Sin embargo el león no fue abatido, sino que vivió privado de libertad y bien alimentado hasta su muerte, momento en el cual, cayó en manos del peor taxidermista del mundo.
Esta es la curiosa historia del león del castillo de Gripsholm y su extraña sonrisa.
La sonrisa del león.
El ser humano tiene una larga historia de maltrato animal y ya por el siglo XVIII no había regalo más exclusivo que un animal salvaje. Así es como en un intercambio de favores y con el deseo de estrechar lazos, el Rey Federico I de Suecia recibió un precioso león enviado por el Rey de Argel en 1731.
Profundamente enamorado de la belleza de este ejemplar, el rey ordenó que fuera disecado cuando el animal murió. Lo curioso es que al taxidermista sólo le entregaron la piel y los huesos del animal.
En aquel tiempo no todos tenían la suerte de haber visto un león, y entre ellos se encontraba el taxidermista al que le encomendaron la complicada tarea: volver a hacer que la piel y los huesos tuviera la apariencia del animal original.
Aunque consiguió que su perfil se pareciera al de un león, su cara es un completo disparate, comenzando por su extraña dentadura y su sonrisa.
El fenómeno fan.
Por suerte o por desgracia esa sonrisa es la que le ha dado su fama mundial, y es que león de Gripsholm tiene una gran legión de fans en Facebook e Instagram.
La fascinación por el león de Gripsholm es tal que comienza a ser un símbolo fácilmente reconocible y va camino de convertirse en todo un icono pop.
Fuente:ulrikagood.com / LaVozDelMuro