Built Back Better: Así se leía en una lámina de la presentación oficial que el 23 de marzo hizo en el Congreso en Valparaíso el Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, en sesión de la Cámara de Diputados destinada a presentar el Plan de Reconstrucción del nuevo gobierno para las zonas devastadas por el terremoto del 27 de febrero.
La verdad es que no presentó plan alguno, quizás componentes, algunas ideas generales, pero no un plan. Lo más cercano a ello fue el anuncio del Comité de Reconstrucción que tendría como misión “la generación de un Programa de Reconstrucción coherente con el desarrollo de Chile”. Es cierto que, como señaló el ministro, habían pasado poco más de 20 días desde la catástrofe, pero no era excusa pues justamente la gran promesa de la campaña presidencial fue “gobernar mejor”. En este caso no pasaron la prueba de la tan anunciada eficiencia.
Dado el peso del diagnóstico de daños en la presentación, ésta parecía muy orientada a justificar los 30 mil millones de dólares que el gobierno había anunciado que costaría al país la reconstrucción. Llamó la atención que por ejemplo en el sector educación se consideraran recursos para la educación privada y que éstos fueran superiores a la educación pública.
Respecto al financiamiento de la reconstrucción, entre otros puntos se planteó: (i) “austeridad fiscal”, el recorte de gastos y programas sin decir cuáles y en qué montos, (ii) la suspensión de licitaciones, inclusive si ya estaban adjudicadas y con contrato firmado, pero que no habían empezado a implementarse; es necesario conocer este listado, (iii) revisar la ley de donaciones, que significa que las empresas deciden a quién apoyar y de paso, el fisco recibe menos ingresos; (iv) las concesiones a privados que deben reducirse a construcciones y con concurso público.
La transparencia por parte del gobierno y la vigilancia y control ciudadano se imponen; el estado de catástrofe no es excusa para que el gobierno tome decisiones como la de adjudicar directamente a Easy, Sodimac y Construmat 8 mil millones de pesos para que provean los materiales para la reconstrucción.
Además, Built Back Better o reconstruir mejor para este gobierno es hacerlo de espaldas a la ciudadanía. En la exposición del ministro Hinzpeter no hubo una sola alusión a la sociedad civil, a la participación ciudadana, a los gobiernos municipales. El malestar se hizo evidente entre los más de más de 40 dirigentes y dirigentas vecinales de Talca, la delegación de Lota, el Alcalde de Talcahuano y su Concejo Municipal que estuvieron presentes en la sesión.
Para reconstruir mejor debemos aprender de la experiencia de Armenia, ciudad colombiana que en 1999 fue azotada por un terremoto que provocó una catástrofe humana y material de grandes proporciones. El proceso de reconstrucción fue tan exitoso que en octubre del 2000 la ONU le otorgó el Premio Sasakawa a la Reducción de Desastres. Entre otras, las claves del éxito estuvieron en la participación ciudadana, en que el proceso y la toma de decisiones se hizo en el territorio mismo, con una autoridad con competencias y atribuciones, reforzando los gobiernos locales, y con un fondo ad hoc para la reconstrucción.
Entonces sí es posible reconstruir mejor las regiones afectadas por el pasado terremoto y maremoto, y hacerlo de manera sustentable y equitativa, siempre y cuando el motor de la reconstrucción sea la sociedad civil organizada que cuente con apoyo del Estado; eso legitima el proceso. El otro modelo es gerencial, opaco, concentra el poder económico y político y profundiza las desigualdades; es Built Back Better.
Por Patricia Boyco Chioino
Observatorio de Género y Equidad
SUR Corporación de Estudios Sociales y Educación