“Todo lo que hoy le ocurre y destruye a la pesca artesanal, tiene relación con la industria salmonera protegida, encubierta y financiada por los gobiernos de la Concertación…»
La misión que me encargó El Ciudadano no podía ser más difícil: En menos de 6 mil caracteres, hacer un análisis de los resultados que tuvo para la pesca artesanal el par de décadas en que gobernó la Concertación.
En Ciencias, se trabaja con datos duros, no con interpretaciones (a veces torcidas) de los mismos, porque el propósito del trabajo científico siempre fue llegar a la verdad.
Las consultoras ambientales y la Conicyt le dieron otra misión a la Ciencia, pero eso es motivo de otra columna.
El tema es ese, ante los datos duros: ¿Qué tan desastrosa fue la Concertación para la Pesca Artesanal? Porque a la luz de lo que ocurre en la X Región de Los Lagos, donde se concentraba el 60% de los pescadores artesanales y desde donde se extraía el 70% del producto del mar que se consumía en Chile, la hipótesis de trabajo no puede ser si fue “buena” o “mala” la gestión para la pesca artesanal.
CONTEXTO DEL DESCALABRO
Vivo en Puerto Montt, en la capital de la Región de Los Lagos. Es decir, en la “escena del crimen”, donde los más ricos ambientes en biodiversidad marina fueron arrasados por una industria salmonera, que fue el “chiche” de los gobiernos de la Concertación.
Por esta industria pasaron intendentes, jefes de servicios y gobernadores designados por la Concertación. Un subsecretario de Pesca era, simultáneamente, empresario salmonero; una directora del Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca) renunció al cargo y semanas después era funcionaria de Intesal-SalmonChile; otro ex subsecretario de Pesca se convirtió en el “Salvador” de la Industria piojenta e inventó la privatización del mar como salida a la crisis financiera de una banca ingenua, y perdió US$ 4 mil millones en la apuesta; un ex intendente, convertido en diputado por esas muecas crueles del destino, boicoteó un proceso de investigación parlamentaria en el año 2006, sobre los desastres sociales y ambientales que causaba la “exitosa” Industria Salmonera…
Por cierto, hasta atentados incendiarios para involucrar a dirigentes sindicales y asesores como yo -que no nos dejamos corromper ni impresionar por las cenas anuales del salmón-, llegó a inventar la Concertación. Los tribunales, los “sapos” de la ANI, el Ministerio de Peligro Público, también han actuado en función de los intereses de la industria agónica.
Todo el aparato estatal, desde el Paralelo 42 latitud sur hasta Magallanes, se movió dentro de la red de protección y encubrimiento de una industria social, ambiental y económicamente insustentable. La Concertación organizó una especie de “Colonia Dignidad”, pero con salmones, en el mar austral chileno, para favorecer a esta industria que “mejoraba” la “imagen país”.
A LO QUE NOS LLEVARON
Esta “obsesión fatal”, de los regímenes de pos-dictadura, por los oropeles salmoneros, terminó por liquidar a la pesca artesanal chilena, por el simple expediente de que esta industria induce a la sobre-explotación pesquera. Su crecimiento obliga a destinar cada vez más pesca silvestre a la fabricación de alimentos para salmones… hasta producir lo que pasó: la pesca artesanal debe hoy vivir de ollas comunes y de cajas de alimentos donados por el Estado… su mar ha sido desocupado de peces. Éstos fueron destinados a la alimentación de salmones… Sólo quedan dirigentes.
Para producir un kilo de salmón, se usan entre cinco y diez kilos de pesca silvestre. Es decir, las cacareadas exportaciones de 600 mil toneladas de salmón que alguna vez se llegaron a despachar a los mercados que los recibían, implicaron que entre 3 y 6 millones de toneladas de pesca silvestre en Chile se convirtieron en alimento para europeos, japoneses y norteamericanos cada año de “éxito” exportador salmonero.
Allí están los peces que le faltan a la pesca artesanal desde Arica a Magallanes, convertidos en pellets para alimentar salmones, antes en Chile y ahora en Noruega o Canadá. Todas las políticas pesqueras de estos gobiernos estuvieron destinadas a eso.
Los territorios marítimos de la pesca artesanal austral, las llamadas “Aguas Interiores” que la propia Ley General de Pesca y Acuicultura reserva para la explotación exclusiva de la pesca artesanal, hoy son barrios salmoneros gracias a la pericia con el Autocad de un geógrafo de la Universidad Católica de Valparaíso, que seguramente no ha tenido el privilegio de navegar los canales que hoy convirtió en los futuros condominios acuáticos, listos para privatizar.
El Sistema de “Cuotas Transferibles”, el RAE, los decretos para que las consultoras se hicieran cargo de los peces de los herederos de los alacalufes, chonos y huilliches, las zonificaciones del uso del borde costero, el sistema de evaluación de impacto ambiental y cada uno de los funcionarios del Estado designados en las regiones australes del país; todo fue creado o designado para proteger los intereses de la salmonicultura. En el Congreso, las bancadas salmoneras superaron a las otras bancadas en ambas Cámaras.
Las federaciones y confederaciones de la pesca artesanal fueron intervenidas por operadores políticos de los gobiernos de la Concertación. Sus dirigentes recorrieron Roma y saludaron al Papa en compañía del Gobierno que hoy les quiere quitar el mar; sus dirigentes firmaron acuerdos con los continuadores de las políticas pesqueras que les quitaron los peces, los territorios tradicionales y hasta la dignidad; se firmaron acuerdos para redistribución de cuotas con el candidato Lagos y para dictar una moratoria a la Industria Salmonera con la candidata Bachelet, que nunca se cumplieron… pero igual firmaron otro acuerdo con el nuevamente candidato Frei.
Fue la industria salmonera, su existencia y su operación, lo que liquidó a la pesca artesanal nacional. Ninguna política pesquera fue más letal que la sola presencia de esta industria en nuestros mares australes. Todo lo que hoy le ocurre y destruye a la pesca artesanal, tiene relación con la industria salmonera protegida, encubierta y financiada por los gobiernos de la Concertación.
SE VE BRAVA LA MAR A FUTURO
Lo que haga o no haga la derecha que gobernará en el futuro próximo, no será diferente a lo que ya hacía la coalición que llegó al poder gracias a las luchas, entre otros, de los pescadores artesanales: Terminar por liquidar a los últimos cazadores del planeta, los generadores de una producción orgánica, que construyó o ayudó a construir en la Patagonia los pueblos y ciudades que hoy la industria salmonera convirtió en los más peligrosos de Chile.
O sea, si se llega a privatizar el mar, no habrá sido por una iniciativa de Piñera, sino por una tomada el 8 de enero del 2009 por la muy popular Presidenta Bachelet. Así de simple.
En el año 2006 tuve el privilegio de representar al Consejo Regional de la Pesca Artesanal (Corepa) de Los Lagos y a la Unión de Federaciones de Pescadores Artesanales ante la Comisión de Pesca de la Cámara de Diputados. Allí expuse datos duros para demostrar que la Industria Salmonera era incompatible con la pesca artesanal, no sólo la regional, sino la nacional. Tenía ocho minutos para hablar… ocupé 45. Estaban presentes en el Congreso los mismos dirigentes que hoy tiene la pesca artesanal de esta Región donde vivo, los mismos que firmaron otro acuerdo con la Concertación antes de la segunda vuelta presidencial…
Como se lo comentaba a mi amigo y ex jefe, Cosme Caracciolo, definitivamente comer salmón también puede producir Alzheimer… y tendencias suicidas.
Por Héctor Kol
El autor es biólogo, encargado del Programa Salmonicultura AGO-Pescadores Artesanales de Aysén.
Fotografía: Zona costera en la región del Maule, 2009. Por Álvaro Hoppe