Según informa el diario ‘ABC‘, se cree que los humanos empezaron a buscar pareja por amor solo a partir del siglo XVIII, y con el tiempo esto se hizo cada vez más habitual a medida que las mujeres adquirían más derechos e independencia económica. No obstante, un estudio científico publicado en la revista ‘PLoS Biology’ ha demostrado que esta tendencia también tiene carácter científico.
Tras realizar una serie de observaciones de los pinzones cebra, unos pájaros conocidos por su fidelidad a la hora de escoger pareja, los científicos del Instituto Max Planck de Ornitología, en Alemania, descubrieron que las aves que eligen libremente a sus propios compañeros producen un 37% más descendencia que aquellas que fueron emparejadas por los investigadores en un «matrimonio de conveniencia». Las parejas formadas sin posibilidad de elección, además, producían tres veces más huevos no fecundados.
Los investigadores señalan que el número de pollos muertos de las aves unidas por fuerza fue mucho mayor que el de las parejas ‘de enamorados’, y que las muertes fueron registradas durante las primeras 48 horas tras la eclosión del huevo, cuando los padres deberían cuidar más a sus crías.
De acuerdo con los científicos, al igual que en las relaciones entre los pinzones cebra, los sentimientos que existen entre los humanos en una pareja sirven como una especie de garantía de que los hijos obtendrán el apoyo necesario de sus padres. Además, los resultados de otros estudios de parejas humanas resultaron coherentes con la reciente investigación que demuestra la importancia del amor para la posteridad.