El líder de Syriza, Alexis Tsipras, pidió este viernes a sus correligionarios que le apoyen en el camino para revalidar la jefatura de Gobierno con un programa «izquierdista» pero a la vez «realista». «La cuestión es no entregar las armas y seguir hacia adelante. Sólo miramos hacia adelante», recalcó, después de reconocer que el Gobierno también cometió errores.
«Hoy tenemos más experiencia. Somos más maduros y tenemos más determinación«, añadió, para recalcar que el programa de Syriza se apoya «firmemente en las realidades y necesidades».
Se espera que en la conferencia definan además sus posturas aquellos diputados que en la votación en el Parlamento sobre el rescate se abstuvieron, pero que no por ello han optado por sumarse a quienes votaron en contra y ahora han formado un nuevo partido, la Unidad Popular.
En su intervención, Tsipras defendió la firma del tercer rescate como una solución que fue necesaria para evitar el «suicidio colectivo» del país y garantizar el nivel de vida del pueblo griego. «Podríamos haber optado por no ensuciarnos las manos o por escapar de la realidad o pretender que fuera de la eurozona se puede garantizar el nivel de vida», dijo Tsipras. El hasta ahora primer ministro afirmó que en lugar de escapar, el Gobierno optó por «afrontar la realidad», «confrontar las propias debilidades» y «abrir caminos allí donde no los hay».
Crítica a los escindidos
Aunque sin entrar en ataques directos, Tsipras criticó a los disidentes que se escindieron de Syriza y crearon el nuevo partido antirrescate, a los que tachó de actuar con «hipocresía» y de «escapar» de la «responsabilidad» del Gobierno.
Por otra parte, rechazó de nuevo la posibilidad de una cooperación con los partidos de la oposición Nueva Democracia (conservadora), To Potami (centrista) y Pasok (socialdemócrata) con el argumento de que ninguno de los tres tiene interés real en negociar con los acreedores, mientras que, subrayó, su Gobierno ha dado una batalla que continuará en los temas que quedan pendientes.
En concreto, aludió a las negociaciones sobre los convenios colectivos, los recortes en el sistema de pensiones o la reestructuración de la deuda, todo asuntos de cuya resolución dependerán los futuros desembolsos del rescate.
El líder izquierdista prometió seguir dando la batalla para luchar contra la corrupción y la oligarquía que marcó etapas anteriores, un sistema político que, dijo, llevó al país a la situación actual y que sólo puede combatir un Gobierno «de izquierdas», con un «fuerte mandato popular».
Con ello Tsipras se distanció indirectamente del programa defendido durante la anterior campaña electoral que le llevó a Syriza a una victoria abrumadora y a rozar la mayoría absoluta y del que, tras siete meses de Gobierno, apenas quedan rastros.
En las encuestas, este «aterrizaje en la realidad», como han descrito muchos analistas y políticos el cambio de rumbo de Syriza tras asumir el Gobierno, así como la fractura interna del partido, se ha plasmado en un claro descenso de popularidad. Si hasta julio Syriza todavía lograba resultados similares a los de las elecciones generales de enero (36,3 %), y sobre todo lograba una ventaja de entre 15 y 20 puntos porcentuales respecto a Nueva Democracia, las encuestas actuales le otorgan entre un 22% y un 26%, tan solo entre uno y tres y medio puntos por delante de los conservadores.