Desde que las primeras luces del sábado permitieron dimensionar la catástrofe que golpeó a buena parte de Chile, los medios de comunicación, particularmente la televisión, se desplegaron para captar y difundir el relato de lo acontecido.
Desde entonces hemos visto una tras otras, las imágenes reiteradas de los efectos del cataclismo. Salvo escasas excepciones, la maratón informativa se ha ido convirtiendo en una competencia desenfrenada por “golpear” con alguna de las tantas historias trágicas que abundan en una situación como la vivida, o con el reportero inserto en medios de las “turbas acechantes”.
No basta la palabra, hay que poner al periodista debajo de una carretera socavada, hay que tenerlo delante de las tanquetas, cuanto mayor compenetración con el “escenario de conflicto”, tanto mejor.
Esta mañana, las historias eran la de los personajes de la farándula y de cómo les había tocado vivir este terremoto, es decir siempre es posible construir telenovelas a partir de la realidad.
Por otra parte, se ha insistido majaderamente en el tema de los saqueos, situación que si bien ha ocurrido, por diversas razones y con múltiples matices, no es la tónica que cruza mayoritariamente a los pueblos afectados con más significación, y que tiene por efecto la generación de grados de histeria colectiva, de un temor exacerbado que indispone a vecinos contra vecinos y que agrega grados de alertas que aumentan el nivel de stress que ya están viviendo las comunidades.
La concentración informativa y la competencia por la audiencia, está tan enquistada en los grandes medios de comunicación que en estas situaciones les resulta difícil desprenderse de ciertas prácticas. Como contrapartida el ejercicio que están realizando los escasos medios comunitarios que se mantienen en pie, y algunas radios locales de la zona afectada, nos hablan del verdadero sentido de servicio de los medios de comunicación, servir de puente entre las personas incomunicadas, servir de orientación en tiempo de incertidumbre, pero ante todo constituirse en animadoras de un proceso de recuperación de sanidad mental para enfrentar de mejor modo lo que ha de venir una vez que los grandes medios de comunicación cambien de foco de interés.
Por Patricio Rivera
Periodista Medio a Medio