Podría ser -un día de estos-,
un algo CIERTO el concepto DEMOCRACIA,
un algo de peso, con pies concretos
y más de dos brazos trabajadores
multiplicados por dedos en mano.
Un algo de pupilas claras
de visión multi-panorámica
y en millar de cabellos al viento,
receptores, por fuera y dentro,
de las ideas que emitan hombres y mujeres.
Podría ser que, llegado el momento,
ya no fuesen en uso los términos excluyentes
ni la desconfianza implícita
que empaña el concepto DISTINTO.
Distintos y muy diferentes –por cierto-,
se vieran así, los colores del arco iris:
este -ya sin trabas-, sería…
de una anchura vasta, de este a oeste,
con la gama absoluta del rango
entre negro y blanco, desde el norte al sur.
Podríamos -en este caso-,
revertir la incomprensión de nuestros oídos
y aceptar, escuchar, e interpretar
todas las lenguas distintas,
la perspectiva distante del vecino,
la sugerencia del extranjero.
Fuéramos así capaces
de distinguir distintos ritmos
y no avergonzarnos, ¡para nada!
de no saber bailarlos todos:
Y es que aquél que no sepamos…
ya lo sabrá nuestro hermano.
Podríamos, y ya en serio ,
soñar en compartir una mesa,
tal vez, una tal cual como esta
en donde la palabra sea servida
en cristales de honor a las personas,
como un aporte, una caricia,
un presente colectivo,
otro eslabón progresivo
en la cadena viva de conciencia
de cada CIERTA y PLENA COMUNIDAD.
Amanda Espejo
Grupo La Mancha
Quilicura, Santiago.