Los ángeles, esos seres muy arraigados en ciertas religiones y culturas. Se les define como seres inmateriales, asexuados y, muchas veces, se les atribuye una belleza inconcebible. Aunque están fuertemente asociados a las religiones judeocristianas estos seres tienen representación en muchas otras, como por ejemplo en el islam, donde son llamados “maläk”.
Sea cual fuere la religión a la que permanezcamos, todos tenemos una idea más o menos parecida de la apariencia de este ser. Una persona joven, de tez clara, con alas y rizos perfectamente trenzados en su cabeza y en una posición triunfante. Tal vez esta imagen es la más extendida en la época del renacimiento y la que ha tenido más éxito en nuestros días.
A pesar de que la idea de este ser va innegablemente unida al imaginarlo con alas, según la tradición solo los querubines y los serafines poseen este añadido en sus espaldas.
Pues no sabemos si los artistas chinos Sun Yuang y Peng Yu se habrán inspirado en un serafín, un querubín o en qué, pero su última obra no va a dejar a nadie indiferente.
Estos artistas afincados en Pekín son famosos por la controversia que causan sus obras. En más de una ocasión han utilizado tejido adiposo humano para sus esculturas e instalaciones.
En este caso solo han usado gel de sílice para dotar a este anciano (o anciana) ángel de un aspecto hiperrealista. Según sus propios creadores el propósito de su obra “Ángel” es poner en relieve la tensión y la transición entre lo sobrenatural y lo mundano. El Ángel es un ser eterno y que toma una consistencia física y se muestra impotente para llevar a cabo la voluntad de Dios, o ayudar a los que creen en su existencia.
Como veis en las imágenes su aspecto casi real impacta al compararlo con la típica imagen que tenemos todos en mente.
Fuente: Bored Panda / LaVozDelMuro