“Entendemos la actual tarea como parte de la reconstrucción de la educación pública y a la vez como la recuperación de nuestras propia vocación y capacidad pedagógica como Universidad y de lo que consideramos el indisoluble vínculo entre las Humanidades y la Educación”, señaló la Decana de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, María Eugenia Góngora, autoridad que encabeza esta iniciativa en la casa de estudios.
El principal desafío que se ha propuesto la Universidad de Chile tras el convenio firmado con el Ministerio de Educación, es inspirar a las comunidades educativas para que la formación en ciudadanía adquiera centralidad en sus proyectos y prácticas pedagógicas. Se busca enriquecer el trabajo escolar desde la perspectiva de la ciudadanía activa y la promoción de los derechos humanos en las nuevas generaciones.
El Seremi de Educación Alejandro Tapia destacó la misión de construir más ciudadanía para el futuro y la necesidad urgente de instalar estos temas en las salas de clases. “Estamos en este convenio con la Universidad de Chile y no es menor que los Derechos Humanos estén explícitamente en este convenio y en este esfuerzo”.
En el marco del lanzamiento en Viña del Mar se realizó el panel de debate “La Escuela como espacio de aprendizaje y ejercicio de la ciudadanía y los derechos humanos”, con la participación de Oscar Aguilera, investigador y académico del Departamento de Estudios Pedagógicos (DEP) de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile; Graciela Rubio, académica de la Universidad de Valparaíso; Eric Palma, académico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile; y Jorge Castillo, Coordinador proyecto Educación y Desarrollo Humano e investigador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo.
Oscar Aguilera, investigador de la Universidad de Chile que es parte del equipo de contenidos elaborados por la Universidad de Chile para este Plan, señaló que “las y los jóvenes chilenos se han constituido como el actor político más relevante de las últimas décadas”. Aguilera indicó que los “jóvenes son sujetos políticos y reconocerlo es un punto de partida para la formación ciudadana. Los jóvenes inauguraron un nuevo tiempo de la política y los adultos no hemos estado a la altura”.
Graciela Rubio se refirió a la necesidad de incorporar los nuevos atributos de la ciudadanía en este Plan. “Se han ampliado los escenarios de la discusión. Las ciudadanías actuales han iniciado un desplazamiento histórico que pide respuestas y que aspiran a ampliar estos espacios de decisión”. Para la académica de la Universidad de Valparaíso, “el Plan constituye una oportunidad histórica para consolidar relación entre escuela y ciudadanía, y para recuperar la escuela como escenario democrático y como esfera pública. Para esto los docentes deben ejercer un rol determinante. Es necesario desligar a la escuela de las concepciones economicistas que han cooptado en trabajo docente”.
Para Jorge Castillo, coordinador del proyecto Educación y Desarrollo Humano e investigador del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), estos “son tiempos de pugna para ampliar los límites de lo posible”, donde “la ciudadanía demanda cambios profundos”. El investigador destacó algunas capacidades que permitirán fortalecer a una ciudadanía para los tiempos en los cuales hoy vivimos: promover deliberación social; el involucramiento público; superar la aversión al conflicto; y estrechar el vínculo entre lo público y lo cotidiano.
Los investigadores coincidieron en la necesidad de ampliar los espacios de participación, que a juicio de Eric Palma, académico de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, “es probablemente el déficit más importante que tiene la política chilena y la convivencia nacional“. Tenemos el desafío de “saltar desde el egoísmo que promueve el capitalismo hacia un destino común a un proyecto colectivo”, señaló Palma, para quien el plan de formación ciudadana está relacionado con los grandes desafíos que tiene hoy la sociedad chilena. “Necesitamos construir una sociedad al servicio de los Derechos Humanos y la ciudadanía”, concluyó.
Durante el año 2015 el curso estará dirigido a 1500 profesores (directores, directivos y profesores) de todo Chile, en un total de 500 escuelas y liceos municipales del país que serán capacitadas de manera simultánea. Se realizarán 53 cursos de 30 participantes en cuatro regiones de Chile. En los años siguientes se ampliará la cobertura de este plan de formación hasta alcanzar un mayor número de cobertura en establecimientos públicos.
Se trata de una alianza emblemática y su significado trasciende el aporte académico e intelectual de la universidad. Uno de los ejes de trabajo del Plan de Formación Ciudadana es el fortalecimiento de las capacidades profesionales de directivos y profesores. Entre las acciones que se contemplan, un lugar destacado lo constituye el Curso para directivos y profesores “Formación ciudadana para la escuela de hoy”. De este eje del Plan se hará cargo la Universidad de Chile, en particular la Facultad de Filosofía y Humanidades a través de su Departamento de Estudios Pedagógicos (DEP) y el Programa de Educación Continua (PEC), con el propósito de contribuir de manera particular a la reconstrucción de un sistema de educación pública y a fortalecer los valores democráticos y republicanos que ésta representa.