Economía de la Felicidad: otro mundo es posible

Helena cuenta cómo, hace 35 años, ocurrió el declive de una pequeña localidad llamada Ladakh

Economía de la Felicidad: otro mundo es posible

Autor: Andrea Peña

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Helena cuenta cómo, hace 35 años, ocurrió el declive de una pequeña localidad llamada Ladakh. Esta localidad del Tibet, que vivía siguiendo los latidos de su corazón, se abrió al mundo y Helena vio cómo, a sus calles, empezó a llegar comida subvencionada, transportada por carreteras subvencionadas con gasolina subvencionada y de la noche a la mañana se destruyó la economía local. Se generó desempleo y empezaron las tensiones entre sus habitantes. En 10 años, budistas y musulmanes de la localidad empezaron a matarse.

The economics of Happiness es una película documental dirigida por Helena Norberg-Hodge, Steven Gorelick y Jonh Page. En ella, distintas personas tales como Vandana Shiva, Bill McKibben, David Korten, Michael Shuman, Juliet Schor, Richard Heinberg, Rob Hopkins, Andrew Simms, Zac Goldsmith, Samdhong Rinpoche, Clive Hamilton, Mohau Pheko, Keibo Oiwa y muchos más dan sus opiniones sobre lo que ahora mismo está ocurriendo en la economía mundial, el origen de la situación actual y su opinión sobre las soluciones y la salida hacia un mundo diferente.

Este es el Trailer de la película:

Ekonomija sreče (The Economics of Happiness, Slovenian subtitles) from The Economics of Happiness on Vimeo.

Esta película documental es un análisis de los efectos y las consecuencias reales de la Globalización y de lo que implicaría una re-localización de las economías para todos nosotros.

Para ellos, la Globalización ha supuesto una separación entre los gobiernos y los intereses de los ciudadanos y principalmente un distanciamiento entre las acciones y las implicaciones de dichas acciones. Cuando las decisiones económicas desde un Wall Street o una City de Londres están tan alejadas del granjero o ganadero, es decir de la producción, es muy difícil que la ética esté presente. Al igual que en la guerra, cuando, entre el lugar donde se aprieta el botón para lanzar una bomba y donde cae está, median millones de kilómetros, no caben elementos de empatía, compasión o entendimiento.

Este movimiento promueve volver a la economía local como una manera de abastecernos de casa, comida y ropa de manera coherente con el clima, los recursos y el conocimiento locales.

La localización supone luchar contra las emisiones excesivas de CO2, un ahorro energético, restaurar la biodiversidad, incrementar la diversidad cultural, ofrecer un trabajo seguro a toda la población y reconstruir los lazos de la comunidad.

No se trata de crear economías locales para aislarnos, volver al pleistoceno. Su propuesta no es un paso atrás. Su propuesta es un paso hacia adelante, una alternativa al comunismo y al corporativismo del capitalismo más salvaje que sólo beneficia a un 1% de la población y que se está mostrando como un gran fracaso para cubrir las necesidades sociales, políticas, económicas e incluso espirituales de los habitantes de este planeta.

El modelo local que aquí se propone supone un aumento de productividad, con un aumento de beneficios junto a un aumento de felicidad. En definitiva, un aumento de la prosperidad. ¿Cómo? Muy sencillo. Si ganaderos y granjeros venden directamente en los mercados locales lo que cultivan y crían, entonces se ahorran todos los costes de publicidad, transporte, conservación, envases, etc. que pagan las grandes corporaciones.

Además demuestran que cuando se realizan cultivos diversos, y lo que se cultiva y se cría está acorde al clima y a los recursos locales, la productividad aumenta considerablemente. Los agricultores y ganaderos no se ven obligados a reducir costes hasta límites insostenibles ni a estandarizar el producto. Al parecer toneladas de comida van a la basura, simplemente porque su forma o color o tamaño no son lo suficientemente estándar como para ser presentados en un Hipermercado. ¡¡Terrible!!

Helena asegura que la mayoría de los economistas son analfabetos ecológicos, no distinguen entre producir un juguete de plástico y una manzana. Miles de estudios defienden que se produce 10 veces más bajo la diversidad y que aumenta la rentabilidad por metro cuadrado.

Mientras que la Globalización se basa en más mercado, más producción, más consumo de recursos naturales, poco a poco se ha producido una pérdida de la ética, una separación del ser humano con su naturaleza, una escasez de recursos para muchas personas y, actualmente, un claro empobrecimiento de la clase media.

Indudablemente, un cambio de orientación a otra forma de economía supondrá la desaparición de miles de puestos de trabajo en esa cadena inmensa que he mencionado entre el árbol de donde se recoje la manzana y el Hipermercado donde se comercializa. Algo muy similar al debate que puede estarse dando ahora mismo en España ante las desaparición de miles de puestos de trabajo del sector de la construcción. Cuanto antes se depuren los trabajos de actividades no sostenibles y las reorientemos a sectores productivos de casa, comida, ropa y felicidad, mejor será el cambio, más tendrá de transformación y menos de salto dramático

Parte de la población ya está empezando a ser consciente en cuanto a que la solución a nuestros problemas ya no es de si quien gobierna es de derechas o de izquierdas. Aceptado que hemos estado ciegos y que sólo la conciencia nos salvará, como diría mi amado José Saramago, debemos dar varios pasos más: VER y conocer todas las opciones posibles, es decir, todas; CREER que otro mundo es posible y GENERAR la vía que sintamos más coherente con nuestro entorno más cercano.

Helena habla de miles de bancos pequeños en Estados Unidos, que actuando a nivel local y uniéndose en redes, han superado el comportamiento económico de grandes bancos. Se trata de actuar a nivel local, creando redes de colaboración a nivel nacional e incluso a nivel internacional.

Cuando algunas personas planteamos recuperar hábitos de comportamientos locales, tribales, se nos acusa de “querer volver a la era de las cavernas”. Es un mecanismo que el sistema tiene para defenderse en esta batalla que poco a poco está perdiendo. Porque como dice Helena, esto de lo que se habla en la película y de lo que escribo yo en este post, es un movimiento a nivel mundial, imparable, de miles de acciones en todo el mundo de permacultura, de huertos en las escuelas, de huertos urbanos, de mercados de trueque, de bancos del tiempo, etc.

Si aún no crees que otro mundo es posible empieza a acercarte a esta realidad que ya bulle. Si, por el contrario, eres de los que sí crees que otro mundo es posible, sé tú el líder de tu comunidad, la persona que movilice a otras personas a crear iniciativas locales, incluso espacios donde puedan crearse estas iniciativas. Cada vez tenemos menos que perder.

“Small, Slow and Local is the way to go”. Despierta. Abre los ojos. Hazte consciente de la gran estructura global en la que el 1% de los humanos nos han metido al 99% restante y ¡¡¡CREA TU PROPIA OBRA DE ARTE!!! Imitemos lugares como Bhutan donde la riqueza económica se mide en felicidad.

 

 Fuente: El Blog Alternativo.


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