El Parlamento húngaro aprobó una ley que autoriza al gobierno a desplegar al Ejército para reprimir a los miles de inmigrantes que buscan asilo en el país.
De acuerdo con la ley, al Ejército se le permitiría utilizar balas de goma, dispositivos pirotécnicos, granadas de gas lacrimógeno o pistolas lanza-redes, informó el sitio web del Parlamento húngaro.
La ley fue aprobada con 151 votos a favor, de un total de 199 miembros del Parlamento, con 12 en contra y 27 abstenciones.
El partido derechista gobernante del primer ministro Viktor Orban fue apoyado en la votación por el partido nacionalista radical Jobbik, que previamente solicitó medidas aún más duras. El pasado sábado, Hungría terminó la construcción de una valla de 41 kilómetros en su frontera con Croacia, que es la fuente del flujo de inmigrantes.
Europa se ha enfrentado a una crisis que se ha venido empeorando desde la primavera. Cientos de miles de personas de Siria, Irak y Afganistán han huido de sus países debido a las agresiones imperialistas impulsadas por Estados Unidos y Europa, junto a algunas monarquías absolutistas árabes.
Los migrantes y los refugiados están utilizando países de Europa oriental, como Hungría, Serbia y Croacia, como rutas de tránsito hacia Alemania, donde las autoridades locales tienen graves problemas para procesar la avalancha de personas.
En total, más de 300.000 solicitantes de asilo han cruzado el mar Mediterráneo desde el comienzo del año, según datos de la ONU, cuyos cálculos auguran que esa cifra puede aumentar a más de 850.000 personas en 2016.
Este domingo, Hungría envió vehículos blindados a la frontera con Croacia en medio de las crecientes tensiones entre ambos países en plena crisis de los refugiados. Un convoy de tanques y vehículos blindados que transportan a centenares de soldados se dirigió a la frontera meridional de Hungría.
El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ordenó el avance de las operaciones militares como respuesta a las actividades de las autoridades de Croacia, que continúan enviando autobuses con refugiados a sus fronteras.
Unas 3.000 personas llegaron el viernes a Hungría, lo que llevó a los líderes de este país a acusar a Croacia de cometer “una violación grave del derecho internacional”.