San Antonio, 19 de junio 2008
Son las 05.10 de la madrugada.
Me encuentro en la Primera Comisaría de San Antonio. He llegado hasta
aquí, después de caminar desde casa, bajo una fuerte lluvia acompañada
de viento norte. En el trayecto hacia este lugar mis pensamientos me
llevaron hasta mis hermanos que ya no están. Son ellos amigos,
compadres, compañeros, hermanos e hijos, en fin, como los llame, ellos
siguen siendo parte de mí. Pienso en todos ellos y en la forma en la
que nos dejaron y estoy seguro que fue mucho más digna que la que
pretende imponernos el orden establecido. Ellos entregaron su vida
luchando contra la naturaleza, pues en ocasiones ésta se vuelve
nuestra enemiga y nos cobra de esta forma, pero son reglas que
nosotros conocemos y asumimos.
Me encuentro en este lugar porque tengo temor y miedo, por mi hijo
detenido en un calabozo, privado de lo más preciado que es la libertad.
Está en esta comisaría acusado, al parecer, de «portar elementos
peligrosos en su mochila». Creo que esto no es nada más que un
montaje de la policía para amedrentar a nuestra familia.
Digo esto pues todos han tomado la bandera de lucha
en contra de la industria pesquera. de arrastre. Lo que me preocupa y
asusta es que yo conozco el terrorismo de estado, pues fui detenido
durante la dictadura. También conocí la forma de actuar de los
servicios de inteligencia en ese triste periodo de nuestra historia,
en el cual, entre otras tantas acciones en contra de los luchadores
sociales, justificaron su criminal accionar con montajes. Recordamos
las llamadas «ratoneras» y la enorme cantidad de muertes que
criminales y esbirros justificaron, durante años, con la versión
oficial de los supuestos enfrentamientos. Hoy día tengo miedo por los
míos, pues los mismos personajes siniestros, de aquel entonces, con
todas sus prácticas están renaciendo. Se nos ha golpeado, nos han
detenido, tenemos «guardia» frente a nuestra casa, nos siguen personas
que estamos seguros pertenecen a la policía, y lo último la detención
de mi hijo Esteban, justificando el encierro en un calabozo con un
montaje. Tengo la certeza que esto no es casualidad, pues en el
gobierno personajes muy influyentes tienen vínculos históricos con la
industria pesquera. Ejemplo de esto son: Edmundo Pérez Yoma, Viera
Gallo, entre otros tantos.
Ellos saben que a nosotros no nos van a comprar, como ya lo han hecho
con otros. Nosotros estamos convencidos de que nuestra lucha es justa
y digna y que seguiremos en ella, sin tranzar.
Luchar contra la naturaleza es más simple y digna que esta lucha
contra el poder del dinero y todo lo que ello implica, los que
deberían brindarnos seguridad en nuestro caso generan lo contrario,
inseguridad. Tengo miedo por los míos.
Cosme Caracciolo
Pescador Artesanal