Hace casi una semana del terremoto y posterior maremoto que azotó Chile, se hacen patentes los errores, negligencias e incapacidades de las reparticiones de las Fuerzas Armadas chilenas para ir en ayuda y protección de su propio país.
Hoy y hasta un tiempo más los periodistas seguirán su competencia por mostrar la historia más triste o el lugar más destruido; las grandes empresas se llenarán la boca con la palabra solidaridad, y los medios saldrán en defensa de sus militares. Sin embargo las responsabilidades existen, a pesar de que hoy lo más importante es reconstruir. Hace algunos días la presidenta Bachelet dijo que después de la guerra todos son generales. Acá, nadie pretende ser general, simplemente mostrar que los que juraron proteger la patria, simplemente no lo hicieron.
LA ARMADA Y EL DESCALABRO INFORMATIVO
El Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Armada Chilena (SHOA), es un organismo dependiente de la Armada y su función es ser el servicio oficial, técnico y permanente del Estado en todo lo que se refiere a hidrografía y oceanografía, así como la seguridad en la navegación y actividades propias de las aguas (mares, ríos, etc). Su función incluye, de manera especialmente importante, el monitoreo y aviso de maremotos en las costas chilenas.
El SHOA, con sede en el sector bajo del Cerro Playa Ancha en Valparaíso, posee tres grandes y bonitos edificios que ocupan una cuadra completa. Su director y sus principales oficiales a cargo, reciben sueldos de entre 2 y 3 millones de pesos mensuales (1). Este servicio recibe altos aportes estatales de modo que es impensable que no tenga los recursos o la capacidad técnica necesaria para hacer su trabajo. Sin embargo, su principal función, alertar por peligro de maremoto, no fue hecha de manera correcta, lo que probablemente implicó la muerte de cientos de personas.
El terremoto fue a las 3:34 hrs. Según el Comandante en Jefe de la Armada, Almirante Edmundo González Robles, el SHOA informó a la ONEMI por radio a las 3:51 hrs del peligro de maremoto. Luego envió un fax, a la ONEMI, a las 4:06 hrs, confirmando el llamado anterior, en un lenguaje tan confuso e incierto como poco profesional, inaceptable para un “servicio oficial, técnico y permanente del Estado” que cuenta con 3 mil millones de pesos anuales de presupuesto (2). A continuación el texto principal de este fax:
“[El terremoto] Fue de magnitud suficiente para generar un tsunami, se desconoce aún si se ha producido. Si se diera, la posibilidad de ocurrencia, situación que será informada oportunamente, las horas estimadas de arribo serían las siguientes.”
A continuación el fax detalla las posibles horas de llegada del maremoto a las todas las grandes ciudades costeras del país desde Arica a Punta Arenas. La única a la que se acertó fue a Talcahuano, pero la hora informada de llegada de las olas, 3:45 hrs, era anterior a la hora de envío del fax, o sea que el maremoto en ese lugar ya había ocurrido.
El Sistema de Alarmas de Tsunami en el Pacífico (PTWC) en EEUU alertó a Chile solo 10 minutos después del terremoto, a las 3:46 hrs, que el peligro de maremoto era inminente, aunque las horas del posible tsunami eran idénticas al fax enviado por el SHOA. O sea que el SHOA en realidad copió y pegó la información recibida, a destiempo y con los mismos errores.
Cerca de las 5:00 hrs, el SHOA volvió a comunicarse con la ONEMI para informar que el peligro de maremoto ya no existía y que debía cancelarse la alarma ya que sólo ocurrirían “marejadas irregulares”. En la ONEMI obedientes, incluso teniendo a la misma presidenta Bachelet en sus dependencias, nunca cursaron la alarma de maremoto. Aunque la función de la ONEMI no tiene que ver con dar alarmas sino que sólo coordinar las acciones ante una emergencia, claramente también cometió un error al no informar del peligro, a pesar de lo confusa y mala redacción del comunicado.
LOS OTROS MARINERITOS RESPONSABLES
Aparte del SHOA existe otra repartición de la Armada que tiene directas responsabilidades en la tragedia. La Dirección de Territorio Marítimo y Marina Mercante, Directemar, tiene por misión cautelar el cumplimiento de las leyes para proteger la vida humana, el medio ambiente y los recursos naturales en el mar. Tiene un presupuesto de 46 mil millones de pesos anuales (2). De esta dirección dependen las Gobernaciones Marítimas y las Capitanías de Puerto. Éstas son las delegadas de la Armada en cada localidad litoral de Chile.
El Comandante en Jefe de la Armada dijo que el SHOA, además de informar a ONEMI a través del citado fax, a las 4:05 hrs, también informó a Directemar a través del Sistema Nacional de Alerta de Maremoto, para que se informaran todas las gobernaciones y capitanías de puerto de Chile de la confusa alarma de maremoto. La comunicación entre este sistema de alertas de maremoto y las gobernaciones y capitanías de puerto, es supuestamente directa.
Al parecer nada de esto sucedió. En ninguna localidad arrasada por el maremoto se escuchó alguna alarma dada por la Armada. Toda la gente que alcanzó a huir del mar lo hizo por iniciativa propia e instinto natural. A lo más fueron los Carabineros, en algunas localidades, que dieron la alarma, pero también guiados por el sentido común y no por una alarma dada en alguna repartición de la Armada.
A continuación una lista de puestos de la Armada, en las distintas localidades afectadas por el maremoto, que no dieron ninguna alarma. También sus responsables, de los que no hemos visto ni escuchado nada en estos días.
Gobernación Marítima de Valparaíso: CN Eduardo Hidalgo
• Capitanía de Puerto de Juan Fernández: SO Héctor Saldías
Gobernación Marítima de San Antonio: CN Otto Mrugalsky
• Capitanía de Puerto de San Antonio: CC Javier Vásquez
• Capitanía de Puerto de Pichilemu: T1 Ricardo Cárcamo
Gobernación Marítima de Talcahuano: CN Luis Burgos
• Capitanía de Puerto de Constitución: T2 Alfredo Teixido
• Capitanía de Puerto Lirquén – Tomé: T1 Rodrigo Parra
• Capitanía de Puerto de Talcahuano: CC Juan Marcelo Villegas
• Capitanía de Puerto de Coronel – Lota: T1 Rodrigo Pomeri
• Capitanía de Puerto de Lebu: T2 Andrés González Peña
En la Armada y la ONEMI dicen que un factor determinante fue la gran extensión afectada por el terremoto, lo que cortó la energía eléctrica y las comunicaciones de manera inmediata en todo el centro-sur del país. Sin embargo desde febrero de 2009 está publicada una investigación científica franco-chilena (3) que da cuenta de la inminente posibilidad de un terremoto de magnitud sobre 8 en la zona costera entre Constitución y Concepción. O sea que ni la ONEMI ni la Armada tomaron en cuenta este artículo (suponiendo que sabían de su existencia), pudiendo haber estado preparados, especialmente desde el punto de vista de la comunicación, ante la eventualidad de un terremoto y maremoto.
Un detalle aparte, en sector de Valparaíso donde están las instalaciones del SHOA no se cortó la luz hasta 10 minutos después del terremoto.
Otro dato curioso es que la Armada había elaborado un instructivo para el caso de un maremoto. En este instructivo se dice que si un sismo es tan fuerte como para botar a una persona al suelo o impedirle caminar, en la zona costera, es signo de inminente maremoto. Se espera que cualquier marino que se precie de tal, conozca este manual o que en último caso su conocimiento y experiencia en el mar le permitiera alertar a la gente en el lugar costero que estuviera, del peligro de maremoto. Con mayor razón esto se aplica para gobernadores marítimos y capitanes de puerto que hoy más que marinos, no pasan de ser marineritos sólo preocupados de sus propios juguetes.
LA INOPERANCIA ARMADA AL SERVICIO DEL PAÍS
Hace casi 40 años las fuerzas armadas salieron a las calles, sin una orden del Estado, para tomar el país, detener y asesinar a los que pensaban diferente. La orden era simple: primero disparar, después preguntar. Hoy, luego del terremoto y maremoto, nuestras flamantes fuerzas armadas han esperado 48 horas para salir a las calles. Esta vez no debían salir a detener y asesinar, debían salir a ayudar a la población afectada por la furia de la naturaleza.
Quizás debamos ser justos, muchos adultos y jóvenes, actuales miembros de las fuerzas armadas no vivieron el tiempo del golpe de estado el 73. Sin embargo han gozado de los mayores beneficios que cualquier otro servidor público en Chile. A parte de sueldos nada despreciables (mayores a los de Carabineros e Investigaciones); un sistema de salud propio, con hospitales exclusivos; posibilidad de jubilarse a edades bajísimas (hasta a los 40 años), pensiones que cuadruplican el promedio de pensiones de cualquier chileno ($400.000 versus $100.000 mensuales promedio), capacidad de seguir trabajando después de jubilar en la misma repartición militar donde trabajaban y con el mismo sueldo, aparte de la pensión; permisos y facilidades laborales de todo tipo; beneficios en educación para los hijos; convenios con múltiples tiendas comerciales, etc, etc.
Ahora estos “servidores de la patria” tienen la difícil misión de resguardar la seguridad de todos nosotros. Primero contra el enemigo externo: o sea aquellos malvados países fronterizos que sueñan con invadirnos como Argentina, Perú, Bolivia, y Brasil. Ahora como detalle, contar que todos estos “enemigos” han aportado víveres, hospitales de campaña, agua potable, dinero, medicamentos, y otras cosas a Chile con motivo de la catástrofe. De hecho lo que trajo el presidente Lula desde Brasil como apoyo a Chile, fue lo primero que se envió a las víctimas del sur.
Las fuerzas armadas también deben defendernos del “enemigo interno”. Cuando Concepción, Talcahuano y ciudades aledañas estaban sumidas en caos, por los asaltos y saqueos de grupos delictuales organizados, las fuerzas armadas chilenas demoraron 3 días en restituir el orden. Independiente de que uno esté o no de acuerdo con la llegada de los militares a estas regiones, parece que las lecciones de defender el país “preguntando primero y disparando después” nunca se las dieron. Al final la gente organizada en poblaciones era mucho más eficaz defendiendo sus pocas pertenencias que el Ejército de Chile. Todos hemos visto en televisión cómo la misma gente, con su casa en el suelo y poco para comer, le indica a los soldados para donde ir y a quien detener.
Talcahuano, una de las ciudades donde más costó llevar el orden, debía ser controlada por la Armada, para evitar desmanes y saqueos. Sin embargo tuvieron graves daños en su base naval y al parecer se dedicaron a reparar sus instalaciones antes que ayudar a la población del lugar. La FACH, por su parte, se ha desecho en explicaciones de que ellos estaban listos a las 2 horas del terremoto. Pero resulta que la presidenta no pudo viajar a la zona de catástrofe hasta la mañana del sábado porque no habían pilotos disponibles. En tanto que el puente aéreo ha funcionado más con los aviones prestados de los países “enemigos” que con los aviones chilenos.
LO QUE VIENE DE NUESTRAS FFAA
El Estado de Chile, con dinero de todos los chilenos, gasta en las FFAA miles de millones de pesos anuales. Muchos más que los que gasta en las Fuerzas de Orden y Seguridad, o sea Carabineros e Investigaciones, a quienes sí hemos visto desde el primer día trabajando en los lugares afectados. Para qué hablar de los bomberos, que no reciben prácticamente ninguna ayuda estatal.
Estos dineros a las FFAA no sirven sólo para el pago de tan suculentos beneficios a sus filas sino que también para comprar armas, aviones, tanques, instalaciones militares y equipamiento de guerra. ¿Han servido todos estos miles de millones para ayudar a los chilenos en este momento tan amargo?, ¿realmente los funcionarios de las fuerzas armadas de Chile, marinos, militares y aviadores, están a la altura de tan importante misión, como es velar por la seguridad de todos los chilenos?
Prometen investigaciones para aclarar responsabilidades, ya que hasta ahora en ningún nivel de mando de las FFAA ha renunciado nadie. El director del SHOA fue destituido recién el viernes 5 de marzo, pero probablemente será reubicado en alguna otra repartición de la Armada, ganando lo mismo que antes, ocupando los mismos hospitales que nosotros no podemos usar y al jubilarse, antes de los 60 años, recibirá una pensión 4 veces mayor a la nuestra. Si hay otros responsables, correrán la misma suerte, si es que las investigaciones arrojan algún resultado.
Sin duda que ninguna investigación interna, externa, juicio o arrepentimiento podrá devolverle la vida a tantos compatriotas, y estoy seguro que tampoco permitirá dimensionar el tamaño de las faltas al deber cometidas. Sólo espero que la sociedad chilena en su conjunto sea quien juzgue a nuestras FFAA y exija para el futuro militares de verdad que no se dediquen a jugar a la guerra con recursos de todos nosotros y realmente velen por nuestra seguridad.
REFERENCIAS:
1. Página ChileTransparente. SHOA
2. Dirección de Presupuestos. Ministerio de Hacienda.
3. Ruegg et al. Phys Earth and Planet Inter. Vol 175, pag 78-85 (2008)
Por Científico Pobre
Fuente:http://cienciapobre.wordpress.com
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