Pensé que estarías junto a mí por siempre, pero cada día nos vamos alejando más.
Perder a un amigo nunca es fácil. No solo perder su vida, sino que se vayan de nuestro lado. A veces pasa de manera natural, en otras ocasiones las diferencias generan un abismo entre ustedes, o hay discusiones. Sea como sea, en algún minuto la nostalgia llega a ti, más cuando has estado junto a esa persona durante años. Hoy piensas en ello y dices, ‘¿Qué nos pasó?’.
Tiziana Palermo.
Pero ya está, ya pasó. Y aunque fue duro, mi carácter y yo aprendimos mucho de esta experiencia, que aún a veces me hace mirar para atrás, y pensar si quiero recuperar aquella amistad.
1. Nadie puede elegir todas sus batallas
No sabemos con qué cosas nos encontraremos en el camino, por más fieles que prediquemos que vamos a ser. Hay cosas que se nos presentarán y pueden ser un poco más complicadas de ceder que otras, y aunque te enfrentes a alguien que adoras, está bien defender tu posición si es algo de principios. Lo difícil es saber si después de estas luchas, seguiremos junto a aquellas personas o no. A veces, es un riesgo que tenemos que tomar.
Pocahontes.
2. La gente cambia y eso no se puede evitar
Es inevitable que tanto tú como otros cambien. Es parte de nuestra vida, de nuestro rol como seres humanos. No podemos evitar que queramos cambiar de manera natural, o los otros, para que las cosas se mantengan siempre como te gustan. La comodidad nunca es eterna, la vida quiere desordenarnos constantemente. Y creo que hay que aceptar cada cosa en su momento.
3. Nunca des por sentado a quien amas
Por más confianza y seguridad que tengas con alguien que aprecias, nunca deberías dejar de comunicarte, saber si necesitan tu ayuda, y no te excuses con “darles espacio” si realmente es una manera de decir que no quieres más. No pases a llevar a una pareja, ni a un amigo, pues siempre es bueno agradecerles y que sepan lo importante que son. Al dejar pasar esto, muchas veces se desarman grandes amistades.
killmetheking.
4. Más empatía y menos egoísmo
Muchas veces terminamos bellas relaciones solo por orgullo de no querer dar el brazo a torcer, no mostrar nuestra preocupación, no hablar de lo vulnerables que somos. Y eso está mal. Sí, nos expone a humillaciones y a penas y muchas más cosas. Pero creo que vale mil veces más arriesgarse y dar el paso, que quedar con las palabras en borrador y dejar que las cosas pasen. En toda relación tenemos que dar un poco de nosotros, sin esperar nada a cambio.
via Batuza