Por los crímenes contra la Humanidad condenan a 25 años de cárcel a Reynaldo Bignone, el último dictador argentino. Fue responsable del secuestro de 56 opositores entre 1976 a 1978. Otros cinco militares fueron condenados a penas de entre 17 y 25 años. Deberán cumplir la condena en una cárcel común, no en arresto domiciliario.
El último dictador militar de Argentina, general Reynaldo Benito Bignone (1982-1983), de 82 años, ha sido condenado este martes a una pena de 25 años de prisión por los crímenes contra la Humanidad perpetrados en Campo de Mayo, la mayor guarnición castrense del país. Otros cinco militares fueron condenados a penas de entre 17 y 25 años de encierro.
El Tribunal Oral Federal 1 de San Martín, una localidad del cinturón urbano de Buenos Aires, dictó ese fallo en la audiencia final del juicio que se desarrolló en los últimos cinco meses, con la participación de 200 testigos que desfilaron frente al estrado.
A Bignone lo condenaron por hechos anteriores a su desempeño como dictador. Se trata del secuestro de 56 guerrilleros y opositores políticos de 1976 a 1978. Durante esa época él era subjefe del Comando de Institutos Militares, con sede en Campo de Mayo, donde funcionaron los campos de concentración ‘El campito’ y ‘La casita’.
Allí torturaban a los prisioneros y eliminaban a la mayoría mediante los tétricos ‘vuelos de la muerte’, es decir, arrojándolos vivos al mar desde aviones castrenses.
Después de la derrota de Argentina contra Reino Unido en la Guerra de las Malvinas por la posesión de ese archipiélago austral, la dictadura inició su retirada del poder político que había usurpado en 1976. El 2 de junio de 1982 colocó al frente del régimen a Bignone, un uniformado vinculado a la Iglesia católica y que condujo la retirada de la dictadura. El 10 de diciembre de 1983 entregó la banda presidencial al mandatario democráticamente electo Raúl Alfonsín (1983-1989).
Al pronunciar su último alegato defensivo antes del veredicto, Bignone quiso justificarse argumentando que en la década de los 70 hubo una «guerra irregular» en la cual las fuerzas armadas «tuvieron que intervenir en la lucha para derrocar al terrorismo».
De todos modos, el tribunal lo condenó por los delitos de «privación ilegítima de la libertad», «tormentos», «robo agravado por uso de arma», y «allanamiento ilegal».
Por los mismos delitos fueron castigados los ex generales Fernando Ezequiel Verplaetsen, de 84 años de edad, ex jefe de inteligencia de Campo de Mayo; Santiago Omar Riveros, 83, ex comandante de Institutos Militares; Eugenio Guañabens Perelló, 83, ex director de la Escuela General Lemos y nacido en Barcelona; Carlos Alberto Tepedino, 82, jefe del batallón 601 de Inteligencia, y Jorge Osvaldo García, 80, ex director de la Escuela de Infantería.
Este no es el único juicio por la ‘guerra sucia’ que debe afrontar Bignone. También está citado en otros dos procesos: por el secuestro y desaparición de médicos y enfermeros en el hospital Posadas, y por el de dos soldados conscriptos cuando dirigía el Colegio Militar.
Por este último hecho, en marzo de 2004 el entonces presidente Néstor Kirchner, en su calidad de comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, ordenó retirar su foto entre las de los ex directores de aquella escuela de uniformados.
Bignone y sus compinches, aunque son octogenarios, deberán cumplir la condena en una cárcel común. El tribunal les revocó el privilegio de la detención domiciliaria, que venían cumpliendo en la etapa de instrucción. Ahora marcharán a algunas de las prisiones del servicio penitenciario.
En la dictadura argentina de 1976 a 1983 hubo 7.954 secuestrados y desaparecidos durante la ‘guerra sucia’, según cifras oficiales documentadas, aunque los organismos defensores de los Derechos Humanos elevan el número a 30.000 víctimas.
Según contaron supervivientes a ELMUNDO.es, el número de 30.000 desaparecidos fue estimado a ojo, durante una conferencia de prensa en Roma en los años 70, por Mario Eduardo Firmenich, entonces líder de la guerrilla de origen peronista ‘Montoneros’ -ya desaparecida- para sensibilizar a la opinión pública de Europa.
Muchos de los desaparecidos fueron arrojados vivos a las aguas del Río de la Plata y el Atlántico desde los tétricos vuelos de la muerte, por lo que sus restos son irrecuperables. Las fuerzas armadas cumplen un pacto de silencio respecto al paradero de los demás cuerpos.
Hasta ahora, la Justicia argentina ha condenado a casi 60 ex represores de la dictadura y mantiene procesados a otros 588, a la espera de juicio oral, según un estudio hecho por la Unidad Fiscal de Coordinación del Ministerio Público.
Por Juan Ignacio Irigaray | Buenos Aires
Fuente: www.elmundo.es
Fotografía: Reynaldo Bignone, escoltado por un policía/ Reuters