Cuando se carece de argumentos para defender una determinada postura en lo tocante a la lucha contra nuevos adversarios se ignora nuestra realidad. Cuando los argumentos que se esgrimen no son lo suficientemente consistentes, se necesita algo que pueda ser utilizado como escud para protegerse de las críticas y para no tener que mirar a la realidad cara a cara. La omisión cómplice de políticos y organizaciones que sólo ven una ganancia política o económica en nuestros esfuerzos.
Debemos unirnos definitivamente como un puño todas las víctimas del terrorismo de Estado cometidos por el dictador Augusto Pinochet en sus 17 años de infierno y genocidio contra el pueblo de Chile. La verdad es que quienes pretendían salvar el país se convirtieron en chacales de su propio pueblo.
Los sobrevivientes de la dictadura (ex presos políticos), deben unirse para encontrar solución en los procesos legales y llevar a cabo negociaciones con el Estado. De otra forma, corremos el riesgo de que nuestra causa se pervierta o se diluya al estar al servicio de unos cuantos.
La pregunta no es si queremos unidad, sino para qué va a emplearse esa unidad. Porque si se desea esa unidad para hacerle el juego a quienes buscan consolidar el engaño, la desidia y la conspiración, conmigo que no cuenten.
La única unidad que yo deseo es la de todos los chilenos en busca de la derrota del egoísmo, partidismo y divisionismo. Y que la situación lastimosa de los ex presos políticos (muchos de ellos adultos mayores) sea resuelta definitivamente junto a su núcleo familiar. Todo lo demás sobra.
Los dirigentes actuales no dan el largo, porque uno de los desencantos más frecuentes en esta lucha es el comportamiento equivocado de los lideres que sin una estrategia clara van minando paulatinamente el deseo de cooperar. No existe una retroalimentación del sentir de las bases a las posturas objetivas de lucha que dicen dar sus dirigentes. Muchos de ellos, encumbrados en sus responsabilidades, cometen el error garrafal de negarse a oír la sabiduría del sentir de sus propios seguidores y se resisten a ser más condescendientes con quienes los eligieron para esas posiciones.
Exigimos al “Estado” se respete los Derechos Humanos. Esta es una exigencia fundamental de toda la comunidad internacional.
La muerte de un preso político debe ser causa de “condena internacional” al régimen o gobierno de turno y de solidaridad hacia el dolor de su familia.
El humorista Coco Legrand en su monologo del Festival de Viña del Mar 2010 no se equivocó en nada, cuando se refirió a la idiosincrasia de los políticos y acerca de los ex presidentes, dijo: “En el Chile de hoy se vive en un mundo donde hay más desaire que aire”.
Juan Carlos C. J.
Fuerzas Democráticas del Exilio (Estados Unidos)
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