El presidente de EEUU, Barack Obama, ha subrayado este lunes que no hay mayor amenaza para las futuras generaciones que la que supone el cambio climático, al presentar su plan para reducir las emisiones de carbono de las centrales termoeléctricas del país.
En un acto en la Casa Blanca, el presidente ha enfatizado también que, según el Pentágono, los efectos del cambio climático ya están poniendo «en riesgo» la seguridad nacional de EEUU.
El denominado Plan de Energía Limpia, presentado este lunes por Obama, busca que EEUU reduzca para 2030 en un 32% las emisiones de carbono de las centrales termoeléctricas respecto a los niveles de 2005. En su discurso, el mandatario ha recordado que de esas plantas termoeléctricas procede «aproximadamente un tercio» de la contaminación total por carbono del país y remarcó que su plan es el paso «más importante» tomado jamás en EEUU para combatir el cambio climático.
Obama ha detallado también que el Gobierno federal dará a los estados «tiempo y flexibilidad» para cumplir con la nueva normativa fijada por la Agencia de Protección Medioambiental (EPA). «Solamente tenemos un hogar, un planeta. No hay un plan B» ha urgido al admitir que ningún país por sí solo puede hacer lo suficiente para frenar el calentamiento global.
«Una obligación moral»
Por ello, este Plan de Energía Limpia complementa el objetivo general con el que EEUU se ha comprometido ante la ONU con miras a la conferencia global sobre el cambio climático que se celebrará en diciembre en París. Esa meta, formalizada en marzo, consiste en que EEUU reduzca para 2025 sus emisiones de efecto invernadero, en total, no solo las procedentes de centrales termoeléctricas, entre un 26% y un 28% respecto a niveles de 2005.
El presidente ha afirmado también que, como dejó claro el papa Francisco en su encíclica sobre el cambio climático, la lucha contra este problema global es «una obligación moral». Esta batalla se ha convertido en una de las prioridades del mandato de Obama, mientras algunos políticos republicanos siguen siendo escépticos sobre sus efectos e incluso sobre la existencia del calentamiento global.
Varios de esos republicanos, entre ellos algunos precandidatos presidenciales, la industria del carbón y parte de la comunidad empresarial consideran que las nuevas directrices de la EPA para las termoeléctricas destruirán miles de empleos y encarecerán el coste de la energía.
Fuente: The Huffington Post