Hablar del aborto sin dudas es una cuestión difícil, debemos abordar el tema con una mirada integral y tolerante de las diferentes opiniones pero sin olvidar que vivimos en un Estado democrático donde el respeto y cumplimiento de los Derechos Humanos, específicamente los Derechos de las Mujeres todavía son una asignatura pendiente.
Es por ello que debemos comprender la problemática del aborto como una problemática social, económica, cultural y política y por lo tanto colocar este tema en la agenda pública y política, en un nivel importante de discusión y decisiones que visibilicen las violencias producto de esta problemática, debemos ser serias/os: el aborto inseguro e ilegal viene causando miles muertes y enfermedades a muchas mujeres en nuestro país.
Para que podamos avanzar en una sociedad justa donde los derechos sean respetados, el Estado tiene el deber de garantizar a toda la ciudadanía condiciones de vida digna, independientemente de creencias religiosas y morales particulares o visiones políticas, donde se respeten las diferencias y el derecho a elegir de cada persona. No sólo nos perece autoritario pretender imponer valores morales o religiosos sugiriendo que “no se altere el Orden Natural de la Vida Humana” negando con estos argumentos el cumplimiento de los derechos consagrados en la Constitución como en el caso de los Abortos no Punibles (contemplados en el art. 86, inciso 1°
y 2° del Código Penal) sino que nos preocupa y alarma esta postura que nos lleva a la Edad Media, ya que el papel del Estado y de aquellas/os que lo representan, es el de someterse a las normas de derecho, no a las normas divinas, ni a complacencias afectivas o emocionales, o a valoraciones morales parciales.
Haciendo un poco de historia recordemos que ya en el siglo V, San Agustín expresaba el punto de vista general de que el aborto temprano requería penitencia sólo como pecado sexual. Ocho siglos después, Santo Tomas de Aquino estaba de acuerdo, expresando que el aborto no era un homicidio a menos que el feto tuviera ya «un alma», lo que él pensaba que ocurría mucho después de la concepción. La iglesia Católica también enseña oficialmente que la conciencia del individuo es suprema; por esto, si luego de examinar profundamente una situación de embarazo producto de una violación, la mujer víctima decide que el acto de interrumpir el embarazo no deseado es lo mejor para ella, no comete un “pecado”.
Esta cronología resumida no hace justicia a las múltiples variaciones del pensamiento teológico a través de los siglos. Puede, sin embargo, colocar el tema en debate dentro y fuera de la iglesia Católica y sin dudas las visiones religiosas son diversas, pero lo importante es remarcar que si bien debemos respetar los valores de cada persona, cuando hablamos de aborto lo hacemos como un problema de salud y donde la ética, la religión y la moral le corresponde a cada mujer.
En relación a la situación del aborto en la Argentina, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas recomendó: “legislar sobre el aborto para ayudar a las mujeres a evitar embarazos no deseados y las prácticas quirúrgicas clandestinas. El Comité es el organismo de control del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y exhortó a la Argentina a modificar su legislación de forma que la misma ayude efectivamente a las mujeres y que éstas no tengan que recurrir a abortos clandestinos que podrían poner en peligro sus vidas. El organismo expresó «su preocupación por la legislación restrictiva del aborto contenida en el artículo 86 del Código Penal», que sostiene que «el aborto… no es punible si se ha hecho con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios» o si «el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente».
Asumiendo la realidad de que los abortos existen, se practican y se van a seguir practicando, lo que se debe hacer es enfrentar el problema de forma integral y dejando de lado las críticas improductivas. En ese sentido apoyamos el Proyecto de Ley que plantea la interrupción voluntaria del embarazo” este proyecto fue presentado por Diputados/as de múltiples bloques. La iniciativa ya había sido presentada hacía dos años y fue elaborada por la Campaña Nacional del Derecho al Aborto.
El eje del proyecto de ley plantea que «toda mujer tiene derecho a decidir la interrupción voluntaria del embarazo durante las primeras doce semanas del proceso gestacional», y fuera de este plazo en los casos «de una violación» o «si estuviera en riesgo la salud y la vida de la mujer» o «si existieran malformaciones fetales graves».
Asimismo el proyecto hace hincapié en que «los servicios de salud del sistema público garantizarán el acceso gratuito» al aborto, al igual que los sistemas «de la seguridad social de salud y de los sistemas privados».
La violencia que vemos es producto de una realidad social basada en la agudización de la pobreza, las injusticias, la discriminación, sustentándose en relaciones de poder donde la cultura machista fragmenta desde diversas formas la participación real de las mujeres en la toma de decisiones, el poder expresarse libremente y sobre todo tener la posibilidad de elegir .
Consideramos que la maternidad no debe ser un hecho impuesto, la maternidad debe ser un hecho amoroso, lleno de ternura.
Muchas mujeres se practican abortos en nuestra provincia y sólo las más humildes pierden su vida por ello… lamentablemente sólo las mujeres que poseen medios económicos logran acceder a abortos clandestinos en condiciones de higiene y salubridad, en cambio las demás pobres deben someterse a abortos que en su mayoría son seguidos por la muerte. Como sociedad debemos asumir el debate sin hipocresías. El aborto es una realidad que no puede ocultarse más.
Por Nancy Sotelo
Movimiento de Mujeres “Juana Azurduy«- Chaco