Clima de tensión
El animalista, que grabó la escena con una cámara que llevaba encima, protestaba junto a muchas otras personas contra lo que consideran una aberración, que la Empaitada d’ànecs (‘Persecución de patos’, en catalán) se siga celebrando en el siglo XXI. Los defensores de esta actividad argumentan que los patos no sufren, pues no pierden la vida ni, según ellos, padecen lesiones. Es por ello que la agresión al activista fue doble, pues se dio el golpe con un animal vivo.
La fiesta podría prohibirse
Los defensores de los animales, por el contrario, argumentan que los patos, además de sufrir un gran estrés, son zarandeados, estirados y corren el riesgo de ser muertos. Los animalistas este año han tenido que aguantar, aparte de la agresión, el espectáculo desde la playa, pero ya han recogido 28.000 firmas vía Change.org. Por otro lado, el Ayuntamiento de Roses tiene prevista una consulta vinculante sobre la continuidad de esta actividad, hasta ahora perfectamente legal y parte integrante de la Fiesta Mayor del pueblo.