Un abuelo de 2.620 años, 60 metros de altura y 2, 20 metros de diámetro -el «lahuan», en lengua mapuche- reina en medio del Parque Nacional Los Alerces, que se recuesta en la región cordillerana de Chubut, a 52 kilómetros de la ciudad de Esquel, Argentina.
Su existencia deslumbra a los visitantes que llegan desde todas partes del mundo a conocerlo, ya que este alerce milenario está allí desde antes del nacimiento de Jesucristo y probablemente permanezca cuando el hombre ya habite en un country marciano, puesto que su vida puede llegar hasta los 4.000 años.
El área protegida de la Patagonia argentina resguarda en sus 263.000 hectáreas a la especie Alerce Patagónico (Fitzroya Cupressoides) o lahuan, muchas veces estudiado para determinar su edad.
Así como a las personas se les calcula ésta por las arrugas, la antigüedad de los alerces se mide contando la cantidad de anillos de su tronco: cada año, dos anillos nuevos aparecen en su corteza, uno en primavera y otro en otoño.
El método consiste en perforar el árbol hasta el centro del tronco y extraer una fina varilla de madera que sirve de muestra sin dañar al ejemplar. Allí están registradas tanto la «pequeña edad de hielo» que afectó a la Tierra alrededor del siglo XII, como el calentamiento global de fines del siglo XX.
Es el alerce milenario la meta última del viaje al alerzal, frente a cuyo grueso tronco los viajeros enmudecen ante un sobrio cartel que dice: «Edad: 2.620 años»; pero este parque nacional, nacido en 1937, también protege a otras especies del bosque patagónico conformado por coihues, cipreses, radales, maitenes, ñires y lengas; y dentro de la fauna, a los pudúes, a ciertos anfibios y al huemul, convertido desde 1996 en Monumento Natural para preservar su existencia amenazada.