Waris Dirie, la top model somalí se convirtió en la primera famosa en denunciar esta práctica, que mutila a 6.000 niñas cada día según la ONU.
Con 13 años se escapó a Londres para no tener que casarse con un hombre que podía ser su abuelo. Trabajó de criada en la Embajada de Somalia y, después, fregando los suelos de un McDonald’s. Fue allí donde el fotógrafo Terry Donaldson la descubrió y, en poco tiempo, se convirtió en una top model internacional.
Pero Flor del desierto, la película basada en su autobiografía, y estrenada este mes en España, no muestra sólo la transformación de esta Cenicienta moderna de pastora nómada a supermodelo internacional. La cinta denuncia lo que ella define como «el verdadero día que cambió mi vida», que es el momento en el que le practicaron la ablación, es decir, la mutilación de sus genitales, cuando tenía 5 años.
PROBLEMA GLOBAL
Tras alcanzar la fama, Waris Dirie (en la foto) se convirtió en la primera mujer famosa en contar su experiencia públicamente y pedir el fin de esta práctica criminal, aunque ahora lamenta que «no se está haciendo mucho por solucionarlo, porque desde las instituciones se ve como un problema africano cuando en realidad no lo es». Según la modelo, «los emigrantes continúan con esta práctica en los países a los que van, es decir, en Europa y Estados Unidos», añade.
Encarnada por la también modelo Liya Kebede, Dirie confesó que aunque le había «encantado la película, también es cierto que despertó en mí tristeza y cólera. Fueron momentos difíciles», añade. Un mal trago así tiene, para la modelo, una recompensa, y es «poder mostrar la película en África, donde esperamos proyectarla gratuitamente en todos los países. Fue hecha para ese continente», asegura. Según ella, la mejor manera para intentar erradicar este problema es «convencer a las madres. Si yo pude hacerlo con la mía, cualquiera puede», explicó.
Además del barullo londinense y las pasarelas de Nueva York, «Flor del desierto» muestra una realidad más distante, pero igualmente realista: «Rodamos en una localización donde el 80 por ciento son somalíes, lo que supuso un gran reto, porque la mayoría no habían visto a un blanco ni una cámara en su vida, con el problema añadido de que se trata de un pueblo musulmán en el que todo tipo de retrato está prohibido», explica la directora del filme, Sherry Hormann.
La realizadora también cuenta que, en su afán por ser fiel a la realidad, «la mujer que practica la ablación en la película a Dirie lo ha hecho en la realidad durante 40 años. Afortunadamente, hace 3 que se niega a hacerlo. Además, ella fue la única de todo el poblado que accedió a realizarlo. Creo que todo ello ayuda a que el mensaje de la película se transmita mejor». sentencia.
Por L. Seoane
Fuente: www.larazon.es