El Papa Francisco comenzará su gira por Cuba el 19 de Septiembre. Se extenderá por 3 días y visitarás las ciudades de La Habana, Holguín y Santiago de Cuba. Luego de su visita al país caribeño, visitará Nueva York, Washington y Filadelfia. La visita del Papa se da en el marco de una nueva etapa en las relaciones bilaterales de ambos países y funciona como una pequeña revolución en sí misma.
Cabe recordar que la figura de Francisco fue crucial para acercar posiciones entre ambos países y poner fin a 50 años sin relaciones diplomáticas. En el día de la fecha los dos países retoman oficialmente el diálogo bilateral con la visita de John Kerry, Secretario de Estado Norteamericano a la Isla. La visita de Francisco pareciera ser una forma de apuntalar el diálogo entre las dos naciones.
Es por eso que acorde a lo que Francisco viene construyendo desde su lugar, esta visita tiene un carácter político. Este Papa no ha tenido inconvenientes a la hora de asumir la función de cabeza de la Iglesia. A diferencia de su antecesor, Benedicto XVI, Francisco utiliza su investidura en beneficio de la Iglesia. En este caso en particular su misión fue intermediar para acercar posiciones encontradas desde hace varias décadas. Desde ese lugar construir su mensaje al mundo.
Esta actitud también puede entenderse como una estrategia para recuperar, en la figura del Papa, la noción de liderazgo. Idea que se había perdido mediante los escándalos que azotaron a la Iglesia durante los últimos años y que esta intentó esconder. La actitud de Francisco es la opuesta, completamente opuesta. Asumir las falencias, atacar a los responsables de abuso con la máxima fuerza posible y entonces sí, predicar con el ejemplo.
Francisco lo sabe. No se puede hablar de paz y justicia encubriendo pedófilos. La figura del Papa como un promotor de la justicia en el mundo, tiene que empezar por casa.
Francisco sabe que esta es la única forma de que la Iglesia vuelva a ser una institución relevante en un mundo como en el que vivimos. Para la mayor organización del mundo, la credibilidad, es todo. Ante el avance en América Latina de instituciones Evangélicas, ante la merma de creyentes en todo el mundo, la búsqueda de la construcción de un liderazgo político basado en el ejemplo, es un intento de demostrar que la Iglesia Católica aún tiene relevancia en mundo de constante cambio. Pero esto no puede construirse desde el desprestigio.
Es por eso que esta visita de Francisco no es una visita más. Su gira por los dos países que hasta hace poco eran enemigos acérrimos, tiene por objetivo no declarado supervisar las negociaciones entre ambas naciones. Es indudable el impacto de la figura de Francisco en el plano internacional y sólo podemos especular cuánto mayor sería si como conclusión a este proceso de paz, Estados Unidos levantase el bloqueo a Cuba. Francisco parece encaminado en su misión de renovar la Iglesia. No hay que perderle los pasos.