«Las mujeres no somos un tema, somos causa»

Es académica, antropóloga e investigadora mexicana, especializada en etnología, representante del feminismo latinoamericano

«Las mujeres no somos un tema, somos causa»

Autor: Andrea Peña

 

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“El patriarcado es fuerte; fuerte y se renueva, se revitaliza, nos contesta con cada vez mayor precisión, cada vez sabe dónde pegar más fuerte”, señaló la investigadora y académica Marcela Lagarde y de los Ríos, si en un inicio el discurso feminista no lo entendían los detractores del feminismo, “poco a poco ya hasta se lo apropiaron” y resulta que “hay perspectiva de género en dictaduras africanas”.

Lagarde reafirmó el papel y la importancia del feminismo como un movimiento político y social en defensa de los derechos de las mujeres, que tuvo su mayor auge en la década de 1970. Pero en la Cuarta Conferencia sobre la Mujer –en la que se declaró la Plataforma de Acción de Beijing, en septiembre de 1995– se cristalizaron una serie de planes y medidas a emprender en cada uno de los gobiernos que la signaron, en conjunto con organizaciones internacionales.

A cinco años de que finalizara el milenio, en la Plataforma de Acción de Beijing se establecieron una serie de objetivos y metas a cumplir en camino a la igualdad entre hombres y mujeres. En ella confluyeron demandas, escenarios, contextos y realidades de la discriminación, desigualdad y falta de oportunidades de las mujeres en todo el mundo.

A 20 años de la declaración, Marcela Lagarde considera que la Plataforma de Acción de Beijing “es la síntesis de un impulso que tardó un siglo en cuajar, un siglo. Fue pensar en los mecanismos plataforma de acción, de cómo se iban a aterrizar los derechos humanos de la mujeres”, por lo que fue “el producto de la movilización de las mujeres que se dijeron feministas y de muchísimas mujeres que no se dijeron feministas”.

La Conferencia de 1995 fue una movilización de calidad ética y filosófica, “en torno a esa empatía fue la primera vez en la historia que nos hemos movilizado para argumentar y atraer a las otras, a los otros que no estaban de acuerdo, que ni siquiera eran sensibles, que no estaban convencidos. Nosotras con argumentos y con un movimiento civil, pacífico, de resistencia, de subversión, de transgresión, de rebeldía hemos influido y cambiado cosas tan importantes como las leyes contrarias a nosotras y hemos creado leyes a favor de nosotras. Hemos creado protocolos, reglamentos, todo eso que vamos haciendo para que sean realidad los derechos humanos de las mujeres”, enfatizó Lagarde.

Si no hubiera sido por las grandes movilizaciones que antecedieron al año de 1995, como el trabajo posterior realizado por organismos no gubernamentales y legisladoras de acuerdo con la plataforma de acciones, Marcela señala “yo creo que andaríamos enrebozadas en este país, rezando, cuidando muchas criaturas como sucedía hace a penas unas décadas, a veces sólo la generación anterior. Ahora tenemos dos y tres generaciones de mujeres instruidas, educadas de mujeres que hemos tenido acceso a la salud, pero no porque nosotras quisimos, sino porque está instalada en el Estado, es un derecho”.

Lagarde –principal promotora de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV) cuando fue diputada federal en la LIX Legislatura–, invitó a las y los asistentes al foro “Balance de cumplimiento de la Plataforma de Acción de Beijing y de las metas de milenio”, a analizar y hacer que se cumpla esta legislación, porque la discusión se ha centrado especialmente en la Alerta de Violencia de Género (AVG), un mecanismo de emergencia “y si fuésemos consecuentes con la Ley, la AVG tendría que solicitarse por feminicidio, por muerte materna, por suicidio, por todas las muertes violentas precoces evitables todas ellas”.

Dado que el suicidio en la población de mujeres “en este país lo podemos ubicar como un problema de violencia de género, de clase, de edad, de etnia y de toda la intersectorialidad que hay con las condiciones de cada mujer”, puesto que en la investigación diagnóstica realizada en 2004 para la elaboración de la LGMVLV, uno de los datos arrojados fue que en los estados donde se registró menor número de feminicidios (Quintana Roo, Campeche y Yucatán por orden descendente), fue Yucatán la entidad con mayor número de suicidios femeninos.

“Nosotras no somos un tema. Lo quiero decir, mucha gente se refiere a nosotras como el tema de las mujeres, como el tema de género. No somos un tema, en cambio me gustó que el compañero que vino aquí y habló de la causa [Pablo Yanes, jefe de la Unidad de Desarrollo Social de CEPAL]. Justamente pensarnos una causa. Y nos refiramos a todo lo que vamos construyendo como una causa política, pacífica”.

Porque las mujeres no estamos para pelear “ningún combate, nosotras tenemos estrategias, nosotras construimos alternativas, caminos vitales, propiciamos cosas, no estamos en combate contra la violencia contra las mujeres, nosotras estamos a favor del derecho a la vida sin miedo y sin violencia para las mujeres”, aclaró Lagarde y de los Ríos.


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