Batallar por la perfección en el romance a menudo nos conduce a pensar que nada existe al nivel de nuestras expectativas.
Así, nunca experimentamos auténtica felicidad debido a que siempre estamos luchando por algo que pensamos que puede ser mejor. Ideal, perfecto.
Irónicamente, una relación perfecta no es aquella en la que todo sale bien. Una relación perfecta ocurre cuando ambas partes aceptan al otro exactamente por lo que es, incluidos cada error, cada defecto, cada discrepancia.
Sucede pues, que entonces, la aceptación se vuelve mucho más importante que la perfección.
Pero no es suficiente que el otro simplemente te permita hacer las cosas. Debe aceptarte con presteza, alentarte con emoción y demostrar verbalmente que apoya tu esfuerzo por crecer.
Es por todo eso que:
Si aceptas que soy una persona espontánea, entonces nunca te aburrirás.
Si aceptas que fácilmente puedo cambiar de opinión, entonces siempre tendremos buenas conversaciones.
Si aceptas que a veces coqueteo de forma inocente, entonces sabrás que mi corazón es culpable pero sólo vive por ti.
Si aceptas que a veces llego tarde, entonces no te decepcionarás cuando de hecho lo haga.
Si aceptas que soy una persona poco convencional, entonces seremos una pareja creativa.
Si aceptas que mi perspectiva de la vida es distinta de la tuya, siempre aprenderás algo nuevo.
Si aceptas que soy un ser soñador, entonces podré inspirarte a seguir tus propios sueños.
Si aceptas que me gusta salir y festejar, entonces estaré feliz de quedarme el resto de las noches contigo en casa.
Si aceptas que podemos tener desacuerdos, entonces el sexo de reconciliación será increíble.
Si aceptas que mi cabeza se calienta fácilmente, entonces podremos canalizar toda esa pasión estando entre las sábanas.
Si aceptas que actuó según mis emociones, entonces siempre sabrás lo mucho que te amo.
Si aceptas que soy un espíritu libre, entonces sabrás que nunca te pondré ataduras.
Si aceptas que soy una criatura sexual, entonces sabrás que siempre estarás satisfecho.
Si aceptas que puedo llegar a enviarte un millón de mensajes durante el día, entonces no me importará que a veces olvides responder.
Si aceptas que siempre estoy buscando probar nuevas cosas, entonces podré animarte a salir de tu zona de confort.
Si aceptas que necesito aliento, entonces también sabrás siempre cómo me siento.
Si aceptas que soy un poco salvaje, entonces seré quien nos permita vivir libres.