Ehsan Ullah Khan, la figura que encabeza la lucha contra el trabajo infantil, asegura que el 100% de la producción de Zara en Asia se sustenta con mano de obra infantil, según declara en el siguiente artículo publicado en el diario.es
“El 100% de la producción de Zara en Asia es trabajo infantil”, confiesa Ehsan Ullah Khan, el líder pakistaní contra la esclavitud de niños y niñas, quien encabeza un movimiento a nivel mundial que denuncia el trabajo forzoso que padecen 400 millones de niños en el mundo.
Khan lleva tiempo centrando su combate, su batalla “personal” en Inditex, (Zara, Mango, Pull&Bear, Bershka, Massimo Dutti, Oysho) la multinacional española que ha incrementado sus beneficios en un 5% en 2014 pero que según Khan, mantiene a miles de menores cosiendo en industrias que forman parte del abrupto tejido de subcontratas que se expanden principalmente por Asia.
Hace un año, este activista se desplazó a Arteixo para entrevistarse con Pablo Isla, presidente del gigante textil, pero «no me quiso recibir y envió a un responsable de la empresa”, recuerda Ullah Khan. Ese día, le cuestionó al directivo por qué no trasladaba las industrias a España, un país azotado por la crisis económica y un alto nivel de desempleo. “Su respuesta fue que los españoles son unos vagos que no quieren trabajar”.
Khan ha logrado que cinco empresas de Pakistán cierren sus instalaciones y la liberación de cientos de niños.
Un menor que trabaja en una fábrica de Pakistán, de Camboya o de Bangladesh entra a las 4 de la mañana y sale a las 6 de la tarde. Los horarios rondan entre las 10 y las 16 horas y el salario no supera los 2€ (alrededor de 1.500 pesos chilenos) al día. Las industrias de ropa, alfombras, fútbol o de material médico se sustentan con el trabajo de menores que son vendidos a las mafias o a las empresas por sus propios padres. “Comprar un niño en Pakistán es muy barato y una vez que lo has hecho, puedes hacer con él lo que quieras”. Así le sucedió a Iqbal Masih, vendido por su madre cuando tenía cinco años a cambio de 600 rupias (12 €). Masil comenzó a trabajar en una fábrica de alfombras persas destinadas al mercado occidental donde además era maltratado y despojado de todos sus derechos. Con 10 años se cruzó en su camino el Frente del Ullah Khan quien consiguió liberarlo y convertirlo en una figura contra la esclavitud de los niños. Después de un viaje a Estados Unidos, la mafia lo asesinó cuando tenía 12 años.
“Por eso siempre digo que no compren en empresas como Zara, Mango, Ikea o H&M, porque con el dinero que les entregas, ellos compran 5 esclavos más”.
Khan sostiene que los gobiernos y grandes multinacionales son cómplices de este entramado que saca partido de los oprimidos y los convierte en mano de obra barata. “Este es un gran problema político, social, económico y militar pero a ninguno de ellos les interesa cambiar el sistema”.