Ha sido una de las imágenes del fin de semana. Chema y Jonathan, dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía, han contraído matrimonio en Jerez. La pareja ha querido hacer de su boda un gesto de visibilidad que sin duda ayudará a muchas personas.“No seremos los primeros gais en esta institución, tenemos muchos amigos que también lo son dentro del Cuerpo”, afirmaba Chema en una entrevista concedida a Canal Sur Radio y recogida por La Voz del Sur, en la que aseguraba que espera que esto sirva para conseguir la “normalización”.
“Lo conocí cuando estaba pasando un mal periodo de mi vida, una ruptura, y él apareció de repente”, declaraba Chema sobre el que ya es su marido. A partir de ahí iniciaron una relación que dura ya cinco años, y que ahora culmina en boda. La ceremonia se celebró en un rincón de excepción, el Recreo de las Cadenas de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre. Ambos vistieron sus uniformes de gala. Chema, natural de Jerez, y Jonathan, de Algeciras, consideran que no debería haber diferencia entre su boda y la de cualquier otra pareja, pero no dejan de sentirse satisfechos si su repercusión pública “sirve para que a los niños que les hacen bullying en el colegio por su condición sexual vean que es algo normal”.
Chema, si pudiera, se casaría “por la Iglesia”, ya que es religioso y participa como un creyente más en los actos de la Semana Santa. Jonathan, sin embargo, es agnóstico. Se plantean además adoptar. “Se estigmatiza más a los padres gais que adoptan a hijos pero no se llega a pensar en el trasfondo de los padres que abandonaron a sus hijos; parece que los malos son los padres gais que han adoptado a una persona y no los padres que han abandonado a ese hijo”, explicaba Chema en la misma entrevista.
Una pareja convencional, pensarán muchos, a la vista de sus opiniones. A nosotros nos parece que su valentía no solo a la hora de visibilizar su relación, sino a la de celebrarla por todo lo alto utilizando unos usos y una iconografía que, compartidos o no, hasta hace muy pocos años nos estaban vedados (y en muchos casos lo siguen estando debido a la existencia de un techo de cristal que muchas personas LGTB siguen sin atreverse a romper) les hace merecedores de todos nuestros elogios. ¡Que sean muy felices!
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