El índice de masa corporal o IMC que usa la estatura y el peso, se estableció en un momento de la década de los 80 como el mejor método en que entrenadores y personas comunes y corrientes creen que pueden evaluar sus estados físicos.
Así, se creó una fórmula IMC = (Peso en libras / (Estatura en pulgadas x Estatura en pulgadas) x 703 ( o más sencillo, usa esta calculadora) para asignar un número a cada elemento de la ecuación.
Recuerda que esta es una de las maneras más comunes de decidir si una persona está baja de peso, si está en un nivel normal o si está obesa.
Si tu IMC está debajo de 18.5, quiere decir que estás bajo de peso.
Si está en 30 o por encima, se considera que estás obeso.
No obstante, de acuerdo a esta gráfica creada para Cosmopolitan por Body Labs, hasta ahí termina la utilidad del método. Porque sucede que el hecho de que tengas cierto IMC no determina necesariamente la forma en la que te ves.
Y la razón es simple: Ese índice no toma en cuenta el porcentaje individual de músculo, grasa y huesos que pueden cambiar la apariencia individual dramáticamente.
Aquí, Body Labs ha escaneado el cuerpo de 6 mujeres distintas, todas ellas miden 5 pies y 7 pulgadas, pesan 145 libras y tienen un IMC “normal” de 22.8 puntos.
“Puedes ser una atleta y gozar de un gran estado físico o tener mucho sobrepeso e inclusive estar obesa, teniendo un mismo IMC” dice Jonathan Schwartz, director de producción en Body Labs. “También puedes tener un IMC considerado promedio pero cargar con una cantidad importante de grasa en el torso, la cual, de acuerdo con estudios recientes, pudiera predisponerte a riesgos de salud como son las enfermedades cardiovasculares o la diabetes”.
Si tienes mucho busto por ejemplo, el IMC definitivamente no lo tomará en cuenta.