Entre los expositores, destacan el Dr. Jesús Contreras, académico de la Universidad de Barcelona y miembro del Observatorio de la Alimentación-ODELA, y la Dra. Sonia Montecino, Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales 2013.
Desde distintas perspectivas, las Jornadas sobre Alimentación y Cultura: Comidas locales y paradigmas globales abordarán la globalización alimentaria y la materialización de esa tendencia a nivel local. La actividad se realizará el lunes 21 y martes 22 de septiembre a las 09.30 horas en el Auditorio Pedro Ortiz de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile (Av. Ignacio Carrera Pinto 1045, Ñuñoa).
Las distintas mesas tratarán el consumo en un sentido amplio para comprender el papel que juega la alimentación y la relevancia que ha cobrado la diferenciación en el marketing alimentario. Luego, se analizará la alimentación en tanto derecho, para discutir en torno a los paradigmas de la seguridad y la soberanía alimentaria.
La Dra. Isabel Aguilera, investigadora postdoctoral del Centro Interdisciplinario de Estudios de Género (CIEG) de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile dijo que la relación entre los cuerpos, los géneros y la alimentación se abordará en una mesa específica orientada a analizar críticamente los estándares corporales y el concepto de alimentación saludable y que se reflexionará sobre la emergencia del patrimonio como respuesta a la homogeneización de los repertorios alimentarios a nivel mundial y, al mismo tiempo, como mecanismo que aporta a la diferenciación de los productos de cara al mercado.
Siempre ha existido la preocupación por la alimentación. Determinar qué es comestible y qué no lo es, cómo debemos cocinar determinados animales y plantas o cuál es la manera socialmente más adecuada de comer son materias que todos los grupos han debido resolver.
Hasta la actualidad, según Aguilera, “distintos grupos organizan sus modos de comer y proveerse de alimentos de manera diferente, aun cuando podemos sostener teórica y empíricamente que una parte de la población mundial comparte un mismo tiempo: aquel que Fischler (1995) denomina modernidad alimentaria”. Por lo que hay tanto cambios como continuidades en el consumo y significación de los alimentos.