Luces y sombras de las fuerzas de paz de la ONU

Creados en 1948 por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para intervenir pacíficamente en el conflicto entre Egipto e Israel, esta misión de paz ha estado presente en todas las contenciones internacionales desde entonces aportando “soluciones amistosas” y supervisando que se cumplan los tratados

Luces y sombras de las fuerzas de paz de la ONU

Autor: Wari

Creados en 1948 por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para intervenir pacíficamente en el conflicto entre Egipto e Israel, esta misión de paz ha estado presente en todas las contenciones internacionales desde entonces aportando “soluciones amistosas” y supervisando que se cumplan los tratados. Sin embargo, no han estado ajenos a negligencias y violaciones a los derechos humanos, cuyos efectivos han sido acusados y sentenciados.

Popularmente conocidos como “cascos azules” estos cuerpos militares están integrados por ejércitos de todos los países miembros de Naciones Unidas, quienes crean una fuerza multinacional que acude a todos los conflictos beligerantes para supervisar el alto al fuego, el desarme e inmovilización de los combatientes, la protección de la población civil, apoyo a la fuerza policial local y extracción de minas antipersonales.

La primera misión de paz fue en 1956 en la Crisis del Canal de Suez o más conocida como Guerra de Sinaí donde se enfrentaron los ejércitos franceses, ingleses e israelíes contra Egipto.  Aquí por mandato especial de la Asamblea General de la ONU se autorizó la entrada de una fuerza militar pacífica y a su vez, se decretó la resolución “Unidos por la Paz” que llamaba al fin de las hostilidades entre las naciones por el control del canal.  El batallón de los cascos azules llegó con 6 mil soldados procedentes de 10 estados que se desplegaron en tres puntos cruciales para controlar lo estipulado por la Asamblea.

Desde entonces, permanentemente en Medio Oriente hay presencia de los cascos azules dados los constantes conflictos que estallan en esta zona.  Otros puntos de beligerancia donde han actuado son en El Líbano en 1978, Chipre en 1964, Mozambique en 1964, Somalia en 1991, Bosnia en 1992, Afganistán 2001, Haití en 2004, entre otros.

LAS SOMBRAS DE SUS ACCIONES

Pese a todo el despliegue que efectúan en el mundo en pos de conciliar la paz, los ejércitos de la ONU no han estado fuera de la polémica y concretamente, vinculados a graves casos de violaciones a los derechos humanos y abuso de la fuerza contra civiles.

Uno de los casos más emblemáticos fue lo ocurrido en el Congo en 2005, cuando 19 cascos azules fueron acusados y procesados por tener sexo con menores de edad a cambio de dinero.

Tras una investigación realizada por la Oficina de Supervisión de Servicios de la ONU, determinó que soldados habían sobornado y violado a algunas mujeres y niñas en la localidad de Bunia.

El caso estalló cuando el Consejo de Seguridad de la ONU vivía uno de sus momento más tensos por la incorporación de Venezuela a su círculo de hierro que dividió a los miembros en dos bandos.

Las pruebas y los testimonios de las víctimas lograron que los soldados fueran procesados en sus países de origen a más de 30 años de presidio.

Por otra parte, también existen muchas críticas a nivel internacional por el actuar de los cascos azules, ya que en varias ocasiones han tenido un rol muy pasivo frente al ataque de las fuerzas de países poderosos, como en el caso de Bosnia, Bangladesh e inclusive en Irak.

Últimamente, en Haití también fueron acusados de reprimir con balas de goma y gas lacrimógeno las protestas populares en reclamo de la mala distribución de la comida y ayuda internacional que llegaba desde el extranjero.

EL CASO DE RUANDA

En 1994 cuando el conflicto en Ruanda alcanzaba su punto máximo de tensión y la matanza se hacía cada vez más masiva en la población tutsis, los ejércitos de paz al cabo de un año en el país emprendieron retirada.

Luego del asesinato de diez cascos azules belgas a manos de la guardia presidencial, las tropas de la ONU recorrieron el país por aire y tierra buscando a los blancos para expatriarlos, dejando a la población ruandés desprotegida ante el macabro plan de las autoridades de exterminar a la tribu tutsi.

La Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Rwanda (Unamir), componente principal de la presencia de las Naciones Unidas en ese país, era una operación tradicional y consensual de mantenimiento de la paz cuyo mandato no comprendía la capacidad de prevenir un genocidio.

La misión era más pequeña de lo que se había recomendado inicialmente, había tardado en prepararse y carecía de tropas debidamente adiestradas y de los pertrechos adecuados.

Sin embargo, la comunidad internacional vio como, tras la retirada de las tropas de paz, el pueblo ruandés era exterminado sin hacer mayor acción que la ya emprendida.

Una vez terminado el conflicto, el Consejo de Seguridad, en noviembre de 1994, creó el Tribunal para Rwanda, con sede en Arusha (República Unida de Tanzanía), para que enjuiciara a los presuntos responsables de genocidio y otras violaciones graves del derecho internacional humanitario cometidas en el territorio de Rwanda entre el 1° de enero de 1994 y el 31 de diciembre de 1994. Sin embargo, no se hizo ninguna alusión a la negligencia de las tropas de los cascos azules y a la inoperancia con que actuó al dejar a la población desprotegida.

Actualmente las misiones de paz de la ONU están desplegadas en diversos puntos del planeta abogando por soluciones pacíficas a los conflictos, sin embargo la estela de abusos e inoperancias seguirá cubriendo sus obras humanitarias.

Por Claudia Pedreros

El Ciudadano


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