Las plantas nucleares generan residuos o desechos tóxicos que son altamente peligrosos para la población y que generalmente se depositan en lugares estratégicos donde supuestamente no van a dañar el medio ambiente ni deteriorar la salud de la gente.
Es conveniente preocuparse del tema, informarse adecuadamente, leer e investigar sobre estos asuntos dado el inminente desastre ecológico que dichas emanaciones pueden provocar en el futuro del planeta y también por el peligro que ello significa para la vida.
Estamos preocupados aún por las funestas consecuencias que han dejado en algunos países los desastres habidos en centrales atómicas, acontecimientos que hemos lamentado en su momento y pese a ello seguimos insensibles ante las supuestas desgracias humanas que puedan producirse en un futuro incierto.
Cerca de la Décima Región, al otro lado de la cordillera, en un villorrio apacible donde vive gente humilde y trabajadora, allí se construyó un basurero nuclear para depositar los desechos radiactivos, combustible nuclear quemado, residuos de la minería, molienda y purificación de uranio.
Todos estos elementos conforman el conjunto de la basura nuclear, una grave amenaza para la población actual y para las generaciones futuras que deben heredar esta permanente fuente de emisión radiactiva que produce cáncer en el ser humano, leucemias y malformaciones genéticas.
Este basurero nuclear argentino está ubicado en la localidad de Gastre y fue proyectado para que entrara en funcionamiento entre los años 2010 a 2015 a total capacidad, pero la presión internacional fue más poderosa que las intenciones políticas del momento y el proyecto fue suspendido.
Esta intención tecnológica destructiva tuvo como consecuencia la reacción lógica de toda la comunidad que no fue consultada para idear esta aberración ecológica y organizaciones sociales patrocinaron reuniones internacionales, exigiendo a las autoridades el desistimiento de tal idea y haciendo valer sus derechos como ciudadanos se organizaron en provincias, regiones y barrios para impedir el paso de elementos radiactivos por sus calles.
Dirigentes de la Fundación Patagonia Natural Argentina dudan de esta pasividad aparente y han manifestado públicamente su preocupación al informarse de ingresos nocturnos de vehículos con residuos nucleares en el mencionado sector patagónico. Si estas aseveraciones tienen algo de veracidad, el futuro se presenta incierto y preocupante tanto para los directamente afectados como también para nosotros que somos sus vecinos.
Es tan sensible el tema nuclear, que se convirtió en centro de debate en la cumbre recientemente realizada en Washington con asistencia de 47 mandatarios mundiales, en la cual todos estuvieron dispuestos a cooperar en cerrar algunos reactores nucleares y permitir las inspecciones internacionales.
Por Hugo Pérez White
El Ciudadano