Cuando acudimos a un estudio de tatuajes para hacernos uno, normalmente llevamos un diseño pensado, aunque a veces nos gusta improvisar y ver el muestrario, algo que simbolice algo para nosotros. De hecho, mucha gente va con una fotografía para que el tatuador la grabe para siempre en su piel. Puede que la idea sea fabulosa pero, tal y como veremos hoy, el resultado podría ser bien distinto.
Es por eso que siempre recomendamos asistir a los mejores salones de tatuaje, a fin de dar con un artista que tenga dos dedos de frente y que nos diga sinceramente si lo que queremos está en su mano, o es completamente inviable.
Los casos que vais a ver hoy son bastante variopintos, pero os aseguro que muchos de ellos no tienen arreglo posible, a no ser que intenten tapárselos con otros tatuajes o eliminándolos con un carísimo tratamiento láser.