El creador de La familia Addams, Charles Addams es conocido por sus viñetas de humor negro. Un género no siempre suficientemente valorado pero que, en el caso del autor norteamericano, fue desarrollado con tal inteligencia, que acabó siendo incorporado a varios tests de habilidades mentales.
Hace unos años saltó a los medios de comunicación la noticia de la invención de un dispositivo que emitía unos sonidos que solo eran perceptibles por los adolescentes porque, con la edad, los adultos pierden la facultad de escuchar sonidos de alta frecuencia por encima de los 13 o 14 kilohercios.
Aprovechando ese hecho denominado presbiacusia, las autoridades de diferentes países colocaron esos emisores de ultrasonidos para dispersar a adolescentes conflictivos de zonas como parques, centros comerciales y otros lugares que los jóvenes aprovechan para sus cosas, al igual que se hace con las palomas o los perros cimarrones.
Sin embargo, los adolescentes, que son más listos que lo que muchos adultos piensan, aprovecharon ese descubrimiento para crear un tono para móvil que no podía ser escuchado por los adultos. Resultado: Adultos 1- Jóvenes 1.
Este descubrimiento sobre las capacidades perceptivas y reflexivas de los adolescentes, lejos de ser novedoso, es algo que los pedagogos y profesores saben desde hace tiempo. Por ejemplo, para ser admitidos en la escuela, los alumnos chinos de primaria deben resolver un cuestionario en el que se incluye una pregunta («¿En qué número de plaza de garaje está aparcado el automóvil?») que ellos pueden resolver en apenas unos segundos. Los alumnos mayores tardan algunos minutos y los adultos pueden pasarse horas sin conseguir dar con la respuesta.
Todo porque cuanto más adulto se es más desarrollado se tiene el pensamiento lógico, que se impone sobre el llamado pensamiento lateral, caracterizado por ser más creativo y menos sujeto a convencionalismos. Resultado: Adolescentes 2-Adultos 1.
Pero como el partido no acaba hasta que el árbitro da el pitido final, los adultos encontraron la forma de resarcirse. Concretamente con una viñeta de Charles Addams publicada en el semanario New Yorker el 13 de enero de 1940.
Un chiste aparentemente sencillo pero lo suficientemente abstracto o absurdo como para que no sea comprensible para personas por debajo de los 15 años. Tal es su eficacia, que el chiste ha sido incluido en algunos tests de inteligencia como el de Binet-Simon.
A finales del siglo XIX, el Gobierno Francés estableció la escolarización obligatoria de los niños entre 6 y 14 años. El problema era que los alumnos llegaban con unos niveles muy dispares, lo que provocaba dificultades a la hora de crear grupos homogéneos capaces de entender los contenidos de los diferentes cursos.
Para solucionarlo, las autoridades encargaron a Alfred Binet un método para establecer las capacidades de los alumnos. El pedagogo comprobó que era imposible determinar esas capacidades basándose en análisis frenológicos relativos al desarrollo del cráneo y consideró que la mejor fórmula era proponiendo una serie de tareas que exigían atención, dominio del vocabulario y destreza aritmética.
Se elaboraron varios test que fueron mejorados al incorporarse a las investigaciones Théodore Simon, discípulo de Binet, y en 1905 publicaron la primera escala Binet-Simon.
Dicha escala consistía en treinta tareas de complejidad creciente. Las primeras podían ser resueltas por todos los niños, incluidos los que sufrían de algún retraso intelectual. Las últimas, más complejas, incluían hacer frases con varias palabras, crear rimas, contar de modo inverso o hacer razonamientos deductivos según una serie de datos. El resultado establecía la edad mental del niño, que podía ser igual a la de su edad física, mayor o menor. Así se lograba determinar el curso en el que debía entrar y si precisaba de ayuda pedagógica extra.
La viñeta de los esquiadores acabó siendo incluida en versiones posteriores del test Binet-Simon y una institución mental de Nebraska también la utilizó para determinar la edad mental de sus pacientes. En lo que respecta a Charles Addams, fue el trabajo que le catapultó a la fama, mucho antes de que crease a su Familia Addams.
Muchos de sus colegas llegaron a afirmar que la idea no había sido suya, pero la realidad es que fueron bastantes los dibujantes de New Yorker que comenzaron a hacer chistes con esquiadores, por si se repetía el éxito. Incluso el propio Addams se hizo un homenaje repitiendo la idea para un amigo y aún hoy hay autores que lo recrean con otros personajes.
Cuando le preguntaron al propio Charles Addams cuál era en su opinión la clave del éxito del chiste, afirmó que estaba en el segundo esquiador, el testigo. Sin él «no estás seguro de que eso haya realmente sucedido y eso le aporta el elemento lógico que de otra forma no tendría».
Por cierto, la respuesta a lo del aparcamiento del coche es «87».
Fuente: Yorokobu