En el mes del trabajador, se le confiere el título de empleado del mes a uno que le gusta pasar con las manos metidas en la tierra, Douglas Tompkins. Un “eco barón” valorado positivamente por su acción y compromisos con el cuidado del medioambiente, que opina como un chileno más en temas controversiales, lo que claramente “molesta” al poder de turno. El gobierno tenía claro hace rato que el millonario norteamericano salía y entraba del país con visa de turista ante la mirada de la miope -cuando le conviene- justicia.
El ministerio del Interior, en voz de Harboe puso el tema en el tapete, pero al parecer ahora todo irá por la vía de la “buena onda” y el amiguismo, pues en la reciente reunión entre el ministro de OO.PP., Sergio Bitar y Tompkins avanzaron en el diálogo de la ruta Pumalín, cuyas obras partirían el 2011.
El otro día nos enteramos que se planeaba hacer un ducto submarino que traslade la energía desde la zona del Baker hasta conectar con el SIC al norte, concretándose así el robo a la Pacha Patagónica . De esta forma el trazado no pasaría por Pumalín y éste no perdería bonos de carbono si es que ya está en el negocio.
La condición de turista, según el D.L 1094 sobre normas de extranjería dice en su artículo 44: “Considérense turistas los extranjeros que ingresen al país con fines de recreo, deportivos, de salud, de estudios, de gestión de negocios, familiares, religiosos u otros similares, sin propósito de inmigración, residencia o desarrollo de actividades remuneradas”.
El artículo 48 del mismo D.L reza: “Se prohíbe a los turistas desarrollar actividades remuneradas. Sin embargo, Interior podrá autorizarlos para que, en casos calificados desarrollen tales actividades, por un plazo no mayor de 30 días prorrogable, por períodos iguales, hasta el término del permiso de turismo”.
En todo caso, si se pilla a un hermano boliviano se le deporta, pero ¿Douglas Tompkins tiene visa de turista prorrogable infinita y así se lo permite la legislación? ¿es con venia del ministerio y Harboe, que lo autoriza para que desarrolle “actividades remuneradas, religiosas u otras similares”.
En el título 3 del reglamento de extranjería el artículo 87 afirma: “Con todo, en virtud de acuerdos y convenios suscritos por el Gobierno de la República, se podrá permitir el ingreso de extranjeros al país en calidad de turistas con las modalidades y requisitos que éstos señalen”.
Lo que se entiende como que por acuerdos del Gobierno de la República, sin especificar cuál, se podrán mantener como eternos turistas según los requisitos de éstos.
Así en el artículo 100 “Se prohíbe a los turistas desarrollar actividades remuneradas, aún cuando éstas sean canceladas en el extranjero. Sin embargo, en ministerio del Interior, la Gobernación Provincial e Intendencia de la Región Metropolitana podrán autorizarlos” por un período que en Chile parece ser infinito.
Si hay dudas de los dineros de Tompkins, que se hable con el Comité Inversiones Extranjeras, aquel que ha vendido el país para la administración de un sistema que no nos pertenece, lucrando al gran capital, y abarrotando la concentración en los llamados trust. Estos últimos son los superholdings con más tentáculos, que invitan a participar sin que exista poder vinculante. Aquellos que con sus donaciones en “inversión social” quieren limpiar sus karmas.
El gran capital actúa así, no les queda otra que reconocer y Doug lo sabe muy bien. No se trata de que sea extranjero ni de xenofobia, ni de que se vaya para su casa, como sí lo debiesen hacer las salmoneras y la celulosa que ensucia Mehuín, su lucha personal es positiva y así lo entendemos, pero cabe preguntarse por qué habiendo un ecólogo profundo de tanto poder en Chile, proyectos devastadores como Pascua Lama y otros al Sur por Oro continúan siempre silenciosamente en avanzada.
Así Douglas ha luchado contra los taladores de nativo, contra las salmoneras. Recibe miles de millones que administra para la campaña contra las represas en Aysén, asistido por una agencia que compra avisos en diarios del duopolio (El Mercurio y La Tercera), además de financiar gigantografías en carreteras y mostrar una defensa por un conflicto puntual en una zona llena de ríos, metales y riquezas.
“Yo soy un chileno sin pasaporte; esa es la única diferencia. Estuve en Cochrane y Coyhaique por primera vez en 1961. Los últimos 20 años he estado viviendo en Palena, obviamente me siento más chileno que norteamericano”, declara Tompkins en entrevista al medio electrónico primeraplana.cl , lo que nos lleva a preguntarnos entonces ¿Por qué no se ha hecho nacional si tanto quiere a nuestra ñuke mapu?, ¿Será que si Pumalín y otros santuarios no existieran, las empresas más contaminantes del mundo no tendrían donde descargar sus impuestos? ¿De dónde realmente provienen los dineros que recibe? ¿Será que es uno de los grandes stakeholder del ambientalismo en Chile?
Los stakeholders son de dos tipos; personas o organizaciones primarias que pueden impactar o ser impactados con dinero u otra acción; y los secundarios, son los que tienen interés en los impactos, muchas veces pueden causar impacto pero no son directamente afectados ¿A cuáles de estos pertenece el creador de Foundation for Deep Ecology, Conservation Land Trust , World Land Trust y la Patagonia Land Trust, sin lugar a dudas pertenece a la clase de un empresario con visión de negocio global, en tiempos que cuidar el medioambiente es parte del mercado transnacional.
Al romperse el acuerdo de Chagual ahora que el gobierno ha decidido invertir 2 millones de dólares para ver la posibilidad de instalar energía nuclear, el ambientalismo chileno ha dado una señal de autonomía al decir que retira el apoyo a Bachelet. Lo interesante es ahora ver que relación sigue con el “gran ecopatriarca” un hombre que se ve con las mejores intenciones del mundo pero que siempre genera suspicacias en el debate político nacional.
Es que no hay mentira que dure mil años, ni ocultamiento de información que no salga a la luz pública cuando hay un periodismo que apunta al despertar de las consciencias y que invita a salir del letargo y la ignorancia. Desde lo local con estrategia para convivir con lo global bajo otras reglas, sin ser parte de la ola para el shock que narra Naomi Klein, sino siendo una flecha para despertar a Chile.
El Ciudadano