Esta noche, 31 de julio, podremos disfrutar de una particular “luna azul”, pero ¿qué significa? El término es bastante confuso, pues en absoluto la veremos azul, sino del mismo color de siempre. Esta confusión la han llevado al límite los diferentes medios de comunicación que han mostrado en la cabecera del artículo una imagen de una luna de color azul que predisponía a creer que verdaderamente se iba a ver así.
Entonces ¿por qué se llama luna azul?
Una luna azul significa únicamente que es la segunda luna llena en un mismo mes de nuestro calendario actual, el calendario gregoriano. El término “azul” viene de una mala traducción ya que originalmente significaba luna traidora, ya que una luna adicional en la primavera implicaba extender el ayuno de la cuaresma.
Si seguimos el rastro de este término, nos encontraremos que proviene del inglés, en concreto de la palabra belewe, que significaba betrayer. Después pasó a denominarse blue, y de ahí se tradujo al castellano como azul, perdiendo consigo todo el significado de la misma.
Por tanto, “azul” no tiene nada que ver con el color de la Luna, de ahí que el concepto se preste a confusión tan fácilmente, algo que hemos podido comprobar con no demasiada dificultad en los medios de comunicación.
La próxima luna azul será en 2018
En realidad, una luna azul tampoco es un evento extraño, ya que se ve con relativa frecuencia,cada dos años y medio aproximadamente. El ciclo de las fases lunares dura 29 días y medio, por lo que si una luna llena coincide con el primer o el segundo día del mes, posiblemente se verá a finales de ese mismo mes otra segunda luna llena, la llamada de manera incorrecta luna azul.
Como consecuencia de ello, la próxima luna azul que veremos no será hasta 2018. Cabe destacar que todos los meses pueden tener una luna azul, excepto febrero por tener menos días.
¿Una luna de color azul?
Aunque la Luna la veamos frecuentemente de un color blanco-grisáceo, en ciertas condiciones atmosféricas excepcionales podría adquirir un color azulado; por ejemplo, en erupciones volcánicas o grandes incendios que lancen a la atmósfera grandes cantidades de partículas de polvo o gas, las cuales pueden interaccionar con la luz de la Luna proporcionándole un brillo azulado.
Precisamente esto fue lo que ocurrió en la erupción del Krakatoa en 1883, un evento que provocó la aparición de una luna azulada durante cerca de dos años. También sucedió lo mismo en una serie de incendios forestales en Suecia y Canadá en los años 1950 y 1951, entre otros casos.
Pero como habéis podido comprobar, estos acontecimientos no tienen nada que ver con la “luna azul” que veremos esta noche. Será una luna llena como otra cualquiera, exceptuando el hecho de que por pura coincidencia consistirá en la segunda luna llena que veremos este mes.
En definitiva, si en algún artículo sobre este tema veis la foto de una luna de color azul sin ninguna aclaración más, no están explicando la información de manera honesta o no han terminado de entender el concepto.