El pasado 27 de agosto de 2015, se constituye en una fecha histórica para los trabajadores de Chile. Los pobladores y sus organizaciones hemos logrado que el Estado reconozca una deuda pendiente con Víctor Jara, Littré Quiroga y las personas que fueron arrojadas, en lo que hoy, 42 años después, es la comuna de Lo Espejo. Allá lejos, donde al año ´73 terminaba Santiago y donde aún vivimos los marginados, los excluidos y en definitiva quienes hoy no somos parte de ésta ciudad.
Para nosotros los pobladores, recuperar la memoria constituye una herramienta fundamental, pues permite poner en movimiento los sentidos de pertenencia en el día a día de nuestros barrios, dotándonos de identidad y fortaleciendo los lazos de comunidad que se resiste a la dominación por el miedo y el individualismo consumista de la cultura dominante de hoy.
Es por esto, que la recuperación de la memoria histórica en un espacio como la comuna de Lo Espejo, constituye un esfuerzo necesario y urgente por cuanto ataca frontalmente el desarraigo, la exclusión y la marginalidad propia de los sectores periféricos de la ciudad neoliberal.
Nuestra memoria gira en torno al esfuerzo colectivo de vivir dignamente en la carencia material de lo que significa habitar en el Chile desigual, sin salud, sin educación, sin vivienda, sin pensiones, con un trasporte indigno, entremedio de basurales, sin áreas verdes, mal remunerados o sin trabajo.
Son precisamente las poblaciones, las cuales desde los inicios de la dictadura militar, fueron foco de la represión generalizada, de la desaparición forzada, de asesinatos, de torturas, del estado de sitio, de los allanamientos, en síntesis del Terrorismo de Estado. Es por esto que hoy las poblaciones se transforman en un “caldo de cultivo” para las prácticas arribistas, delictivas, del narcotráfico y de distintas formas en que la violencia neoliberal se hace presente cotidianamente.
Por tener generaciones y generaciones disgregadas en el olvido y la marginalidad, es que hoy posicionados y fortalecidos en nuestra propia experiencia histórica, los pobladores hemos retomado la iniciativa en la formación del recuerdo y la reflexión comunitaria en torno a los derechos humanos, en recuperar nuestra historia para las luchas que vienen, y en reconstruir el tejido social para desarrollar una fuerza democratizadora que transforme el Chile desigual que comienza a morir cuando los pobladores volvemos a reconquistar La Ciudad perdida en el delirio mercantil, para forjar una nueva esperanza, para construir un nuevo Chile.
En este día histórico, no nos queda más que agradecer a todos los pobladores que nos apoyaron, recolectando más de 3.000 firmas para respaldar ésta petición de sitio de memoria.
Agradecemos a todas las organizaciones sociales, culturales y políticas que apoyaron esta causa.
Agradecemos a las autoridades que se las jugaron con esta iniciativa popular. Agradecemos a Joan Jara y su familia, a la familia de Littré Quiroga y que junto con la Fundación Víctor Jara, hemos podido conquistar esta declaración para la eterna memoria de nuestros Compañeros.
Finalmente hacemos un llamado a los pobladores, estudiantes y trabajadores, a seguir organizándose y unirse para recuperar la memoria, la comunidad y la esperanza.
Con Víctor en la memoria, hacemos historia.