«Quizás se puede abrir el debate de un modo serio, generoso, amplio y se escuche a los indígenas y a los campesinos pero en un escenario grande, porque los temas que plantean: identidad, cosmovisión, soberanía alimentaria, defensa de la tierra, acceso al agua, seguridad jurídica de los territorios, tienen que entrar en la agenda pública del país. Mañana será tarde.», sostiene Alba Silva para la Agencia Paco Urondo.
“Una discusión posible es si la lucha de Félix Díaz, el qarashé qom que junto a referentes de otros pueblos (pilagá, wichí y nivaclé) acampa en la 9 de Julio y Avenida de Mayo, aporta a la cuestión indígena en la Argentina. Hay quienes piensan que no, que es una suerte de puntero o idiota útil cuya protesta sirve a intereses políticos ocultos antipopulares. O que está guiado por un mesianismo ególatra indescifrable. Su persistente pedido de reunión con la presidenta de la Argentina molesta, y mucho, a algunos kirchneristas y su visibilidad parece irritar todavía más. Eso también es parte de la necesaria discusión”, describe Silva.
Sobre las culturas tradicionales de estos pueblos, sostiene:“Los saberes de los indígenas están ahí pero es posible que estemos llegando tarde, perdiendo el tren y que, por ejemplo, simplemente no haya más iguanas para curar a nadie porque el desmonte las liquidó”. Luego, agrega sobre las complejas situaciones económicas y sociales que atraviesan: “Además todo el mundo sabe que la feroz transformación económica de los territorios es uno de los principales motivos de la desnutrición y la muerte en el chaco profundo donde los intereses empresarios arrasan con todo pero no de ahora, desde siempre”