Tras el anuncio realizado esta mañana en La Moneda por la Presidenta Michelle Bachelet, en el sentido de ir en ayuda de los damnificados del sismo del miércoles 16, mediante sendos bonos de 500 mil y de un millón de pesos para los damnificados, financiados a través de reasignaciones presupuestarias y de fondos previstos para catástrofes, han comenzado a oírse voces desde la oposición destinadas a ‘relajar’ el presupuesto 2016, según manifestó el senador Hernán Larraín.
“Es una oportunidad para sincerar la ley de presupuesto. Por ello le pedimos al Gobierno que la próxima ley incluya con claridad el apoyo que Chile le va a dar en forma solidaria a sus hermanos que han sufrido las consecuencias de distintas calamidades”.
Larraín agregó que “los temas ideológicos, los proyectos que generan incertidumbre e inestabilidad deben ser postergados, no son lo que los chilenos quieren, los chilenos quieren realismo y soluciones para resolver sus problemas”.
Si bien es cierto que el parlamentario gremialista se mostró partidario de ayudar a los ‘hermanos del Norte’, no perdió la oportunidad para mandar un mensaje al Gobierno, en términos de dejar de lado la ‘ideología’ de las reformas, evidenciando con ello el permanente rechazo de su sector hacia las iniciativas reformistas.
Las declaraciones del presidente de la UDI surgen en el contexto de la reflotación del sistema de bonos implementado desde la primera administración Bachelet; no solo eso, tras estas dos acciones se percibe la vuelta de la política de los acuerdos entre oficialismo y oposición.
En este sentido, se vislumbra un escenario en el que los dos grandes bloques (Nueva Mayoría y Alianza) jalonen el mantel hacia su respectivo lado, sin provocar derrames ni quebrazones de platos sobre la mesa, o mejor dicho, apostar a la reinstalación del statu quo. En definitiva, una vez utilizados los fondos para emergencias, Bachelet necesitará el apoyo de la derecha para retomar su política asistencialista, en tanto, la oposición pondrá sus condiciones, toda vez que la pelota caerá en su lado. Algo así como, ‘quieres, puedes, depende de ti’. Luz verde para los bonos de Bachelet y luz roja para las reformas.
Una moneda de cambio que el Gobierno tendría que aceptar con la boca chueca y que sus adversarios podrían capitalizar en favor de recuperar la confianza de su electorado. Hay, en todo caso, más que un manejo político serio de la oposición, un claro aprovechamiento del río revuelto que dejó el terremoto, o como diría el Chapulín, ‘que no panda el cúnico’.