¿Qué lleva a un fotógrafo a realizar un trabajo documental sobre sus parientes más cercanos? El modo de afrontar graves enfermedades como el cáncer o el alzhéimer han motivado algunos de los reportajes más destacados en este terreno, como los de Nancy Borowick o Alejandro Kirchuk. Pero hay más. La obsesión de Masahisa Fukase por su esposa, la búsqueda de las propias raíces de Charlie Mahoney o el estudio más sociológico de Tina Barney y su acaudalado entorno familiar. Por variados que sean, siempre hay un patrón que se repite: fotografiar a la familia es una forma de conocerse mejor.
Alejandro Kirchuk
Premiado con un World Press Photo en 2012, “Never let you go”, de Alejandro Kirchuk, es un trabajo que cuenta como pocos la devastación provocada por el alzhéimer. Con tan solo 21 años, el joven porteño comenzó a fotografiar a sus abuelos después de que a Mónica le diagnosticaran la enfermedad. A lo largo de casi tres años documentó una historia de amor y dedicación absoluta (la de su abuelo Marcos, que la cuidó durante todo ese tiempo), pero también de cambios y de superación.
Es a base de pasar tiempo con ellos, de volver a quedarse a dormir en su casa, de narrar el día a día, que Kirchuk consigue un doble objetivo. Por un lado, rememora parte importante de su pasado a través de un lugar y unos personajes que le marcaron durante su infancia; por el otro, documenta emocionalmente y muy de cerca lo que significa sufrir el alzhéimer y cuidar de quien lo padece.
Ivan Ferreres
“Le miro a él y me veo a mí.” Con esta frase tan certera resume Ivan Ferreres algo que ya apuntábamos: el proceso de documentar a la propia familia es una manera de indagar en uno mismo, de entenderse y descubrirse. “En silencio” es el reportaje en el que el joven fotoperiodista catalán conjuga el arduo trabajo como agricultor de su padre con su mundo interior, fuertemente influido por una sordera que le afecta desde la infancia.
En su proyecto, que también cuenta con una pieza multimedia, Ferreres combina espacios solitarios con los retratos íntimos de su padre. El blanco y negro es una forma de mostrar visualmente la falta de registros auditivos del protagonista, enfatiza la dureza de la vida del agricultor y ayuda a crear una atmósfera de nostálgica intimidad. Con todo, “En silencio” habla mucho más de la felicidad a través de la aceptación de las dificultades que le ha deparado la vida al padre del autor.
Larry Sultan
Al padre de Larry Sultan lo jubilaron antes de lo previsto. Este hecho marcó el inicio de “Pictures From Home”, un proyecto en el que el fotógrafo estadounidense estuvo enfrascado durante una década, entre 1982 y 1992, cuando publicó un libro homónimo que hoy cotiza al alza. En él, Sultan combina las instantáneas que tomó de sus progenitores durante ese período con otras antiguas que fue encontrando y con textos y anotaciones propias. También grabó algunas secuencias que contenían comentarios de sus padres.
Las fotografías narran la vida de una pareja de jubilados con dinero que puede disfrutar del tiempo libre. Son imágenes en color que muestran la estética ochentera de los interiores de la casa y el jardín, donde ocurre la mayor parte de la acción. En una entrevista en 1989, con el proyecto a medias, Sultan explicaba cómo una de estas fotos cambió la perspectiva de su trabajo: “Al ver aquella imagen de mi padre durmiendo en el sofá pensé que las fotografías les sobrevivirían. Quiero que vivan para siempre.”
Timothy Archibald
Muchos autores ven la fotografía como una herramienta para comunicarse con el mundo y entenderlo mejor. A Timothy Archibald le ayudó a que su hijo autista y él se comprendieran mejor y se estableciera una relación más fuerte entre ambos. “Echolilia” es el proyecto que inició cuando su hijo Elijah tenía cinco años y que terminó cuando Timothy percibió que aquellas fotografías ya habían acabado su propósito.
Aquello se convirtió en un trabajo en común en el que ambos creaban las fotografías. “Cuando hacíamos fotos no éramos padre e hijo: éramos dos iguales trabajando. Nos respetábamos el uno al otro y aprendíamos el uno del otro», comentaba Archibald para Quesabesde. Las imágenes de este trabajo son sorprendentes y ayudan a visualizar la forma en que un niño autista se percibe a sí mismo. “Echolilia” es también un libro que incluye las fotografías de Timothy con dibujos de Elijah.
Nancy Borowick
El cáncer y la desaparición de un ser querido ha dado pie a varios reportajes conmovedores que han dignificado la lucha contra la enfermedad y la aceptación del destino. Y Nancy Borowick es la autora de dos historias que se funden en una sola. Su madre luchó contra un cáncer de pecho durante más de 20 años. Justo un año antes de su muerte, su padre fallecía a causa de un cáncer de páncreas. Nancy documentó en «Cancer Family, Ongoing» el apoyo que ambos progenitores se brindaron mutuamente durante meses.
Durante todo el tiempo que les fotografió, desde la recaída de su madre en 2009 hasta su muerte a finales de 2014, Borowick supo sobreponerse a la fatalidad para contar la historia con humanidad y emoción desde los momentos más íntimos hasta los aspectos más clínicos como la terapia, pasando por los duros instantes finales. El resultado es un magnífico proyecto sobre el amor que se procesa la pareja y el de su círculo de familiares y amigos más cercanos.
Tina Barney
“Theater of Manners” es un proyecto sobre el entorno familiar y de amistades de la clase adinerada de la costa este estadounidense. Un trabajo que encumbró a su autora, Tina Barney, a un lugar poco concreto de la fotografía documental. Poco concreto porque en ocasiones resulta difícil definir el origen de las imágenes de sus familiares que conforman este trabajo: ¿son poses forzadas o representaciones naturales de una vida forzada? Leído entre líneas, el título del proyecto tampoco ayuda a desvelar la duda por completo.
Lo cierto es que más allá de la meticulosa preparación que ostentan la mayoría de las escenas -y la espontaneidad que parece haber en algunas pocas- “Theater of Manners” es un testimonio de gran valor acerca de las relaciones familiares que se establecen en estos entornos. El control de la luz, los colores y los detalles añaden información por doquier y ayudan a adentrar al lector en la escena, pese a que la actitud de los personajes los presenta distantes incluso para alguien tan familiar para ellos como la propia fotógrafa.
Masahisa Fukase
El autor de “Yoko”, Masahisa Fukase, es uno de los fotógrafos japoneses más venerados en Occidente. De hecho su libro “Karasu” (cuervo en japonés) es una obra de culto por la que pueden llegarse a pagar mil euros. ¿Y quién era Yoko? Su segunda esposa, a la que fotografió en infinidad de situaciones: desde desnudos provocativos hasta divertidas caracterizaciones, pasando por inquietantes retratos.
“Yoko”, que se publicó en 1978, es un proyecto a largo plazo que duró más de una década y que cuenta más del propio Fukase que de su mujer. Habla sobre todo de su obsesión por ella. Sus fotografías en blanco y negro muestran un mundo interior casi siempre lleno de angustia que sabe transmitir visualmente a base de retratos cercanos y escenas surrealistas.
Yoko pidió el divorcio del fotógrafo, cansada y temerosa de la obsesión de su marido. Fue precisamente esa obsesión y el dolor que le causó lo que motivó un viaje a Hokkaido, donde Fukase avistó un cuervo que dio lugar a ocho ensayos que se convertirían en su famoso “Karasu”.
Charlie Mahoney
Como la gran mayoría de estadounidenses caucásicos, Charlie Mahoney tiene sus orígenes en Europa. Concretamente en Irlanda. La excusa de conocer mejor sus raíces y el lugar de nacimiento de sus antepasados le sirvieron para retratar a su familia lejana en “Ancestral Calling”. El fotógrafo y documentalista viajó al condado de Cork, a la granja en la que su abuelo paterno nació y vivió hasta emigrar en 1915 a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades. Nunca regresó.
Pero quienes siguen allí son sus tíos y primos lejanos, con los que convivió un tiempo. La historia que fotografió habla del pasado y la modernidad. Con una cercanía que sorprende -solo les había visto un par de veces antes y pudo pasar poco tiempo con ellos-, el autor de Boston narra dos mundos paralelos: el de Bob y Dan, que continúan trabajando la granja con las técnicas de antaño, y el de Michael, que ha implementado maquinaria moderna eficiente.
Con el tratamiento del color al que nos tiene acostumbrados y ayudado por una luz natural de dimensiones casi épicas, Mahoney presenta un retrato íntimo y veraz de uno de los muchos orígenes europeos que tienen los ciudadanos de Estados Unidos.
Angelo Merendino
“My Wife’s Fight With Breast Cancer” narra la historia del fotógrafo Angelo Merendino y su mujer Jennifer, diagnosticada con cáncer con 40 años y tan solo cinco meses después de su matrimonio. Tres años de fotografías en blanco y negro que narran los aspectos de la enfermedad y la terapia, con momentos de intimidad, cariño familiar, merecidas vacaciones, miedo y esperanza.
Pero el proyecto de Merendino es algo mucho más que lo que predica su descriptivo título. Más allá de las fotografías, fue una lección sobre las dificultades que plantean al paciente y sus seres más cercanos el hecho de enfrentarse a la enfermedad. En efecto, a la incertidumbre y el dolor -físico y psicológico- hay que añadir los elevados costes del tratamiento, sobre todo en países como Estados Unidos, donde el seguro médico puede no cubrirlos por completo.
Así que Merendino creó The Love You Share, una organización benéfica que recauda fondos a través de donaciones privadas y de la venta del libro “The Battle We Didn’t Choose”, con sus fotografías, para brindar ayuda económica a pacientes de cáncer.
Nacho Caravia
Una mujer con una dependencia emocional que la lleva a acumular objetos ayudada por su hijo a través de la fotografía. Este es el sentido del proyecto “Mamá”, con el que Nacho Caravia fotografía a su madre con un doble objetivo: ayudarla a mejorar esa relación de dependencia y de paso establecer una nueva fórmula de comunicación con ella, que le ha permitido entenderla e interpretarla de una forma distinta desde que Caravia dejó el hogar.
Tomadas en color, las imágenes muestran dos ambientes bien diferenciados: los interiores de la casa de la madre del autor y los exteriores rurales. Es dentro de la casa que el problema se hace evidente y toma fuerza este comentario del propio Caravia: “Uno de los pilares del proyecto, tan importante como las fotografías, es ayudar a mi madre intentando conseguir un uso fluido de toda la casa.”
Las fotos hechas en exteriores tienen una atmósfera más fría, pero a la vez son mucho más evocadoras y aportan un toque de esperanza al conjunto del proyecto.
visto en QuéSabeDe
escrito por Ivan Sánchez
Tags: Fotógrafos, Iván Sánchez, Fotografía, Cultura