La organización ecologista Greenpeace denunció este lunes que las explosiones en un almacén con productos químicos peligrosos en Tianjin (norte de China) son «la punta del iceberg» de las «negligencias» de China en la gestión de esas sustancias.
En un comunicado, la ONG se refirió así a la tragedia vivida en Tianjin, donde una serie de explosiones en una terminal de contenedores de su puerto han causado ya 114 muertos, 70 desaparecidos y unos 700 heridos, según las últimas cifras oficiales.
«La horrible explosión de Tianjin de la noche del miércoles y las preocupantes escenas que hemos visto durante los últimos cinco días son sólo la punta del iceberg«, dijo la jefa de campaña sobre sustancias tóxicas de Greenpeace, Wu Yixiu. «Lo que hay debajo de la superficie son años de negligencia en relación a las políticas sobre productos químicos peligrosos y su implementación«, añadió.
Según los datos de Greenpeace, China registró 13 accidentes con explosiones en industrias químicas sólo en la primera mitad de 2015, por lo que confió en que la «severidad» del de Tianjin sirva para «despertar» al Gobierno para que cierre los vacíos legales. La organización denunció también que los sucesos de Tianjin muestran varios «problemas» de las normativas vigentes sobre almacenamiento, transporte, producción y comercio con productos químicos.
En opinión de Greenpeace, del hecho de que las autoridades no hayan podido identificar aún el nombre y las cantidades exactas de las sustancias que explotaron se desprende que es «cuestionable» que la empresa propietaria del almacén informara de los productos peligrosos que manejaba según la normativa vigente.
El grupo ecologista lamentó también que los controles sobre las sustancias que transportaba y almacenaba Ruihai International Logistics, la empresa propietaria del almacén donde se produjeron las explosiones, fueron «fragmentados e ineficientes«.
Asimismo, Greenpeace recordó que cuatro organismos gubernamentales (la autoridad portuaria, los ministerios de Transporte y Seguridad Pública y la Administración Estatal de Seguridad Laboral) debieron controlar el almacenamiento y transporte de esas sustancias.
Finalmente, la organización señaló que la distancia entre el almacén y la zona residencial más próxima era de sólo 560 metros y criticó que las leyes chinas son «severamente insuficientes» en ese aspecto, ya que no establecen una separación mínima obligatoria.