Javiera Moreira se independizó el año 2002 y comenzó con un taller propio donde condujo la formación de algunos alumnos que hoy después de cinco años son auténticos grabadores con los que realizan un trabajo colectivo. En el Taller Lautaro se trabajan todas las técnicas referentes a metal y madera.
Su visión acerca de la industria cultural no se aleja de lo sensitivo: “está totalmente erróneo lo que se piensa porque muchos artistas miden su arte según lo que venden, que también es válido, pero no es mi postura, me baso más en las criticas, en las correcciones, en mostrar lo que quiero decir…porque es mi lenguaje, y un lenguaje muchas veces no tiene precio”.
El grabado en Chile recién se está conociendo como obra, porque siempre fue considerado un arte menor debido a que tiene mucho de artesanía; se cree que son copias y no son copias, debidamente, son originales múltiples. Técnicamente, para hacer un grabado, hay que tener herramientas consistentes, prensas que son de alto costo, los rodillos y las tintas, es decir, una infraestructura especial. El grabar en sí, es caro para una persona individual, por esto es que muchos grabadores cuando comienzan lo hacen en colectivos.
Hoy en Chile la comercialización de esta bella disciplina ha llegado a reemplazar a los afiches industriales, tiene la ventaja de ser un precio accesible y es una obra original.
Como colectivo, el Taller Lautaro este año ha realizado dos exposiciones: una en el Café Literario, otra en la Biblioteca de Santiago y actualmente en la casa de la Música de Frutillar.
En diciembre expondrán nuevamente en el café Literario, en el que ha participado el Taller todo el semestre. El Miércoles 10 de Diciembre a las 19.30 horas será la próxima muestra.