Marzo 28 de 1871: Proclamación de la Comuna de París, la primera revolución socialista

La Comuna de París de 1871 ha sido sin duda uno de los mayores acontecimientos revolucionarios de la Historia


Autor: Wari

La Comuna de París de 1871 ha sido sin duda uno de los mayores acontecimientos revolucionarios de la Historia. Por primera vez el proletariado fue capaz de derrocar el poder establecido, formar sus propios órganos de gobierno y reemplazar al estado monárquico-burgués capitalista por un consejo comunal. Proclamada formalmente el 28 de marzo de 1871, la Comuna de París logró subsistir durante dos meses.

Esto nunca lo perdonaron los burgueses-capitalistas, que vieron en la Comuna la posibilidad de perder todos sus privilegios económicos y sociales. También explica la fuerte represión sufrida por los comuneros (“communards”), y que gran parte del mundo lo viera como una simple revuelta de “vagos” proletarios. La represión fue tan grande que incluso este acontecimiento tan importante fue olvidado por los libros de Historia, nombrándose casi como una anécdota de la Guerra Franco-Prusiana que derrocó a Luis Napoleón III, y que trajo como consecuencia la III República a Francia y la unión de Alemania.

Desde 1851 hasta 1870 Francia entró en guerra varias veces (Rusia, Austria, Italia, Méjico….) por su afán de demostrar el nuevo poderío de Francia. Sin embargo en 1870 declaró la guerra a la Prusia de Guillermo I y Bismarck, ante las intenciones de crear un Imperio alemán y por la posible subida al trono de España de un rey germano, lo que dejaría a Francia rodeada de enemigos.

La guerra fue un desastre para los franceses. En la Batalla de Sedán, prácticamente todo el ejército francés cayó prisionero de los prusianos, incluido el emperador. Francia estaba ocupada en parte por los prusianos que se quedaron a las puertas de París, declarando la creación del Imperio Alemán en el propio Versalles.

LA COMUNA DE PARÍS DE 1871

En octubre de 1870 se empezaron a producir en París manifestaciones para seguir la guerra contra los prusianos. Ante el temor de nuevas revueltas proletarias, las clases dirigentes (tanto monárquicas como republicanos burgueses) formaron un gobierno que pactó un armisticio con los prusianos, trasladándose además a Versalles para evitar al pueblo parisino. Así mismo se debían organizar unas elecciones para la creación de una nueva Asamblea Nacional.

En el París sitiado esta rendición se vio, por parte del proletariado, como una traición,  por lo que empezó a pedir la Comuna; se hace con las armas de los arsenales y organiza la resistencia. En el resto de Francia, sin embargo, estos acontecimientos provocados por los proletarios y la pequeña burguesía parisina se vieron como otro intento de revolución, como en 1848.

Esto provocó que en las elecciones de febrero de 1871 los monárquicos y conservadores fueran mayoría, frente a unos pocos diputados de izquierda (republicanos radicales y socialistas). La nueva asamblea no reconoce la nueva República proclamada en septiembre y elige a Thiers, político conservador, como jefe de Gobierno para desencadenar la contrarrevolución ante el apoyo creciente a la Comuna.

Su primera acción fue intentar desarmar a la población de París, para lo cual pacta con Bismark la devolución de prisioneros de guerra para realizar la represión. Ante este intento el pueblo de París, junto a la Guardia Nacional sublevada del gobierno, les hace frente hasta incluso tener la posibilidad de tomar Versalles.

Sin embargo optaron por la moderación, fuertemente criticada posteriormente, e incluso se permitió en la ciudad la movilidad libre de grupos conservadores, prensa monárquica y toda la libertad que se podía pensar; París era una ciudad abierta. La Francia dominada por Thiers, sin embargo, se caracterizaba por la represión de cualquier simpatizante de la Comuna y, por supuesto, por un control policial absoluto.

El 26 de marzo de 1871 se realizan elecciones libres en la ciudad y se proclama oficialmente la Comuna de París el día 28, invitando al resto de ciudades a hacer lo mismo y luchar contra Thiers; su llamamiento no tuvo respuesta ante la falta de comunicaciones con el exterior. En estas elecciones fueron elegidos toda clase de ideas y personas, anarquistas, blanquistas, proudonistas, socialistas de la I Internacional, e incluso hubo representantes de los barrios burgueses que más tarde se retirarían y huirían.

El hecho de ser la “Iª Revolución Socialista” no es por el predominio de ciertos miembros socialistas, sino por la iniciativa de creación de una organización político-administrativa, establecida casi de forma espontánea, con la unión de todas las ideologías representadas.

LA ORGANIZACIÓN DE LA COMUNA

Pronto se vio que era imposible aprovechar el antiguo entramado administrativo heredado del Imperio de Napoleón III, a lo que se unió la presión del sitio a la ciudad y la destrucción de gran parte de la industria en la guerra contra los prusianos.

El principal organismo fue el “Consejo de la Comuna”, coordinado por una “Comisión Ejecutiva”, con poderes legislativos y ejecutivos. Así mismo se crearon las “Comisiones” (Ejército, Salud Pública, Trabajo, Justicia, etc.) que aplicaban la política correspondiente a su actividad, aunque siempre respondía ante el Consejo.

La Comuna estaba formada por consejeros municipales elegidos por sufragio universal, en su mayoría obreros, y podían ser removidos de sus cargos en cualquier momento, al igual que los jueces y todos los funcionarios, que ganaban lo mismo que un obrero.

También se reorganiza la Justicia, la cual pasa a ser gratuita, y los magistrados se elegirían por votación.

Una de las primeras medidas de la Comuna fue disolver al Ejército regular (resquicio del orden aristocrático), sustituyéndolo por la Guardia Nacional democrática, es decir por el «pueblo en armas».

Otra decisión, muy sorprendente, fue el respeto de la propiedad privada de los que se quedaron, expropiándose sólo a los que huyeron, los grandes propietarios, y se entregó a las asociaciones obreras las fábricas que habían sido abandonadas.

Y más todavía sorprendió que nunca llegaran a utilizar los depósitos del Banco de Francia, no sólo su dinero sino también el posible uso político de éste, con el cual la burguesía hubiera obligado a Thiers a pactar con los comuneros.

A pesar del cerco militar, la Comuna invierte rápidamente en la ejecución de trabajos públicos, con la creación de correos y de un sistema sanitario, que garantizara la salud del pueblo y de las tropas de la Guardia Nacional en lucha.

Los pequeños industriales fueron respetados aunque en un nuevo marco de relaciones laborales, en la que el trabajador tenía sus derechos. Se prohibió el trabajo nocturno y la rebaja de los salarios, y se adoptaron políticas de higiene. Los alquileres empezaron a estar controlados por la municipalidad, fijándose un tope máximo. Como ejemplo, los miembros del gobierno se pusieron un sueldo igual al sueldo medio de los trabajadores, teniendo prohibido la acumulación y aprovechamiento propio de sus cargos.

La educación pasó a ser laica, gratuita y obligatoria. Los programas de estudios pasaban a ser realizados por los propios profesores, los cuales garantizaban el carácter científico de las disciplinas. También se creó una Formación Profesional en donde los obreros daban gratis las prácticas a los alumnos. Se crearon guarderías para cuidar a los hijos de las trabajadoras. También en el plano educativo destacó la Asociación Republicana de Escuelas con el propósito de crear en las universidades un estímulo basado en el conocimiento científico.

En el mundo del arte y cultural aparecen gran cantidad de asociaciones para la promoción del teatro y las bibliotecas.

Se separó la Iglesia del Estado.

LA LIBERTAD

Una de las principales característica de la Comuna fue la libertad. De ésta se podían beneficiar todos, incluso los partidarios del gobierno de Versalles. Había libertad de prensa, de reunión y asociación.

Se decretó que las detenciones deberían ser por orden judicial, y los prisioneros tenían todos sus derechos garantizados, incluso el castigo era fuerte para los casos de detenciones injustas. La libertad de asociación hizo aparecer a muchos grupos y “clubs” de todas las ideologías, las cuales se podían expresar libremente.

Esta libertad hizo que los reaccionarios se movieran libremente por la ciudad, provocando muchas veces actos de sabotaje. Solamente al final, cuando la situación se hizo difícil, se empezó a detener a los saboteadores y todo aquel que se resistiera por la fuerza, aún así durante toda la comuna no murieron más de cien personas a manos de la Comuna (saboteadores, espías y un Obispo), datos totalmente insignificantes comparados con la represión posterior.

LA CONTRARREVOLUCIÓN Y REPRESIÓN

Ante el temor del propio Bismark a que el fenómeno de la Comuna se contagiara al resto de Europa, le devuelve a Thiers todas las tropas que todavía mantenía retenidas, para la eliminación de los comuneros. Así el 21 de mayo de 1871 un ejército de 180.000 hombres se lanzan a la conquista de París calle por calle. La defensa se organizó en barricadas, en las que luchaban tanto hombres como mujeres. La lucha fue desigual ante el poderío militar del ejército regular, sin embargo los comuneros lucharon hasta muerte. La batalla duró una semana, hasta el 28 de mayo, cuando cae la última barricada defendida por un solo comunero por la muerte de sus compañeros.

Como era de esperar la represión fue brutal. Desde los primeros días los fusilamientos eran cotidianos (incluidos mujeres y niños), una simple denuncia infundada valía para ser mandado al paredón. No sólo lo sufrieron los communards, sino que muchos burgueses huidos aprovecharon para denunciar a sus rivales y acreedores.

Se estima que unos 30.000 obreros y simpatizantes de la Comuna fueron fusilados, a los que habría que sumar unas 40.000 personas enviadas a las colonias, con trabajos forzosos, en donde gran parte murió de enfermedades. Esta represión casi consiguió eliminar el movimiento obrero en Francia, hasta el mismo Thiers, disfrutando de su victoria llegó a afirmar que: “ El socialismo ha sido eliminado por un largo tiempo”.

CONCLUSIONES Y CRÍTICAS

Aunque los socialistas de la I Internacional no tuvieron un papel destacado, los gobiernos burgueses y autoritarios europeos no tardaron en responsabilizarlos de todo lo ocurrido. Con esta excusa el movimiento obrero estuvo perseguido fuertemente durante bastante tiempo.

Sin embargo, la Comuna no sólo fue criticada por los conservadores-burgueses, lo cual en cierto modo es normal, sino que recibió muchas críticas desde las diferentes visiones revolucionarias de la época.

Marx y Engels, aunque siempre admiraron la valentía de los comuneros, pensaban que no se daban todavía las condiciones históricas y económicas para desarrollar una revolución socialista. También criticaron la debilidad organizativa, debido muchas veces a la diversidad ideológica, que hizo que en los momentos decisivos no se tomaran las decisiones más rápida y correctamente.

El Anarquismo por su parte vio en principio con buenos ojos la Comuna, pues en cierto modo es como consideraba Bakunin que llegaría la Revolución, además había representados varios anarquistas en el movimiento. Sin embargo pronto vieron que no se ajustaba a su forma de organizarse. La Comuna, según ellos, se quedó corta pues no se abolió el estado, y se organizó de “forma jacobina” al mantener un gobierno representativo. El pensador anarquista más crítico fue Piotr Kropotkin: “no rompieron con la tradición del estado, de gobierno representativo, y no trataron de lograr dentro de la Comuna esa organización de lo sencillo a lo complejo que había inaugurado al proclamar la independencia y la libre federación de comunas”.

Ambas ideologías criticaron el exceso de “liberalidad” que aprovechó Thiers para derrocar el movimiento, sin embardo, en mi opinión, esto fue debido al “humanismo” y respeto del ser humano, el cual querían ser modelo de futuras generaciones, quizás un pensamiento demasiado pacifista para su época, pero que no deja de ser encomiable.

Desde mi punto de vista el error más grave fue el no controlar el Banco de Francia y todas sus reservas, las cuales no sólo no utilizaron sino que Thiers consiguió financiar su ejército a través de los funcionarios que sacaban el dinero a escondidas del Banco.

No todo fue un desastre, aunque Thiers y los gobernantes de la época pensaron que con la derrota de la Comuna tenían controlado el proletariado para siempre. Bismarck supo ver las grandes deficiencias sociales por las que la mayor parte de la población obrera se sublevó. Así para evitar casos parecidos en el nuevo Imperio Alemán (II Reich), se crearon unos niveles básicos de asistencia social, con horas máximas de trabajo y seguros sociales en caso de accidente y jubilación. Este fue el principio de lo que más tarde sería “el estado del bienestar”.

En Francia, la unión de intereses entre conservadores-aristocráticos y burgueses volcó la balanza definitivamente hacia la República (La III República). Pensaban que este era el mejor sistema para controlar el estado, nunca más habrá reyes ni emperadores en Francia.

En general este movimiento revolucionario fue un ejemplo para la clase obrera, demostrando que se podía tomar el poder para crear una sociedad más justa, igualitaria y fraternal, que hoy llamamos solidaridad. Incluso el “exceso” de libertad, que tanto se criticó, no deja de ser un ejemplo de que intentaron hacer un nuevo mundo que no estuviera basado en la represión que ellos habían sufrido en sus vidas.

Como anécdota comentar que fue un communard quien simbolizó la bandera roja del socialismo y la famosa canción de la Internacional.

Por Heródoto el Rojo

Fuente: www.nodo50.org/arevolucionaria/Articulosoct02/lacomuna.htm




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