciencia cierta que han sido engañados y robados, amparados en la letra de la propia Constitución de esta tierra de tantos recursos naturales.
A simple vista, son sucesos aislados unos de otros. Sin embargo, se unen directamente en una cuestión: un mal servicio vendido por la empresa. Con todas estas irregularidades se deja en claro el monopolio que existe sobre el agua, un poder que es capaz de disponer de nuestras necesidades básicas y decidir cuándo y cómo podemos satisfacerlas. Sin duda, en el país donde los políticos de turno se llenan la boca con la palabra democracia, una cosa tan básica como tomar agua se ve en toque de queda en la dictadura del neoliberalismo.