El misterio de las Bayas de Goji
Según la leyenda, en las tierras del Himalaya, vivía un pueblo conocido por ser muy longevo. Se comenta, que cerca de un pozo, había un árbol que daba unas bayas de color rojo muy fuerte. Los monjes del lugar tenían como rutina beberse una taza del agua de este pozo, confiando en que las bayas aportaban nutrientes a las aguas y, por consiguiente, a ellos mismos, dándoles una vida muy saludable hasta edad avanzada.
A las bayas de goji se les conoce con multitud de nombres, entre ellos: cereza del Tibet, diamantes rojos, lycium barbarum, cereza de goji, etc. Crece en un árbol grande y fuerte que acepta variopintos climas y puede nacer en casi cualquier tierra.
Las bayas de goji son tan adoradas por toda Asia Central, que cada año se celebra una fiesta para venerarlas, como alimento utilizado en la medicina tradicional de China para aportar altas dosis de energía.
Se trata de una proteína completa que contiene polisacáridos, aminoácidos y antioxidantes. Según David Wolfe, comerlas crudas es lo mejor.
Este fruto es vendido seco y puede ser comido directamente desde el envase o incluirse en otros alimentos. En la actualidad, las bayas de goji se han popularizado y son muchas las personas que la incluyen en su alimentación de formas muy variadas: solas, con yogurt, ensaladas, en zumos, batidos, cereales, etc.
Si lo prefieres, también puedes humedecerlas con agua y esperar a conseguir un alimento como la baya original.