Luján es una ciudad ubicada a 75 km. al oeste de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Cuenta con 102.050. No es la Capital Federal, no obstante, tampoco es un pueblo. Es la última metrópoli del conurbano, antes de que comience a disgregarse el entramado citadino y aparezca el campo, presente en Luján ya por muchos indicios. ¿Cómo ven las posibilidades de desarrollo profesional los protagonistas locales?
Entrevistamos a seis artistas lujanenses que viven fuera de Luján, seis artistas profesionales, con trayectorias recorridas: a Laura Cordoba (artista visual), a Nahuel Lobos (músico), a Andrés Passeri (actor y director de teatro), a Federico Ponce (actor y director de teatro), a María Luján Trípoli (arquitecta) y a Pablo Yotich (cineasta).
Las conclusiones son las previsibles: todavía falta mucho para que el necesario respaldo civil y estatal estimule a los jóvenes a quedarse en su ciudad natal, que pronto se encuentran en la dicotomía de resignar profesión por terruño, o mudarse a Buenos Aires Capital. La decisión es difícil, sobre todo, cuando se cuenta con talento y ambición.
Como se sabe, mal que bien, el eje de este país autoproclamado federal sigue siendo Buenos Aires. Ni qué decir cuando de mercado cultural se habla. Recientemente, se llevó a cabo en el Centro Cultural Kirchner un encuentro (MICA) entre representantes gubernamentales y sectores productivos de aquel mercado, ya sean grandes o pequeñas empresas. El objetivo era debatir y definir una política nacional que tendiese a hacer crecer la inclusión que propone el Gobierno Nacional, en términos culturales. En la cartera de problemáticas a tratar, estaba la necesidad de descentralizar la cultura en el territorio argentino. ¿Más retórica?
En este marco, vale decir que los artistas entrevistados se fueron de Luján, su ciudad natal, para poder desarrollar su labor profesional. Como suele decirse, nadie es profeta en su tierra.
Los resultados
Federico Ponce alterna entre Buenos Aires y Luján. En la primera ciudad, se forma y desarrolla su profesión escénica; en la segunda, trabaja como docente. De los seis, es el único que continúa viviendo, en parte, en Luján. El resto, vive de modo permanente en Buenos Aires. Todos subsisten con lo que les brinda la profesión que eligieron. En la mayoría de los casos, también recurren a la docencia, y hacen trabajos más o menos informales, tipo freelance.
En general, están de acuerdo en que vivir del arte no es el camino más sencillo, pero también son conscientes de que, como en cualquier profesión, importa —y mucho— el talento personal. El camino se hace al andar.
Sin embargo, más allá de las diferencias de puntos de vista, todos coincidieron en que las posibilidades de desarrollo en la Capital Federal son muy superiores que las que ofrece Luján, a pesar de que aquí la competencia es notoriamente menor. En el oeste existen tres grandes obstáculos, a saber: el reconocimiento, el perfeccionamiento y el dinero.
Después, está el hecho insoslayable de ser esa una ciudad, como posiblemente sucede en la mayoría de las ciudades del interior argentino, en donde todavía no existe una política cultural sólida, constante y cohesiva. Por lo tanto, gran parte de las ideas artísticas quedan en potencia, en lo que hubiera podido ser si… si existiera un circuito, un público, espacios, subsidios, promociones, en suma, respaldo civil y estatal.
Entre la serie de preguntas que le hicimos a cada artista, incluimos esta: «¿Qué opinás sobre las posibilidades de desarrollo laboral en Luján en lo que respecta a tu profesión». Ahora, para ser justos y no filtrar nuestra opinión personal, dejamos que hablen ellos. Citamos lo que cada uno respondió ante esta pregunta.
Laura Cordoba (artista visual): —El camino no tiene un final visible, la capacidad creadora no tiene límites. El desarrollo profesional de los artistas en Luján es bueno, pero también limitado, y no creo que esto radique total y únicamente en los artistas, docentes e instituciones: también tiene que ver con una cuestión cultural que va más allá y se involucra con los intereses del vecino, del habitante de la ciudad. En ciudades más grandes, como Capital Federal, las posibilidades de desarrollo son otras, no solo porque haya más oferta para capacitarse y crecer, también hay público con avidez de consumirlas y de ofrecerlas luego como producto cultural. Establecerse en estos puntos neurálgicos es estratégico. En Capital, compartís espacios de estudio y trabajo con jóvenes-adultos de todo el país, de Latinoamérica y del mundo. Sucede, además, otra cosa muy interesante: crecen las posibilidades de desarrollo al igual que la competencia. El ritmo es acelerado y la exigencia te lleva a ir siempre en búsqueda de la excelencia y el diferencial. Algunos lo ven como una jungla competitiva, pero yo veo una ciudad que desborda de talentos y creatividad. Para mi es apasionante y motivador
Nahuel Lobos (músico): —Por un lado, yo confío profundamente, en principio, en que las posibilidades del desarrollo de un ser humano (en su profesión) radica, al fin y al cabo, en uno mismo, sea cual fuere su contexto, así que lejos de excusas, uno provoca las condiciones para su desarrollo profesional. Por otro lado, veo que la actividad cultural en Luján, sin ninguna duda, podría ser mayor, estar más fomentada y ser más difundida, lo que va de suyo, sería de gran provecho cultural y laboral para todos, y provocaría que valoremos más el arte allí y a sus actores, que son muchos y muy valiosos.
Las posibilidades de desarrollo existen, pero son escasas, si lo vemos desde una óptica sincera, sobre todo, defendiendo lo que en verdad nos merecemos. Y las actividades que hay no están difundidas como tendrían que estarlo. Ni tampoco está abierto el juego del arte a todos. Y todos nos merecemos el arte, porque es un canal de expresión común, por eso hay que permitir a todos el acceso y el desarrollo del mismo en cada uno y para todos.
Por sobre todas las cosas, creo que hay poco fomento e información. Aún no tomamos conciencia de cómo opera y el papel fundamental que tiene el arte en nuestras vidas (o sí, y por eso tratan de privárnoslo).
Andrés Passeri (actor / director): — Creo que uno puede desarrollar lo que le gusta donde sea, acá, en Ushuaia o en la luna. Obviamente, hay lugares más propicios que otros, todo depende de lo que uno busque. Si uno va en busca del dinero, quizás con el arte sea un poco más difícil, pero no lo veo imposible. Yo creo en el ingenio, el trabajo y las ganas. Si uno es feliz pintando, tiene que pintar entonces y buscar la manera de ganarse la vida pintando. Lo mismo con el teatro, la música y lo que sea que te haga feliz.
Mis dos hermanas mujeres también son actrices, una de ellas, Vana, vive en Luján, es docente de teatro, genera sus espectáculos y vive de esto hace años al igual que mis amigos del Grupo C-So. Quizás suene naif esto de «seguir los sueños», pero yo creo que animarse a vivir del arte conlleva una gran valentía.
Federico Ponce (actor / director): —Hice varias producciones en Luján. Todos fueron proyectos sumamente complejos desde lo estético, autogestivos e independientes. Ante la ausencia del rubro producción, somos nosotros, los propios artistas los que financiamos nuestros proyectos. Vivir del teatro independiente es complejo. Todos mis proyectos fueron gestados desde el deseo de poner en práctica y compartir lo aprendido (en su momento, los hice junto al grupo de teatro al cual pertenecía). Siempre me interesó el intercambio artístico y mis proyectos de dirección fueron trabajados dentro de un marco de taller y supervisados por mi maestro Rubén Szuchmacher. Hacer teatro me hace bién, apuesto y apostaré a el.
María Luján Trípoli (arquitecta): —Creo que hay trabajo, sobre todo en lo respecta a estudios de arquitectos con un perfil residencial. Los puestos suelen ser de dibujantes, no tanto de proyectistas, así que los más interesantes pueden ser los casos que consiguen visitar y aprender del proceso de una obra en construcción.
Pablo Yotich (cineasta): —Con respecto a mi actividad, creo que no hay posibilidad alguna de desarrollo hoy en día, o las posibilidades son muy escasas. Lamentablemente, y en comparación con otras ciudades mucho menos atractivas para el rubro audiovisual, como así también para el teatro o la música, creo que no está explotada la ciudad. Entiendo también que es una decisión política no hacer hincapié en este desarrollo, ya que, personalmente, ofrecimos filmar en la ciudad, varias veces reunidos con el intendente, le propusimos llevar a cabo uno o dos proyectos solo por las ganas que me motiva poder hacer algo en Luján, o, de alguna manera, estar cerca de personas que quiero, resignando hasta cobrar para llegar a un buen puerto, pero nunca obtuvimos una respuesta favorable (debo reconocer que tampoco una negativa, sino, más bien, un desinterés). Pero no pierdo las esperanzas de, algún día, desarrollar un proyecto íntegro en la ciudad que creo que, con una buena gestión en cultura, puede ser un distrito audiovisual que de mucho que hablar.