Desde el siglo XVII Taiji es una ciudad japonesa mundialmente conocida a causa de una controvertida costumbre: la caza de ballenas y delfines, que se lleva a cabo en sus costas; comienza el 1 de de setiembre de cada año y dura unos 6 meses aproximadamente, durante los cuales perecen o son capturados miles de especímenes.
Ya en 1675 se lo consideraba uno de los más importantes centros de caza de ballenas.
La suerte que corren estos animales es servir de alimento, ya que su carne es muy apreciada por los japoneses, pero muchos delfines se capturan vivos y son vendidos a zoológicos y acuarios en países como Corea del Sur, China, Emiratos Árabes e Irán.
La posición de los pescadores
«Nunca vamos a detenernos», dijo Yoshifumi Kai, de la cooperativa de pescadores en la ciudad de Taiji, situada al suroeste de Japón a los periodistas, en el transcurso de una reciente conferencia de prensa. Kai, portavoz de los pescadores, insistió en que no está claro «qué parte de la caza es la que [Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios] WAZA considera cruel.»
Recalcó que ellos usan un método de captura de su propia invención que consiste en el uso de barcos, para conducir juntos a los delfines hacia una bahía o una playa, donde proceden a matarlos sin que estos sufran.
En Taiji esta caza se lleva a cabo de manera artesanal y es parte de una milenaria tradición, aunque el pescador aclara que: «Estábamos acostumbrados a arponear delfines, pero eso sucedía hace varias décadas atrás. Ahora les cortamos la médula espinal en un momento y no hay mucha sangre».
El jefe de otro grupo de pescadores locales de la misma ciudad, llamado Shuichi Matsumoto, dijo que: «no se han roto las reglas.» Asimismo, añadió que el grupo de sus pescadores promete continuar con la tradicional caza y transmitir su experiencia y conocimientos a las generaciones venideras.
La JAZA dice no
Japón ha dejado de ser un mercado para estos ejemplares vivos, dado que la semana pasada los zoológicos y acuarios nipones votaron a favor de dejar de usar animales capturados por este método, decisión que contó con la aprobación y el beneplácito de la Asociación Mundial de Zoológicos y Acuarios (WAZA), que venía reclamando esa medida desde hace años.
La Asociación Japonesa de Zoos y Acuarios (JAZA) estableció la prohibición a todos sus miembros, de comprar delfines capturados en Taiji. Las declaraciones oficiales de la asociación sostienen lo siguiente: “JAZA prohibirá a sus miembros la adquisición de delfines salvajes capturadas por la pesca en Taiji y participar en su exportación y venta». Y agregan: «Es nuestro deseo permanecer como miembro de WAZA».
Estas últimas palabras se refieren a que en abril del corriente año, el consejo de la WAZA había votado la suspensión de la membresía de la JAZA, alegando que: «no se pudo llegar a un acuerdo sobre las cuestiones que involucran a los zoológicos y acuarios miembros JAZA respecto a su participación en las capturas de Taiji, como compradores o intermediarios.»
La película que descubrió esta costumbre
La matanza de Taiji se hizo famosa gracias a una película documental del año 2009 llamado “The Cove” (La Cala”), que se concentró en las prácticas de caza de delfines en Japón y que ganó un Oscar. La película llamaba a la acción y ponía de manifiesto que debían adoptarse con urgencia medidas tendientes a acabar con la masacre de delfines en masa.
También denunciaba que comer carne de delfín y de ballena (que tienen altos contenidos de mercurio) produce un lento envenenamiento en los organismos de los consumidores, ya que el mercurio no se elimina, por lo que va acumulándose y puede provocar estragos en la salud, a causa de una enfermedad llamada hidrargiria o hidrargirismo.
Más de 20.000 delfines son sacrificados en Japón cada año, según estimaciones de la Sociedad de Conservación Oceánica, un grupo sin fines de lucro que hace películas con el fin de inspirar a la gente a salvar los océanos, dando a conocer la realidad de los problemas que existen, aunque las cifras que ofrece la Agencia de Pesca japonesa no reconoce más que 1600 capturas anuales.
¿Qué dicen los ecologistas?
Las organizaciones ecologistas han protagonizado protestas en varias ocasiones contra la matanza de delfines y ballenas. Incluso desde hace unos años, los barcos que salen a capturar a los delfines van escoltados por la policía, que trata de evitar los enfrentamientos entre ambas facciones. En resumen, la carne de delfín y de ballena y la venta de los ejemplares vivos, es un gran negocio al que los japoneses no están dispuestos a renunciar. Y a la vista está que seguirán practicándola aun a riesgo de la salud de sus habitantes y con el resto del mundo acusándoles de crueldad y asesinato.